viernes, 9 de diciembre de 2016

Monsanto niega venta de semilla de soya transgénica en Campeche; abogado de mayas pide investigar

La empresa Monsanto negó “categóricamente” haber liberado semillas transgénicas en Campeche, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación prohibiera la siembra. Laura Tamayo Laris, directora corporativa de la empresa en Latinoamérica Norte, aclaró a SinEmbargo las acusaciones de las comunidades mayas sobre que la empresa vendió semillas y se cosechó soya, pese a la decisión del máximo tribunal del país. “Monsanto vende semillas –en este caso de soya genéticamente modificada– en polígonos donde autoriza la Secretaría de Agricultura [Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación]. Tras la restricción interpuesta por la Suprema Corte [de Justicia de la Nación], a raíz de las demandas o de la solicitud de las comunidades indígenas, en este momento es imposible para Monsanto comercializar semilla genéticamente modificada en Campeche”, dijo Tamayo Laris.

Tras el informe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), donde aceptó que se sembró soya transgénica en comunidades mayas de Campeche, a pesar de que hace más de un año la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló a favor de suspender dichos cultivos allí y en Yucatán, los afectados informan que presentarán los resultados ante el máximo tribunal e incluso ante la Procuraduría General de la República (PGR).

En entrevista para SinEmbargo, Jorge Fernández Mendiburu, abogado de la causa de los pueblos mayas en contra de la siembra de transgénicos en sus tierras, señaló que buscarán el deslinde de responsabilidades y –si es el caso– las sanciones correspondientes tanto para autoridades, como para la cadena de trabajo implicada para lograr dicha siembra y cosecha.
“Exigimos que haya sanciones y que haya deslinde de responsabilidades. Que se investigue también a las autoridades que fueron negligentes al permitir esto”, dijo.

Asimismo, puntualizó en que el problema va más allá del tema ambiental, –que las comunidades han denunciado reiteradamente–. Fernández enlistó cuatro puntos que –de acuerdo con su percepción– la situación exhibe:
  1. Las comunidades tenían razón, ya que desde hace meses han insistido en que se investigue la siembra ilegal en Campeche.
  2. Hay responsabilidades desde quien librea la semilla –en este caso Monsanto–, hasta quien la siembra y cosecha.
  3. Existe negligencia por parte de las autoridades como Sagarpa y Senasica, quienes son responsables de verificar el cumplimiento de la SCJN para que no se siembre la soya genéticamente modificada.
  4. La consulta está siendo pisoteada por todos lados porque tiene sentido si el acto o la medida que va a ser consultada no se está implementando, de lo contrario, la consulta se convierte en una farsa.
El lunes, la Senasica señaló que alrededor de 300 hectáreas fueron sembradas con Organismos Genéticamente Modificados (OGM), pero el abogado y activista aseguró que en realidad se rebasaron las mil hectáreas y acusó directamente a Monsanto de liberar las semillas, por lo que urgió a las autoridades a mantener vigilancia.
“Debe haber vigilancia y sanción a Monsanto porque Monsanto es quien libera la semilla y eso no se dice muchas veces, pero es Monsanto es quien libera la semilla, la semilla no se puede sembrar si la empresa no la libera”, dijo el miembro de Indignación Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.
Ante ello, la empresa negó “categóricamente” haber liberado semillas transgénicas en Campeche. Laura Tamayo Laris, directora corporativa de la empresa en Latinoamérica Norte, dijo a este medio:
“Monsanto vende semillas –en este caso de soya genéticamente modificada– en polígonos donde autoriza la Secretaría de Agricultura. Tras la restricción interpuesta por la Suprema Corte, a raíz de las demandas o de la solicitud de las comunidades indígenas, en este momento es imposible para Monsanto comercializar semilla genéticamente modificada en Campeche. Precisamente por una orden evidentemente legal y nosotros siendo una empresa que obviamente acatamos las instrucciones legales de cualquier país al 100 por ciento, no hemos vendido ni una bolsa de soya genéticamente modificada en el estado de Campeche”.

Sobre las más de 300 hectáreas sembradas con soya transgénica en Campeche, insistió: “Estas semillas no las vendió Monsanto” y planteó que “las semillas en nuestro país también pueden venir de los granos, los granos al final del día son semillas, entonces desconocemos de dónde vengan estas semillas, pero nosotros no las vendimos. No sabemos si sea modificada, eso es un tema para la autoridad. Puede ser contrabando, puede ser siembra de grano, no sé, hay muchas maneras de poder hacer eso, desafortunadamente en cualquier parte del mundo. En el caso particular de Monsanto, no se vendió una sola bolsa”.

MONSANTO HABLA DE LOS BENEFICIOS DE LOS TRANSGÉNICOS

Tamayo aseguró que “los OGM son positivos para la sustentabilidad del planeta porque la única manera de darle de comer a tanta gente, sin deforestar y sin utilizar más bosques y selvas, es a través de la tecnología”. Y aclaró que “no sólo con la biotecnología”, sino “puede ser con tecnología en agua o tecnología de híbridos”.

Además, afirmó que la soya transgénica brinda a los agricultores 30 por ciento más de ganancia que la soya convencional, ya que –dijo– utiliza menos pesticida. “La soya genéticamente modificada es mucho más amable con el medio ambiente. Utiliza menos pesticida porque la planta ya dentro de sí misma por la modificación genética trae la defensa en contra de ciertos bichos malignos para la planta. Allí se ahorra dinero”, comentó.

No obstante, Fernández señaló una vez más que la siembra de soya transgénica implica el uso del herbicida glifosato, clasificado el año pasado como probable cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, en reiteradas ocasiones, las comunidades mayas han acusado que dicha siembra en su territorio atenta contra sus derechos y cultura. Hace algunos meses, Leydy Pech, representante indígena, manifestó:
“Hemos visto que con la siembra de esta soya se han perdido plantas medicinales, árboles vitales para las abejas, animales e incluso se han destruido sitios arqueológicos. Al perderse esto se lastima la identidad maya y se nos priva de la posibilidad de transmitir ese conocimiento a nuestros hijos. Recordemos que los mayas poseemos un conocimiento tradicional que permite conservar la selva y generar bienestar para nuestra comunidades”.

Finalmente, Monsanto informó que el único estado donde actualmente se distribuyen las semillas genéticamente modificadas en México, es Chiapas.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: IVETTE LIRA.
LINK: http://www.sinembargo.mx/09-12-2016/3123868