martes, 7 de mayo de 2019

López Obrador y la fantasía del 4%

La meta de crecimiento económico de 4% fijada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es simplemente irrealizable si se mantienen las tendencias actuales de inversión privada en el país. Esa opinión es compartida por analistas de dos de las principales calificadoras en el mundo y economistas de Estados Unidos.

Sostienen que la disminución de inversión privada en un contexto de incertidumbre se suma a un panorama económico mundial menos favorable que en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Con base en esas tendencias, los analistas ven difícil que la administración de López Obrador logre romper el ciclo de magro crecimiento que la economía mexicana ha mantenido en el siglo XXI. Según ellos, todo apunta a una expansión económica promedio apenas superior al 2% anual.



“La preocupación real que tenemos es que la inversión del sector privado –y me refiero incluso a la mexicana y no a la inversión extranjera directa– ha caído significativamente en los meses recientes”, comenta a ­Proceso Joydeep Mukherji, analista para México de la calificadora Standard & Poor’s (S&P).

La duda es, dice, si esa baja en la inversión, incluyendo la del capital extranjero, será temporal o parte de una baja inyección de capital durante los próximos años en México.

Según el Plan Nacional de Desarrollo presentado la semana pasada por el presidente López Obrador, la economía de México crecerá 4% durante su gestión, y existe la posibilidad, dijo, de que incluso sea de 6%. 

Sin embargo, la desaceleración de 0.2% de la economía en el primer trimestre de este año en comparación con el periodo anterior sugiere que la maquinaria económica se mantiene prácticamente estancada. 

La previsión de S&P para la expansión de la economía de México en los siguientes años es de entre 2% y 3%. Ello se debe a que la tendencia a la baja de la inversión privada, profundizada a partir de la incertidumbre provocada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, rebautizado T-MEC) no ha logrado revertirse. 

“La economía mexicana crece por el consumo, la inversión y las exportaciones. Ahora incluso se basa mucho en que el consumo siga creciendo. Por otro lado, las exportaciones no se están moviendo más rápido que antes y la inversión es verdaderamente débil”, abunda Mukherji.

Proyección poco realista

La caída en la inversión, iniciada en el sexenio de Peña Nieto, se ha acentuado no sólo por la incertidumbre natural del cambio de gobierno, ni porque la nueva administración sea identificada con la izquierda, sino por decisiones concretas como la cancelación del aeropuerto de Texcoco o la acotación a la inversión privada en Pemex, insiste el entrevistado.

Charles Seville, analista para México de la calificadora Moody’s Ratings, cree que un crecimiento de 4% es poco realista si se consideran las actuales proyecciones. “Se necesitaría mucha más inversión que la que se registra actualmente, lo que no parece muy probable ahora mismo. Además, la inversión pública que pudiera hacer el gobierno (de López Obrador) tiene muchas limitaciones por las restricciones fiscales. Ese es el problema”, dice a Proceso. 

Subraya incluso que los grandes proyectos de infraestructura anunciados por López Obrador, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, serían demasiado pequeños como para significar un cambio en el desempeño de la inversión, incluso si concitara una amplia participación de capital privado. 

Además, para atraer capitales es necesario vencer el pesimismo de los inversionistas. 

Según una encuesta difundida el jueves 2 por el Banco de México, sólo 5% de los inversionistas considera que éste es un buen momento para invertir en México, mientras 16% aventura que el clima de negocios podrá mejorar en los siguientes seis meses.

Felipe Hernández, economista para América Latina de la firma de análisis Bloomberg Economics, sostiene que la retórica de López Obrador no ayuda crear un clima de confianza entre los inversionistas.

Mukherji señala que el modelo neoliberal –basado en las privatizaciones, el libre mercado para productos y servicios y una reducción en las responsabilidades del Estado– produjo un crecimiento que está por debajo del potencial de la economía mexicana. No obstante, advierte, México no puede darse el lujo de implementar un modelo diferente. 

El Plan Nacional de Desarrollo, que menciona la palabra “neoliberal” o sus variantes en 33 ocasiones, destaca que un elemento del triunfo de López Obrador fue el hartazgo respecto de ese modelo económico. 

“Los distintos sectores de la sociedad mexicana necesitan objetivos nacionales distintos que los instaurados por el neoliberalismo, una nueva ruta para alcanzarlos y un nuevo conjunto de reglas explícitas e implícitas de convivencia”, según el documento.

