miércoles, 21 de junio de 2017

El operativo federal fallido en la sierra de Guerrero obliga a familias a dejar sus pueblos

Habitantes de comunidades en los municipios de Guerrero mantienen deshabitadas la zona debido a la violencia desatada por grupos criminales de Los Ardillos, Los Rojos y Los Tequileros. Escuelas vacías, iglesias donde ya ni el párroco se para por las amenazas que ha recibido. Los centros de salud han dejado de dar servicio, algunos posters de planificación familiar y vacunación adornan sus puertas. Afuera, las bancas solas esperan a los pacientes.

El miedo de los vecinos y la violencia de los grupos criminales Los Rojos, Los Ardillos y Los Tequileros mantienen casi deshabitadas tres comunidades nahuas del municipio de Chilapa de Álvarez, mientras que en La Gavia, de San Miguel Totolapan, cerca de 100 vecinos abandonaron sus hogares. Todo esto, a pesar de la presencia del Ejército y de la Policía Estatal.

En un recorrido con personal del Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón (Centro Morelos) en Ahuihuiyuco, Tetitlán de la Lima y Tepozcuatla, se constató que la normalidad no ha llegado.



En Ahuihuiyuco sólo se escucha el sonido de los animales que se encuentran dispersos, las calles se ven solas y las casas cerradas con candados.

En la Comisaría sólo está un campamento de militares que se encarga de la seguridad de lo que queda en el pueblo.

Los pocos pobladores que hay evitan hablar, pareciera que los visitantes no existen y sólo expresan un “buenos días”.

El pueblo se asemeja al Comala que Juan Rulfo describe en Pedro Páramo, pareciera que sólo ronda la muerte.

La escuela primaria se encuentra cerrada, en los salones polvosos únicamente quedan los pizarrones, pupitres, vidrios rotos y algunos libros.

La Iglesia destella su color verde, dentro las bancas están vacías, vigiladas por algunos santos y veladoras que son llevadas por los pocos católicos que se quedaron.
“El padre ya no ha venido, este domingo no dio misa y desde hace dos semanas no hay celebración (eclesiástica) en el pueblo”, dijo un sacristán que abrió la puerta del templo y se retiró. 
“En este pueblo hay 30 personas desaparecidas, la mayoría indígenas nahuas. De las cerca de 350 familias que huyeron, solo han regresado 20” informó el secretario técnico del Centro Morelos, Manuel Olivares Hernández.
En Tetitlán de la Lima, pueblo vecino de Ahuihuiyuco, se ve más movimiento “algunos pobladores se fueron por miedo y regresaron”, dijo un hombre que montaba su caballo y se dirigía a trabajar a su parcela.

Sin temor expresa que la gente se fue por amenazas en la redes sociales y que él “prefirió quedarse con su familia porque no debe nada”.

En ese lugar el jardín de niños está cerrado desde hace dos semanas, los maestros no quisieron regresar por miedo a que un grupo del crimen organizado tome los pueblos de esa zona indígena, como fue la advertencia.

Tepozcuatla es otra de las poblaciones afectadas por la violencia que ha provocado desplazados. También se nota la soledad y el silencio en sus calles.

Sus escuelas también están cerradas y su Comisaría es el campamento de otro grupo de militares y policías estatales que vigilan la localidad.
El centro de salud está cerrado con candado. Adentro sólo se ve una silla y una bata blanca colgada de ella, algunos posters de planificación familiar y vacunación adornan su puerta de vidrio. Afuera al menos 30 bancas solas esperan a los pacientes.
La gente evita hablar, nadie dice nada y a lo lejos se escucha una bocina con música de banda sinaloense.

Uno de los militares justifica el abandono porque dice que a esa hora “la gente va al campo a trabajar su siembra” de maíz.


En este lugar el 6 de junio había 127 familias, de las que sólo quedaron 58.

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Los tres pueblos se encuentran en un camino de terracería a media hora de Chilapa, municipio que desde hace dos años se encuentra en medio de una disputa entre los grupos de la delincuencia Los Rojos y Los Ardillos.

Un mando militar consultado en la zona dijo que se encontraban “trabajando y garantizando la seguridad para los que quisieran regresar”, y que las operaciones iban dirigidas para detener a un jefe de la banda de Los Ardillos de nombre Fulgencio.

