martes, 10 de octubre de 2017

Sin un solo voto popular, con 38 años, Anaya trepó a la cima en un viaje marcado por las traiciones

Su primer jefe fue el Gobernador Francisco Garrido Patrón; lo acusaron de traicionarlo. Después, Gustavo Madero le abrió las puertas de la dirigencia nacional del PAN; lo acusa de haberse apropiado del partido. Felipe Calderón lo hizo funcionario federal por primera vez; y ahora su esposa, Margarita Zavala, se ha visto obligada, para poder competir, a renunciar a 33 años de panismo. ¿Quién es Ricardo Anaya Cortés? ¿Cómo ha logrado tejer una carrera tan polémica como meteórica? Ahora se ha comido la idea de Miguel Ángel Mancera de formar una alianza opositora. Es él el verdadero pilar de esa alianza, que fue registrada oficialmente como Frente Ciudadano por México. No sobra quién diga, entre las muchas voces críticas, que el siguiente paso de Anaya es dejar en el camino al único que puede competirle la candidatura frentista: el mismo Mancera.

Gustavo Madero caminó hacia los reporteros, y ellos lo abordaron. Era el 24 de agosto de 2015. Iba furioso, con el rostro desencajado.

Oficialmente quedó fuera ese día de la coordinación del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados. Ricardo Anaya Cortés había nombrado Marko Cortés.


Madero echaba lumbre.
–Él lo mencionó y lo ofreció sin que yo se lo pidiera, hace un año. Eso fue. Salió de su boca y no fue una solicitud mía. Estoy muy sorprendido –dijo.
Luego señaló: “No es el Ricardo que yo conocí, el que yo apoyé con todo. Se ha revelado ante mí una personalidad muy diferente”.

Justo un año después, el 24 de agosto de 2016, Madero volvió a quejarse. Llamó a Anaya “traicionero”. En una reunión a puerta cerrada en Morelos, le informaron que no sería Presidente de la Cámara de Diputados.

Madero dijo que el presidente del PAN se lo había prometido. Presidente del PAN que, además, él había encumbrado.
“No respetan los acuerdos y quiero dejar otra vez constancia que no comparto esta decisión”, dijo. Pero quedó fuera. Por segunda vez creyó en Anaya, y por segunda vez, dijo, lo habían traicionado.
“Madero sabía que no iba a ser”, dijo Anaya Cortés.


Así respondió en ambas ocaciones ante los reclamos públicos de Madero.



El viernes pasado, Anaya Cortés, presidente nacional del PAN, dijo en un video que él había buscando “por todos los medios” reunirse con Margarita Zavala Gómez del Campo y que, al no haberlo logrado, estaba seguro que México era mucho más grande que “cualquiera de nosotros en lo individual”.

A ese video, el primero en mucho tiempo en el que Anaya no sale sonriendo, le siguió un tuit de Margarita Zavala. Parecía desmentir los intentos de diálogo.

Luego se hizo pública la renuncia de la esposa del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa y ex Primera Dama.

Las diferencias entre Anaya y la ex pareja presidencial están muy alejadas de la luna de miel que mantenían hace dos años, cuando Ricardo Anaya se refería a Felipe Calderón como “nuestro buen Presidente panista”.
“No se nos olvida tu oposición a nuestro Presidente, al Presidente Felipe Calderón […]. A nuestro Presidente le llamas cobarde, colérico, fracasado […]. Oposición sí, Javier [Corral Jurado], pero a los priistas, a los de enfrente. No a nuestro buen presidente panista”, le respondió Anaya al entonces Senador panista, quien hoy es Gobernador de Chihuahua. Se debatían la presidencia del partido.
Así, la carrera del político de 38 años de edad se ha definido entre constantes contradicciones, señalamientos e inconsistencias. Casi todos los políticos de los que se ha servido lo consideran traidor. Se le reclama porque dice algo, y luego mueve las piezas para su propio beneficio. También tiene señalamientos serios sobre posible desvío de recursos tanto del partido como de la Cámara de Diputados para apuntalar sus aspiraciones personales.


El mayor de sus muchos pleitos públicos de los últimos años es el que protagoniza hoy con Margarita Zavala, con quien comparte una misma debilidad: ninguno de los dos han ganado, nunca, un puesto de elección popular.

LA CARRERA DE ANAYA

Ricardo Anaya es Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), de donde se graduó con mención honorífica.