El analista de S&P destaca que México carece de empresas públicas capaces de impulsar el crecimiento económico nacional mediante inversiones o políticas de desarrollo; los bancos de desarrollo mexicanos son diminutos, y tampoco cuenta con instancias que pudieran apuntalar programas de crecimiento.

Las excepciones son Pemex y, en menor medida, la Comisión Federal de Electricidad, aunque ambas tienen una deuda significativa, lo que las convierte más en un lastre que en un impulso para la expansión económica de México. 

Ambas firmas paraestatales requieren de vigorosos planes de rescate para evitar que su colapso financiero contamine las arcas federales. 

La inversión privada en México supera casi en siete veces la inversión pública en promedio. Así, “simplemente viendo la economía mexicana es difícil visualizar cómo México puede crecer a tasas cercanas al 4% como quiere López Obrador, si no tienes respaldo de la actividad en el sector privado. Es la realidad, no es una cuestión ideológica”, puntualiza Mukherjit. 

Magro crecimiento 

La desaceleración en la tasa de la expansión de la economía de México en el primer trimestre del año se debió tanto a una contracción relativa en el sector industrial como en el de servicios, lo que podría significar que uno de los puntos más pujantes de la expansión económica del país, el consumo o gasto privado, comienza igualmente a perder dinamismo. 

Una baja en el gasto privado podría apuntar a que el entusiasmo de la gente provocado por la elección de López Obrador comienza también a disminuir. En su lugar, podría asentarse una mayor cautela, lo que limitaría el gasto y el crecimiento de la economía, sostiene Hernández. 

Y agrega: “Uno de los principales retos para el gobierno no sólo es mantener el ritmo de crecimiento que el gobierno tenía anteriormente, el cual ya era bastante débil, sino cumplir con las metas ambiciosas de López Obrador. En ese sentido, el informe preliminar del primer semestre es muy preocupante”. 

El experto de Bloomberg Economics asegura que la preocupación se deriva de que los dos motores recientes de la economía: el consumo y las exportaciones, también han perdido dinamismo este año. Eso se suma a una tendencia a la baja de la inversión. “Los vientos en contra siguen, y los vientos a favor soplan cada vez con menor fuerza”, considera. 

Con un consumo a la baja, dice, las metas de crecimiento de López Obrador “lucen bastante ambiciosas”. Menciona además el factor de la economía de Estados Unidos que, de acuerdo con la mayoría de los analistas, perderá dinamismo. 

Incluso, 27% de los economistas encuestados en abril por el Banco de la Reserva Federal (FED) considera que es probable que la economía de Estados Unidos entre en un periodo de recesión en los próximos años. 

Por ahora, advierte, la mayoría de los analistas descarta esta posibilidad. No obstante, el presidente Donald Trump y sus políticas son fuentes constantes de incertidumbre para México; y esa tendencia sí que se mantendrá.

En principio parece complicado que el T-MEC pudiera ser aprobado antes de las elecciones de 2020 en Estados Unidos. Asimismo, existen tarifas y aranceles impuestos al aluminio y al acero que aún afectan a México.

A ese contexto se suman otras posibilidades, remotas pero realizables, como cierres de las fronteras si aumentan los flujos de migrantes desde México a Estados Unidos.

Así, el banco de inversión Merrill Lynch, parte de Bank of America, ­calcula que el crecimiento de la economía de México para 2019 será de 1%, una expansión que incluso podría ser menor; para 2020 podría ser de 1.5%.

“El crecimiento promedio de la economía es un poco por debajo del 2%. Vemos difícil que el crecimiento en el sexenio (de López Obrador) pueda alcanzar un promedio de 4%. Pensaríamos que el crecimiento estaría más cercano a lo que hemos visto en el sexenio anterior o incluso un poco más bajo”, asegura Carlos Capistrán, economista para México de Merrill Lynch-Bank of America.

Ese magro crecimiento se debe a las muchas incertidumbres que plagan a la administración de López Obrador, algunas de las cuales son ajenas a la conducción del tabasqueño. No obstante, la incertidumbre también ha sido provocada por planes poco claros, admite Capistrán.

Y remata: “Incluso en proyectos que podrían ser potencialmente emblemáticos de la nueva administración –como la refinería de Dos Bocas– escuchas diferentes respuestas de los funcionarios. En ese sentido, tener un mensaje claro podría ayudar a detonar la inversión, que tanta falta hace en este momento al país”.   


Este texto se publicó el 5 de mayo de 2019 en la edición 2218 de la revista Proceso

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MAURIZIO GUERRERO.
LINK: https://www.proceso.com.mx/582857/lopez-obrador-y-la-fantasia-del-4