martes, 18 de abril de 2017

Odebrecht y la reforma energética

Las supuestas bondades de la reforma energética fueron sólo mentiras. Mientras que Peña afirmó que ésta beneficiaría la economía familiar, el precio de la gasolina aumentó, la magna de 12 pesos en 2013 a más de 16 en este año; el costo de la electricidad se elevó en términos reales 3% entre enero 2014 y febrero 2017, afectando más a las actividades económicas de las que dependen más los hogares mexicanos, por ejemplo, en el sector servicios y el agrícola se experimentó un alza de 20%, en el comercio de 10% y en la pequeña y mediana industria aumentó 5.4%. Sólo la gran industria se vio beneficiada, con una reducción de 4% y el costo del consumo residencial, supuestamente, bajó 2.8%.



Las supuestas bondades de la reforma energética fueron sólo mentiras. Mientras que Peña afirmó que ésta beneficiaría la economía familiar, el precio de la gasolina aumentó, la magna de 12 pesos en 2013 a más de 16 en este año; el costo de la electricidad se elevó en términos reales 3% entre enero 2014 y febrero 2017, afectando más a las actividades económicas de las que dependen más los hogares mexicanos, por ejemplo, en el sector servicios y el agrícola se experimentó un alza de 20%, en el comercio de 10% y en la pequeña y mediana industria aumentó 5.4%. Sólo la gran industria se vio beneficiada, con una reducción de 4% y el costo del consumo residencial, supuestamente, bajó 2.8%.

La reforma energética tuvo como eje rector real la transferencia de la riqueza nacional a manos privadas y, en especial, al extranjero. La reforma ha fracasado, no sólo porque no ha habido beneficios para el pueblo de México, sino porque no se previó la sobreoferta de hidrocarburos a nivel mundial, lo que mantendría bajos los precios del petróleo, tampoco se tomó en cuenta que las bajas reservas probadas en el país (durarán sólo diez años) hacen poco atractiva la inversión en México. Cabe señalar que, aun antes de la reforma, ya se habían otorgado contratos ventajosos en el sector energético y de petroquímica a favor de grandes empresas trasnacionales, como a Odebrecht; la reforma buscó dar respaldo jurídico a las concesiones.

La experiencia de participación de empresas privadas en actividades que antes eran exclusivas del estado mexicano ha sido desastrosa. Recordemos el rescate carretero, las irregularidades de las Asociaciones Público-Privadas, etc. En el sector energético, en la petroquímica secundaria, tenemos que a poco tiempo de iniciar a operar la planta Coatzacoalcos, la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo (en 2013), filial de la compañía privada brasileña Mexichem, conjuntamente con Pemex, ocurrió una explosión (abril de 2016), en la que murieron 32 trabajadores y resultaron heridos más de 130. Todo parece indicar que lo ocurrido fue por falta de mantenimiento.

A todo esto, se suman ahora los escándalos de corrupción, como el dado a conocer la semana pasada en torno a Odebrecht y Pemex. Diversos medios reportaron que el Supremo Tribunal Federal de Brasil incluyó en una lista de funcionarios de diversos países que recibieron sobornos por parte de la empresa petrolera, a Emilio Lozoya Austin, quien fue Director General de Pemex de diciembre de 2012 a febrero de 2016.

Según los medios, el delator fue un alto ejecutivo de Odebrecht, de nombre Hilberto Mascarenhas (conocido como el tío Beto), quien comandaba la “Oficina de pagos de sobornos”. Este personaje afirmó haber financiado campañas políticas y realizar pagos de sobornos a fin de conseguir contratos. Mascarenhas asegura haber entregado 10.5 millones de dólares en México por sobornos, entre 2010 y 2014, de los cuales 5 millones fueron “solicitados” por Lozoya en 2014, año en el que la empresa recibió contratos de Pemex por 18 mil millones de pesos.

De acuerdo con el portal de Aristegui Noticias, entre los contratos multimillonarios que Pemex otorgó ese año a la empresa sin mediar licitación, se encuentran “una obra en la refinería de Salamanca por 84 millones 701 mil dólares” y “cuatro meses antes, el 9 de julio de 2014, Pemex había asignado –también sin licitar- el mayor contrato a Odebrecht, por 1,200 millones de dólares: la construcción del gasoducto Los Ramones Fase II-Norte. El portal cita un reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en el que se muestra que, para eludir la licitación y asignar directamente contratos a Odebrecht y a sus socios, Pemex recurrió a una intrincada red de empresas filiales creadas en los paraísos fiscales. MCCI también ha señalado a Felipe Calderón como otro de los involucrados en esta cadena de sobornos.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ya había detectado contratos entre Pemex y Odebrecht (o filiales) con irregularidades, entre las que se encuentran la adjudicación directa, pagos indebidos, convenios modificados, etc. A través de lo señalado por la ASF se puede constatar que estas anomalías se vienen presentando desde la administración de Calderón, ya que se detectaron desde la Cuenta Pública de 2009.

Emilio Lozoya niega haber recibido tal soborno, pero hay enormes dudas sobre su integridad. De hecho, su salida de Pemex se dio en medio de un escándalo derivado de la publicación de conversaciones telefónicas en la que se advertía que Lozoya había asesorado a directivos de OHL-México para conseguir contratos con PEMEX y con la Comisión Federal de Electricidad, cuando Enrique Ochoa Reza, actual dirigente del PRI, era director de la CFE. Cabe destacar que, antes de ser director general de Pemex, Lozoya formó parte del consejo de administración de OHL.

La reforma energética en México parece caminar por el mismo sendero del fracaso por las que han transitado otras reformas implantadas en países como Nigeria, Ceylán, Egipto, Irán, Libia, India, Paquistán, Camerún, entre otros. De acuerdo con Saldaña Zorrilla, ahí las reformas no disminuyeron la pobreza, por el contrario, la aumentaron, además de provocar desmantelamiento de la industria nacional, destrucción del patrimonio nacional y del medio ambiente. De la misma forma, se observó un aumento de la intervención extranjera en amplios ámbitos de la vida nacional.


En México estos problemas seguramente se profundizarán, no sólo por los altos índices de corrupción, sino porque no existen mecanismos que los prevengan y castiguen de manera efectiva. Las leyes anticorrupción en el actual régimen son una simulación y la captura de corruptos se da únicamente para favorecer la imagen del gobierno en periodos electorales, como ha estado ocurriendo en los últimos días.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: ARACELI DAMIÁN (OPINIÓN)
LINK: http://aristeguinoticias.com/1704/mexico/odebrecht-y-la-reforma-energetica/