A pesar del despliegue de seguridad en esa zona los pobladores que abandonaron sus propiedades no quieren regresar, “por la desconfianza de que cuando desaparecieron y mataron a mucha gente los militares que estaban ahí no hicieron nada para evitarlo”, reveló Manuel Olivares.

EN LA GAVIA TAMBIÉN HUYEN
Cerca de 100 vecinos salieron de la comunidad de La Gavia, municipio de San Miguel Totolapan, Guerrero, entre el lunes y el martes en grupos pequeños de familias, quienes abandonaron la localidad por temor a la violencia luego del enfrentamiento entre el grupo criminal Los Tequileros y policías federales de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Procuraduría General de la República (PGR).

Informes oficiales dicen que desde la noche de este lunes salieron alrededor de 30 personas en varias camionetas desde La Gavia, en las que iban mujeres.

En tanto que en la mañana de este martes salió otro grupo en la mañana y se dirigió hacia la carretera federal en Poliutla.

Del grupo que salió desde el lunes se reportó que en Poliutla hicieron contacto con la Policía Federal, que los escoltó a Chilpancingo.

Una denuncia por parte del grupo de autodefensa que vigiló la carretera y la zona de salida desde San Miguel Totolapan, reportó que entre los desplazados por la violencia viajaban también personas con órdenes de aprehensión identificados como integrantes del grupo criminal Los Tequileros.

Según los reportes ante las denuncias de la autodefensa, en Arcelia se acercó un grupo de la Policía Ministerial al convoy escoltado por los agentes federales, pero se retiraron del lugar porque ya no se les permitió verificar la identidad de quienes iban en el grupo.

Este grupo llegó a Chilpancingo a refugiarse con familiares que tienen ahí.

A los que salieron en la mañana de este martes se les perdió el rastro y se desconoce su paradero.

En San Miguel Totolapan se encontraban por lo menos otros 100 vecinos de La Gavia que salieron después de los hechos violentos de mayo.
La Gavia era una localidad de aproximadamente 600 habitantes antes de la violencia, y se estima que en estos dos meses cerca de 200 personas han abandonado sus hogares.

El 16 de mayo un grupo de ganaderos de la comunidad de La Gavia sacó alrededor de mil cabezas de ganado de esa localidad.

Y EL EJÉRCITO TAMBIÉN SE VA

La base militar que se colocó en la comunidad de La Gavia fue retirada por órdenes superiores, luego del enfrentamiento que sostuvieron los agentes federales con Los Tequileros.

Como parte de las acciones del Ejército con el Operativo Relámpago desde el 11 de mayo, se estableció una base en esa comunidad en el campo de fútbol pero sin hacer labores de búsqueda del líder criminal Raybel Jacobo de Almonte, El Tequilero, o de su banda solamente hacían presencia para disuadir cualquier enfrentamiento.

La postura de los militaras de las órdenes que tenían para permanecer en La Gavia fueron cuestionadas varias veces por la autodefensa de San Miguel Totolapan, que denunció que el Ejército apoya a Los Tequileros con su presencia pero que no busca a este grupo ni su detención a pesar de estar justamente en la comunidad donde se consideraba que es su guarida.

Durante un mes del Operativo Relámpago no se reportó ninguna acción de búsqueda o detención de los integrantes del grupo, solamente la presencia disuasoria que permitió que durante este tiempo no hubiera ningún enfrentamiento entre grupos antagónicos del crimen organizado.

Este lunes en la noche se informó que salió de esa localidad el grupo que quedaba para la protección a la comunidad de La Gavia, y este martes no volvió.
En San Miguel Totolapan tampoco se reforzó la seguridad militar y permanecen los mismos 100 soldados mezclados con policías estatales, que mantienen en el control de siete puntos en las entradas de la cabecera municipal.

La Policía del Estado permanece en sus puestos de control, según un boletín de la Agencia de Investigación Criminal ingresó a La Gavia sin coordinarse con el grupo del Operativo Relámpago e incluso los tomó por sorpresa, y fue hasta después del enfrentamiento cuando se dieron cuenta de la acción y de qué corporación había llegadom pues los federales regresaban con sus heridos y pidieron apoyo en el puesto de control que se ubica en el crucero de La Gavia.

FUENTE: SIN EMBARGO/EL SUR.
AUTOR: REDACCIÓN/ISRAEL FLORES, LENIN OCAMPO.
LINK: http://www.sinembargo.mx/21-06-2017/3245373