Se convirtió en militante del PAN cuando él tenía 21 años, en el 2000, tiempo en el que también continuó sus estudios de posgrado en la Universidad del Valle de México (UVM), donde realizó una Maestría en Derecho Fiscal. También es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que ha declarado en el Portal de Servidores Públicos tener el título, pero hasta el momento no tiene cédula profesional.

Fue en 1997 cuando inició su carrera como servidor público y lo hizo como director del Instituto Municipal de la Juventud de Querétaro, su estado natal.

En 2003 y hasta 2009 fungió como Secretario Particular de Francisco Garrido Patrón, entonces Gobernador de Querétaro. Fue la primera vez que se le acusó públicamente de usar recursos del erario para promover campañas electorales, pero además fue la primera ocasión en la que fue señalado como “traicionero” por haber jugado en 2009 con el priista José Calzada Rovirosa para asegurarse un puesto más grande al que tenía: una curul en la Cámara de Diputados.

Luego de ser por un tiempo Coordinador de Desarrollo Humano del Gobierno de Querétaro –de 2009 a 2010–, efectivamente fue Diputado local por esa entidad y llegó ahí por la vía de representación proporcional, es decir sin haber sido votado por los electores.

En 2011 fue Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN en Querétaro y ese mismo año Felipe Calderón Hinojosa, ya siendo Presidente de México, lo nombró subsecretario de Planeación Turística de la Secretaría de Turismo (Sectur), lo que significó su salto a un puesto público a nivel federal.

Calderón le abrió, paradójicamente, la puerta a las grandes ligas.

Y un año después, en 2012, ya era vocero de la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota y, tras la derrota de la panista, quien quedó en tercer lugar de la contienda, luego de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

Pero no fue arrastrado por la derrota de su candidata. De hecho, él creció: En 2012 se hizo Diputado federal por la vía plurinominal, y al año siguiente se convirtió en el presidente de la Mesa Directiva, en la que se mantuvo hasta 2014, cuando le brincó su más grande oportunidad.

Gustavo Madero Muñoz lo hizo secretario general del partido. El 30 de septiembre de 2014 solicitó licencia para encabezar la lista de diputados de representación proporcional en el proceso del año siguiente, de 2015, la llamada elección intermedia federal.

Anaya se volvió Presidente Interino. Luego llamó a elecciones, y semanas después se realizaría la elección interna en el blanquiazul –la única que ha ganado en su carrera de forma directa– y sería electo presidente nacional.

Madero advirtió entonces que Ricardo Anaya Cortés había secuestrado al PAN. Tuvo poco eco. De hecho, los calderonistas, que no le perdonaban que diera la espalda al ex Presidente, le hicieron vacío.


Poco después, ellos mismos, los calderonistas, lo lamentarían.

BIENES DONADOS, MUCHO DINERO Y LA 3DE3

De acuerdo con su declaración 3de3, Anaya tiene una participación accionaria en dos empresas, Cintla S de RL de CV y Juniserra S de RL de CV, que pertenecen al sector inmobiliario. El tiene el 50 y el 42 por ciento de las acciones respectivamente.

Su esposa tiene actividades en el sector inmobiliario, en la renta de locales comerciales y bodegas comerciales, pero según la declaración, las acciones que ella tiene no representan una participación mayoritaria. En tanto, su padre se desarrolla en el sector manufacturero relacionado con el calzado. Dice que es el administrador único con una participación “voluntaria”, sin remuneración.

Sobre sus remuneraciones, Anaya declaró recibir anualmente, por cargos públicos, 219 mil 977 pesos, es decir, 18 mil 331 pesos al mes. Esa cantidad incluye su sueldo, honorarios, compensaciones, bonos y otras prestaciones.

Además, por “servicios profesionales”, lo que incluye la participación en consejos, consultorías o asesorías, declaró ingresos anuales por 938 mil 356 pesos. Aclara en el mismo documento que esos ingresos obedecen a su cargo como secretario general y presidente nacional interino del PAN.

En total, sus ingresos ascienden a 1 millón 158 mil 333 pesos. Está también el ingreso de su esposa que lo reportó en un total de 1 millón 503 mil 964 pesos.

Entre los dos tienen cinco bienes inmuebles; todos donados. Cuatro están en Querétaro y uno en la Ciudad de México y dos son casas y tres son locales.

