lunes, 25 de septiembre de 2017

Sólo civiles fueron en su ayuda y ahora, San Antonio Alpanocan no deja que el Gobierno ponga un pie

San Antonio Alpanocan, comunidad perteneciente a Tochimilco, Puebla, es una de las más devastadas tras el terremoto del 19 de septiembre. Casi el 90 por ciento de viviendas tienen daños irreversibles. Su iglesia está en ruinas y los caminos para acceder presentan derrumbes. A pesar del escenario desgarrador, el pueblo ha dicho no a la ayuda gubernamental y solo agradecen la que los civiles les dan.

Debido a la gran cantidad de personas que quieren ayudar, el camino de Atlixco a Alpanocan que normalmente es de no más de hora y media, ahora es de hasta tres por el número de automóviles que ingresan al lugar.

Esta comunidad se encuentra a media hora de Axochiapan, Morelos, el epicentro del terremoto de 7.1 que sacudió el centro de México a las 13:14 horas del 19 de septiembre.

Por ello, el golpe a su población es inaudito. Conforme se recorren sus calles aumenta la catástrofe. Casas sin muros o con huecos en sus paredes; techos colapsados y viviendas caídas en su totalidad es parte del escenario de esta localidad.

“Mi casa se levantaba del suelo y brincaba”, narra una mujer que lo perdió todo y no tiene un lugar para que vivan sus cuatro hijos.

Cada hogar que logró resistir el movimiento telúrico se han pegado cartulinas con mensajes de agradecimiento a toda la gente que ha aguantado el viaje y llegado a estas calles a brindar el apoyo. Esta vez no importan las faltas de ortografía, sino el contenido que sale del corazón para reconocer a los héroes sin capa.

En estos mensajes es clara la postura de la gente de Alpanocan a las autoridades: “Fuera el gobierno. Gracias personal civil y estudiantes”.

Y el mensaje no sólo ha sido enviado vía cartulinas. Una representante de la Secretaría General de Gobierno, la misma que reconoció que la autoridad está rebasada, les expuso que es complicado que lleguen las maquinarias, por lo que la gente del lugar le dejó en claro que no los necesitan y ellos pueden continuar con la tarea de poner de pie a su comunidad.

Alpanocan es una comunidad de cerca de 3 mil habitantes, pero es tanta la ayuda civil que por momentos se duplica la población.

Sus habitantes han agradecido una y otra vez la llegada de ayuda humanitaria. Pero enviaron el mensaje de que ya no necesitan más víveres: “nadie sufre por una despensa”, gritó un poblador en medio de una reunión con representantes del gobierno estatal.
“Queremos máquinas para sacar el escombro. Queremos picos, queremos material”, reviró otra persona.

Esta comunidad provoca incredulidad. Es complicado entender cómo la naturaleza generó tal destrucción.

Pero los pobladores ya lo asimilaron y buscan darle la vuelta. Los dueños de las casas inservibles, con la ayuda de los voluntarios, ya derribaron la infraestructura que genera riesgos de accidentes o de plano han tirado todo su hogar para dar paso a la reconstrucción.

Otros han aceptado las casas de campaña que lleva la gente o han montado campamentos para que sus hijos no duerman a la intemperie, pues la lluvia también se ha aparecido y no le importa las condiciones en las que se encuentran.

La avenida principal de Alpanocan se ha convertido en un mural de agradecimientos. “Gracias Puebla. Gracias Querétaro. Gracias Jalisco. Gracias países extranjeros. Gracias maestros. Gracias estudiantes. Regresen con bien”, son las leyendas que quedarán marcadas para siempre, aunque las cartulinas desparezcan.

Y así será recordada la comunidad. La misma que al gobierno le dijo “gracias, pero no gracias”.


PAGAR POR AYUDAR

Poco después del sismo, estudiante y ciudadanos llegaron al pueblo con ayuda. Fueron recibidos con gran alegría. Había alumnos del Tecnológico de Monterrey campus Puebla, de la Universidad Iberoamericana.

Días después, sin embargo, ni una sola autoridad había puesto un pie.

Los pobladores dicen que el miércoles se asomó la Alcaldesa de Tochimilco, municipio al que pertenece el pueblo. Se asomó, y ya no regresó.

Y es hora que no se para ni un sólo representante del Gobierno federal o del Gobierno poblano.

Los que acuden al pueblo como voluntarios, sin embargo, no se salvan de pagar cuotas en las carreteras. Trescientos pesos. La Carretera Siglo XXI fue entregada por el ex Gobernador Rafael Moreno Valle a la empresa Pinfra. Costó un dineral, pero aisló a la comunidad, que no sale ni entra porque es entregarle lo que gana un hombre en dos días de labor.


Obvio, Pinfra no se ha solidarizado con nadie. Sigue cobrando cuotas en la emergencia.

FUENTE: SIN EMBARGO/PERIÓDICO CENTRAL.
AUTOR: REDACCIÓN/OSVALDO MACUIL.
LINK: http://www.sinembargo.mx/25-09-2017/3315049