jueves, 28 de septiembre de 2017

Patricio Sanz 37: El edificio que colapsó se recarga en los de al lado. “Está por caerse”: vecinos

Habitantes de la calle Patricio Sanz, en la Colonia del Valle, temen que el derrumbe del edificio ubicado en el número 37 provoque daños a la estructura de los contiguos en los que se encuentra recargado y a la casa en la que ya también reposa el inmueble dañado. Carlos Uriegas, habitante de uno de los edificios en riesgo, alerta:  “Es muy urgente porque ya lleva muchos días humedeciéndose y la estructura está toda rota. Si se sigue humedeciendo se puede caer por sí misma y puede generar un daño mucho mayor […]. Si por exceso de carga de trabajo esto no se atiende, puede causar el derrumbe de dos edificios más y daños a otras casas”.

Uno de los edificios derrumbados durante el sismo del pasado 19 de septiembre amenaza con llevarse otros tres más a su alrededor si no es demolido lo antes posible y con precaución, denunciaron vecinos de la Colonia del Valle.

Habitantes de la calle Patricio Sanz, en la Colonia del Valle, temen que el derrumbe del edificio ubicado en el número 37 provoque daños a la estructura de los contiguos en los que se encuentra recargado, es decir al 35 y al 45 directamente y a la casa en la que ya reposa el inmueble dañado.


Marcela Ramírez, quien hasta antes del temblor habitaba en el número 45, justo al lado del edificio destruido, alerta sobre la posibilidad de que este último colapse por completo y provoque daños aún más severos alrededor.

La arquitecta de profesión informó que el primer y el sexto piso del número 37 desaparecieron por completo y las partes con menor daño se encuentran recargadas sobre el edificio en el que ha vivido durante los últimos 3 años, por lo que cóndominos de los alrededores también tuvieron que ser desalojados.
En entrevista para SinEmbargo, Carlos Uriegas, quien desde hace un cuarto de siglo llegó a ocupar uno de los 18 departamentos de la torre de 9 pisos en Patricio Sanz, número 45, alerta: “Tenemos un edificio colapsado en el número 37, perdió su planta baja y está en pie porque está recargado en los dos edificios contiguos: en el 45 y en el 35”.
Por ello, él y otros vecinos solicitan al Gobierno de la Ciudad de México, a cargo de Miguel Ángel Mancera Espinosa, que acuda a demoler dicho inmueble, a fin de evitar riesgos mayores: “urge demolerlo muy rápidamente y muy ordenadamente porque si se viene abajo va a dañar esos dos edificios, pero además podría irse sobre las casa traseras”.
Y agregó: “Es muy urgente porque ya lleva muchos días humedeciéndose y la estructura está toda rota. Si se sigue humedeciendo se puede caer por sí misma y puede generar un daño mucho mayor. Ojalá las autoridades puedan atenderlo a la brevedad. Sé que hay muchas prioridades, pero es importante que esto se atienda. Si por exceso de carga de trabajo esto no se atiende, puede causar el derrumbe de dos edificios más y daños a otras casas”.
El ingeniero civil de profesión señaló que aunque las viviendas del 45 cuentan con afectaciones muy graves en acabados, el edificio se encuentra “sano estructuralmente y bastante fuerte”, por lo que únicamente se requerirían reparaciones.

Marcela asegura que el inmueble resistió la sacudida de 1985 que para entonces ya tenía 13 años de antigüedad. En ese inmueble, señaló, desde hace décadas habitaron algunos familiares y en el departamento en el que radicaba hasta la semana pasada, atesoraba muebles que su abuela y su padre le heredaron.
“Deseo con toda mi alma poder recuperar mis cosas porque son muchos recuerdos. Está mi vida allí dentro en recuerdos”, dijo mientras veía a lo lejos los edificios acordonados.

Ella; Marina, su madre de 87 años y José Ramón, su “cachito” de 16, vivían en el primer piso desde hace 3 años. Eran los únicos inquilinos, el resto de los residentes son propietarios. Hoy la arquitecta y su hijo se refugian en la colonia Condesa, donde un familiar les abrió las puertas de su hogar, y doña Marina se encuentra en Hidalgo con otra de sus hijas.

Con el movimiento telúrico de la semana pasada, Marcela recordó sus días como estudiante en la Universidad Iberoamericana. En aquel tiempo, alrededor de 10 mil personas murieron y las constantes, como hoy, fueron la solidaridad y el dolor.
“[Del 85 y de la semana pasada] recuerdo esa sensación de angustia, de impotencia, de dolor de ver a tanta gente sufriendo. Esta vez fue más aparatoso, se sintió horrible, pensé que no lograría salir del edificio en el que estaba [en la colonia Condesa]. Supe de la catástrofe cuando caminé y vi vidrios y piedras de los edificios por todos lados”, comenta.

Pero le pareció impresionante ver cómo la gente salió a las calles a ayudar, en especial, los jóvenes. Sin embargo, urgió a la generación a desarrollar un plan de organización para ejecutar en una eventualidad de este tipo “porque tienen fuerza, energía, inteligencia, poder y ganas”.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: IVETTE LIRA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/28-09-2017/3317019