lunes, 14 de agosto de 2017

Comunidades indígenas de Guerrero quedan incomunicadas tras caída de puentes; autoridades no han intervenido

El Aguacate, El Naranjo y San Juan de los Pinos, donde la lengua originaria es me’phaa (tlapaneco), las lluvias dificultan el traslado de los pobladores a los servicios médicos más cercanos, así como el servicio de luz eléctrica. En esta zona, el puente del río San Juan, que comunica a Escalerilla Zapata, Tierra Blanca, Río Azul, Cerro Pelón y Portezuelo con Ayutla, se colapsó el 2 de agosto y las autoridades no han intervenido para su reconstrucción.

Comunidades indígenas de la zona baja del municipio de Acatepec, ubicado en la región Montaña, continúan incomunicadas a 12 días de que un puente vehicular se colapsó a consecuencia de las lluvias.

El sábado, reporteros de distintos medios de comunicación visitaron El Aguacate, El Naranjo y San Juan de los Pinos, donde la lengua originaria es me’phaa (tlapaneco), y las lluvias dificultan el traslado de los pobladores a los servicios médicos más cercanos, así como el servicio de luz eléctrica.

En esta zona, el puente del río San Juan, que comunica a Escalerilla Zapata, Tierra Blanca, Río Azul, Cerro Pelón y Portezuelo con Ayutla, se colapsó el 2 de agosto y las autoridades no han intervenido para su reconstrucción.

El Aguacate es una comunidad ubicada a una hora y media de distancia de Ayutla, menos de la mitad del trayecto es por carretera pavimentada, el resto es un camino de terracería con curvas pronunciadas, lleno de zanjas y derrumbes.

Previo al acceso al pueblo, resalta un letrero en el que el gobierno federal asegura que “Reconstruye este camino”, que comunica a El Aguacate con las comunidades El Foreño y Cuinixpa, el cual se colocó hace más de un año, pero a la fecha los caminos en esta zona son de terracería y hay derrumbes por el reblandecimiento ocasionado por las lluvias, que causaron tramos angostos, además, la mayor parte del trayecto sólo hay circulación en un solo sentido, los vehículos deben ceder el paso para evitar accidentes.

Con una población de 800 personas, El Aguacate cuenta con escuelas de nivel básico y medio superior, y un centro de salud donde no hay médicos ni enfermeras, sólo una mujer que fue capacitada para aplicar inyecciones y atender lesiones, esta comunidad es a la que acuden los pobladores vecinos para que sus hijos continúen con sus estudios y obtener servicios médicos.

El comisario, Isidoro Lorenzo Hilario, y el ex comisario, Victorino Rafael Dircio, contaron que en El Aguacate y las comunidades en esta zona de Acatepec, se pierde la luz de manera constante debido a las fuertes lluvias; los pobladores han pasado más de dos días incomunicados y aunque ya reportaron la situación a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el servicio no se restablece porque la comisión argumenta que hay adeudos de las comunidades y exige el pago correspondiente.

De acuerdo con Victorino Rafael, en las comunidades los hombres trabajan como peones en los campos y ganan 60 pesos al día, por una jornada de más de 8 horas en la que se dedican a sembrar, fumigar y limpiar las milpas, en contraste la camioneta conocida como “la pasajera” que lleva a los pobladores a Ayutla, cobra 80 pesos por persona.

Las mujeres se dedican a las tareas del hogar, cocinar, limpiar su casa y atender a sus hijos; de las madres de familia, resalta que son adolescentes que contraen matrimonio a los 14 y 15 años, según los comisarios hay campañas de la Secretaría de Salud de planificación familiar, pero no son constantes.

La economía en esta zona es de autoconsumo, los pobladores se dedican a la siembra de maíz y jamaica, así como a la crianza de gallinas, puercos y otros animales, con lo que alimentan a sus familias. Algunos campesinos venden la jamaica en 60 pesos el kilo.

En El Aguacate está un telebachillerato, que se encuentra al otro lado del río El Niño, el cual cruza la comunidad, para llegar a las instalaciones se construyó un puente peatonal, pero éste se colapsó el martes pasado debido a la altura que alcanzó el agua, así como a la fuerza de la corriente.

Los pobladores manifestaron que, por ahora, no les preocupa que el puente que guía al plantel se haya colapsado, ya que las clases comenzarán el 21 de agosto, y esperan que las autoridades reparen los daños antes de esa fecha, de lo contrario tendrán que construir uno provisional, con sus propios recursos.

