miércoles, 14 de junio de 2017

México protege a Monsanto y más productores de transgénicos por intereses, acusan comuneros

Las violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas y el apoyo del Estado mexicano a las grandes empresas que las cometen han sido el común denominador durante los últimos años en México.

Uno de los casos emblemáticos más recientes es el de la siembra de soya genéticamente modificada en Campeche. Allí, desde 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó suspender la actividad, en tanto la comunidad maya sea consultada.

En 2012 las autoridades federales otorgaron un permiso a la empresa Monsanto para la liberación y siembra comercial de soya transgénica sin haber tratado el tema previamente con los pueblos indígenas cuyas comunidades se verían afectadas.


Desde el año pasado, organizaciones de la sociedad civil han reprobado el papel de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) y de la Comisión Nacional de Desarrollo para los Pueblos Indígenas (CDI), como responsables de la organización de la consulta.

Y en reiteradas ocasiones los afectados han denunciado que el esparcimiento de las semillas comercializadas por la empresa Monsanto no se ha detenido y han acusado también diversas irregularidades en el proceso de consulta.


En entrevista para SinEmbargo, Mario Alfredo Contreras Ramírez, representante de la comunidad de Bolonchén de Rejón, del municipio de Hopelchén, en el estado de Campeche, señaló que las autoridades del Gobierno mexicano, que preside Enrique Peña Nieto, protegen los intereses económicos de las empresas trasnacionales, en este caso, de Monsanto, mientras deja en la indefensión a las comunidades indígenas.
“No se está obedeciendo el mandato de la Suprema Corte porque a pesar de las instrucciones que se dieron no se está acatando, claramente se ve porque hasta este momento sigue la siembra [de soya transgénica]. Las autoridades campechanas tienen precio, no han frenado esto que es una forma de ofender y discriminar a nosotros los mayas indígenas”, dijo.
El hombre que ha dedicado toda su vida a la agricultura y apicultura lamentó que la siembra de soya transgénica y la presencia de herbicidas hayan terminado primero con los cultivos de algodón, después con los de papaya. Alerta que lo siguientes en desaparecer será el maíz, además de las abejas. Agregó que la deforestación de las selvas así como la contaminación del agua son problemáticas evidentes que dañan la salud de los campechanos.

“No se puede ocultar” la colusión del Estado mexicano con Monsanto, asegura, y subraya que así, sin consulta y “envenenando” las tierras, el Gobierno de México a cargo de Enrique Peña Nieto busca “exterminar” a las comunidades indígenas.

“¿Por qué el Gobierno está protegiendo a Monsanto, por qué están protegiendo a las empresas trasnacionales que nos están envenenando en nuestro municipio y en nuestro estado? […]. Es una forma de exterminarnos a nosotros los mayas porque al no haber apicultura, al no haber miel, al no haber maíz, ¿qué va a pasar con nosotros, qué va a pasar con la polinización de nuestros cultivos?”, cuestionó.
CONSULTA, MERO MAQUILLAJE


Don Mario externó su preocupación porque la Cibiogem y la CDI durante las reuniones de la consulta se presentan en las comunidades a intentar dividir a la gente e incluso, denunció, “acarrean” personas a fin de que exista pronunciamiento a favor de la siembra de soya transgénica y en contra de los mayas.

“Los días de consulta llevan gente ‘acarreada’. Ha habido gente que ha declarado que les pagan para estar allá [en las consultas]. Están cumpliendo las órdenes de Cibiogem y CDI y lo han declarado ante nosotros porque los conocemos”, recriminó y añadió que la consulta no ha avanzado desde hace un año y que Cibiogem la conduce a favor de Monsanto.

Por si fuera poco, afirmó que sus derechos a la autonomía y libre determinación son violados constantemente y que la CDI, la autoridad que en teoría debería custodiarlos, no lo hace y por el contrario, intenta crear división.
“La CDI no está haciendo nada a favor del desarrollo de los pueblos indígenas, al contrario, están haciendo todo a favor de Monsanto, ¿qué está haciendo entonces CDI?”, cuestionó.

“Claramente se ve el abuso y discriminación de parte de ellos hacia nosotros los indígenas, no nos tienen en cuenta. La consulta no se obedece, no es previa y no es informada. Llevamos un año en la consulta y no hemos pasado de la primera fase, que es la de acuerdos. La Cibiogem y la CDI, encargados de llevar a cabo la consulta, nos frenan”, comentó.

“La consulta se está manejando para maquillar, quieren que se haga lo que ellos digan y no respetar la decisión de nosotros”, lamentó.

Otra problemática que existe en el proceso de consulta, informó, es la intimidación de los habitantes. “En la consulta de Hopelchén ha habido de todo: Insultos, gritos, amenazas” y narró que al iniciar las conversaciones les tiran envases y al momento de salir, “gente pagada por Monsanto en acuerdo con Cibiogem y CDI nos gritan: ‘te vas a morir, cabrón’”.
Por ello, señaló: “Las 34 comunidades que vamos juntas y no estamos divididas responsabilizamos a Monsanto si nos llegan a agredir o a asesinar”.


ADIÓS A LAS ABEJAS


La agricultura de baja escala y la apicultura, cuenta don Mario, eran las principales fuentes de ingresos de las familias indígenas mayas de la región, pero las actividades han sufrido un declive: las abejas mueren y las tierras quedan infértiles por la siembra de soya transgénica y la aplicación de herbicidas.
“A nosotros nos afecta enormemente en cuestión de la economía familiar porque es nuestro sustento. Nosotros vivimos del campo, del maíz que nosotros producimos para nuestro consumo; de lo que las abejas nos dan, de la miel que es para comercializar y sostener los gastos y los estudios de nuestros hijos y todo eso se está acabando”, reprochó.
El veterano apicultor dijo que miles de hectáreas de selvas de Campeche también están sufriendo los estragos de la siembra de soya genéticamente modificada.


“Hay deforestación de nuestras selvas cheneras, de nuestras selvas mayas, falta de lluvia, por consecuencia se da el destrozo de miles de hectáreas, no estamos hablando de cientos, estamos hablando de miles de hectáreas que nos han estado destrozando [para dar cabida a los cultivos OGM]”, reprobó.

COMUNIDADES ENFERMAS

Otro de los temores de la comunidad maya de Campeche, señaló don Mario, es que continúe la contaminación del agua con el uso de plaguicidas, entre ellos el glifosato, considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como cancerígeno.
“Nuestro temor es que nuestras aguas, nuestro vital líquido se siga contaminando, sin que los gobiernos federal y campechano hagan algo para dar solución”, indicó.

En entrevista en la Ciudad de México, narró que algunos miembros de la comunidad se han realizado análisis de orina y han dado positivo al glifosato, entre ellos, mujeres que amamantan a sus bebés.

El año pasado, el investigador Jaime Rendón Von Osten, del Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografía del Golfo de México (Epomex), de la Universidad de Campeche (UAC), dio a conocer que en un estudio realizado en comunidades de Hopelchén que niños, hombres y mujeres dieron positivo al glifosato.


Sin embargo, la Secretaría de Salud (SSa) guarda silencio al respecto, con lo que, aseguró don Mario, “se demuestra que hay complicidad, están protegiendo a Monsanto, están protegiendo a las empresas comercializadoras de grano transgénicos y de agroquímicos tóxicos. Hay información que seguramente nos están ocultando, a través de la Secretaría de Salud”.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: IVETTE LIRA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/14-06-2017/3239768