En el segmento de inversiones y cuentas bancarias, Anaya declaró tener ocho compromisos, cinco bancarios, uno de valor bursátil y dos con organizaciones privadas.

De las bancarias, tres son menores o iguales a los 100 mil pesos y las otras dos, sin mayores o iguales a 500 mil pesos. De las organizaciones privadas, que son en Cintla y Junisierra, tiene una inversión mayor o igual a 500 mil pesos.

Los ingresos de ambos no concuerdan con lo que él declaró con motivo de una serie de notas publicadas en El Universal sobre su estilo de vida. En Televisa dijo que su familia tenía un flujo mensual de 400 mil pesos, sin embargo, con lo declarado en su 3de3, el ingreso mensual sería de un aproximado de 222 mil 191 pesos.

En esa misma participación que tuvo en Televisa, en la que parecía estar sentado en el banco de los acusados, explicó que tener a sus hijos en Atlanta le significaba pagar una renta de 42 mil dólares al año (3 mil 500 dólares al mes o 63 mil pesos mensuales), colegiaturas en la High Meadows School de 48 mil 300 dólares (4 mil 025 dólares mensuales o 72 mil 450 pesos) y el costo de 52 vuelos redondos que hace al año a esa ciudad de Estados Unidos, uno por semana, con un costo de 7 mil 268 pesos y al año, 377 mil 936 pesos.

A todo eso, Anaya le agregó la renta de un departamento en Reforma por 168 mil pesos al año (14 mil pesos al mes).


En total, únicamente esos gastos representan un total de 332 mil 522 pesos mensuales, 110 mil 331 pesos más de lo que dice ganar en su declaración 3de3.

ACUSACIONES Y MENTIRAS

En julio de 2015 Anaya acusó al Senador Javier Corral de representar sólo a los plurinominales en las discusiones internas de su partido, cuando él también llegó a ser Diputado por esa vía. En esa campaña por el control de la cúpula panista, Anaya Cortés habló de la necesidad de regenerar a Acción Nacional. Corral de dijo que era parte de la degeneración de su partido, por tener y practicar “la peor escuela priista”.

Anaya ganó esa elección. Luego vinieron las federales de 2015 y después las locales de 2016, y una constante: en todas las campañas estaba su rostro en el primer plano. Se montó en las campañas y, luego se adjudicó las victorias de los procesos 2016.
“Estamos muy contentos […] El PAN está de regreso”, decía uno de sus tantos spots.

En otros también se refería con un tono serio que México no iba por el camino correcto, manchado por la violencia, la corrupción, el salario mínimo. Ahí salió su lema: “claro que podemos”.

En un spot difundido en Tamaulipas y Veracruz destacó que la inseguridad y la falta de oportunidades eran el resultado de “los años y años de los mismos malos gobiernos”. Sus críticas alcanzaban a Felipe Calderón Hinojosa. Algunos lo leyeron así. Al final, la violencia había llegado con el Presidente que le dio a Anaya su primer puesto federal.

La violencia dejó en esos dos estados más pobreza y desigualdad, acusaba. Sus opositores le recordaron que fue él,  Anaya, uno de los principales promotores de la dañina Reforma Laboral, diseñada por el panista Javier Lozano Alarcón, y que fue aprobada también durante la administración de Calderón.

Pero para entonces, Ricardo Anaya iba montado en su propio caballo. Estaba ya en la precandidatura presidencial y se había sumado dos nuevos enemigos: Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala.


Ambos le reclamaban lo mismo de toda su carrera: uso de recursos del partido o públicos para promoverse; traición y utilizar su puesto como presidente nacional del PAN para escalar a su siguiente objetivo: la candidatura por la Presidencia.

Miguel Ángel Mancera fue el primero en hablar de una Alianza Democrática. Él hablaba de la posibilidad de unir al Partido de la Revolución Democrática con Movimiento Ciudadano, el Partido del Trabajo y Nueva Alianza.

Luego empezaron las conversaciones con el PAN. Alejandra Barrales, Dante Delgado y el mismo Ricardo Anaya, en su calidad de precandidato y presidente nacional panista, se sentaron en la misma mesa.

Ahora, el Frente Ciudadano por México ha quedado registrado ante el Instituto Nacional Electoral (INE).


No sobra quién diga, entre las muchas voces críticas de Anaya, que el siguiente en quedar en su camino es el único que puede competirle la candidatura frentista: Mancera.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: DANIELA BARRAGÁN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/09-10-2017/3325764