De acuerdo con Victorino Rafael, el telebachillerato en El Aguate atiende a pobladores de esa comunidad y de El Naranjo, San Juan de los Pinos y Lomatepec, quienes llegan a clases a pie, por los caminos de terracería que conectan a las localidades, el trayecto de ida es de una hora, mientras que en regresar a sus casas tardan cerca de dos horas, debido a que se trata de andar cuesta arriba.

Además, los pobladores de las comunidades vecinas prefieren acudir al centro de salud de El Aguacate, pues sus instalaciones son mejores, pese a que hay filtraciones de agua en el área que originalmente estaba destinada a la farmacia y se ocupa como consultorio, y a que no hay médicos ni enfermeras de manera permanente.

De acuerdo con Victorino Rafael, desde 2010 solicitó a las autoridades que se enviara por lo menos un médico de manera permanente a la comunidad, pero no hubo respuesta. En el centro de salud hay una encargada de atender las instalaciones y a los pacientes que llegan a asistir por medicamentos, pero no cuenta con material de curaciones ni con suero para atender picaduras de alacrán y víbora.

Cada 15 días acuden al centro de salud un médico, una enfermera y un promotor de la Secretaría de Salud, que dan consultas desde las 8 de la mañana, hasta después de las 11 de la noche, durante un solo día, luego acuden al resto de las comunidades con esa dinámica de atención y aunque llevan medicamentos, no los dejan en las instalaciones.

Pese a la situación, El Aguacate sigue como la comunidad con “mejores servicios” que las vecinas, como El Naranjo y San Juan de los Pinos, donde las mejores construcciones son las de las comisarías y las primarias, pero no así las casas, las cuales son de tabicón, adobe y techos de láminas.

En San Juan de los Pinos, el comisario, Arnulfo Vázquez Rodríguez, mostró el puente provisional que los pobladores colocaron sobre los restos del que se colapsó por las lluvias el 2 de agosto, a consecuencia del crecimiento del río San Juan, así como a las fuertes corrientes.

Aunque lo llaman puente provisional, en realidad se trata de tres amplios troncos que los pobladores colocaron para poder cruzar el río, la comunidad más cercana es Escalerilla Zapata, la cual se encuentra a una hora y media de distancia, a pie.

Dice Vázquez Rodríguez que se informó a las autoridades de la situación y la urgencia de que se repare el puente, pues los pobladores de Escalerilla Zapata, Tierra Blanca, Río Azul, Cerro Pelón y Portezuelo, no pueden llegar a El Aguacate y menos a Ayutla; sin embargo, sólo el presidente municipal perredista, Jerónimo Mora Sixto, se comprometió a gestionar los recursos necesarios para la reconstrucción.

Vázquez Rodríguez puntualizó que la preocupación principal de los pobladores de las comunidades es que no tienen servicios médicos cercanos, por lo que si no se repara el puente del río San Juan, continuarán con dificultades para poder llegar a los lugares donde se les brinde atención de calidad, además, de que les preocupa que no se arregle antes de que comiencen las clases.

La primaria de El Aguacate tiene cinco salones de madera y lámina, en los que en época de lluvia se filtra el agua, a veces se inundan y dificulta las clases, durante el ciclo escolar.

De acuerdo con Victorino Rafael, en la primaria hay maestros originarios de Chilpancingo, Teloloapan, Iguala e incluso, la directora es de un municipio de la región Tierra Caliente, aunque no precisó de cuál, a los que la comisaría les consigue o les construye una casa, además de que los provee de alimentos.

Sin embargo, “como son de fuera” los maestros faltan a clases de manera constante en el transcurso del ciclo escolar, bajo el argumento de que tienen que asistir a reuniones de la zona escolar, o bien, en la capital, por lo que en ocasiones se retiran los miércoles por la tarde y regresan los domingos, a veces los lunes por la mañana. En esos días, los alumnos no asisten a la escuela y se dedican a apoyar a sus familias en el cuidado de sus siembras y sus hogares.
Según los pobladores, lo ideal sería que los maestros fueran originarios de Ayutla, o de municipios más cercanos, de esa manera se evitaría la falta de clases.

FUENTE: SIN EMBARGO/EL SUR.
AUTOR: REDACCIÓN/ALINA NAVARRETE FERNÁNDEZ.