viernes, 25 de noviembre de 2016

Madres de desaparecidos en México y Centroamérica “hermanan” su dolor en Hemiciclo a Juárez

CIUDAD DE MÉXICO: El Hemiciclo a Juárez se convirtió esta tarde en el punto de encuentro entre mujeres dolidas: las madres del colectivo Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM) recibió con honores y solidaridad a las integrantes de la XII Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos, provenientes de Centroamérica.

En el pequeño escenario instalado frente al monumento histórico, madres mexicanas y centroamericanas tomaron la palabra, asegurándose unas a las otras que comparten el mismo objetivo. “Somos hermanas en el dolor”, aseveró la mexicana Patricia López, al añadir: “Hay que ir con más fuerza y no parar, no parar”.

Para las mujeres centroamericanas, el encuentro sirvió de catarsis. En Centroamérica, dice la hondureña Ana Enamorada, la sociedad civil no está tan organizada y la gente suele caer en el fatalismo: asumen que si el familiar desapareció, significa que ha muerto. Al ver que en México existen miles de madres que buscan a sus hijos, se sienten parte de algo más grande.

Con un español inseguro, Noemí Álvarez, originaria de Honduras, dice a Apro: “Me siento feliz porque no estamos solas, tenemos apoyo de ellas. Me siento bien orgullosa, de verdad, porque ellas están sintiendo el mismo dolor que nosotras. Me uno al dolor de ellas. Yo sé que así como están sufriendo ellas, sufrimos”.

Su hijo salió el 10 de julio de 2013 de Tegucigalpa, la capital del pequeño país centroamericano. A finales de ese mes, Noemí dejó de tener noticias de él. Estaba en el desierto, en el llamado “Cerro del Elefante”. Tenía 15 años en ese entonces y era la primera vez que viajaba.

Cuestionada sobre sus expectativas respecto a la caravana, responde: “Yo lo que espero es que estemos juntas siempre. Que no nos desunamos. Nos vamos a unir todas, todas. No vamos a dejar de venir a este país. Yo sé que al final tendremos respuesta”.

Ley incierta

El colectivo MNDM presiona para que el Senado de la República apruebe una Ley contra la Desaparición Forzada y por Particulares sólida y eficiente. Sin embargo, en ese tema “vamos muy mal”, deplora Araceli Salcedo, madre de Fernanda Rubi, quien desapareció en un bar de Orizaba, Veracruz, el 7 de septiembre de 2012. El riesgo de que esta ley termine en un “elefante blanco” es alto, advierte.

En entrevista con esta agencia, la mujer lamenta que los senadores pretenden eliminar las palabras “desaparición forzada” del encabezado de la ley –las sustituirían por “personas no localizadas”–, y pretextan la falta de presupuesto para limitar los alcances de las unidades de búsqueda de personas desaparecidas. Según Salcedo, los activistas “negocian” con los senadores qué incluiría la ley y qué quedaría fuera.

“Queríamos que el Centro de Seguridad Nacional trabajara a la par con la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal, con las fiscalías y los estados. Pero no se puede porque ninguno de ellos comparten información”, denuncia.

Sin embargo, Michelle Quevedo, otra integrante del colectivo, aseveró a las madres centroamericanas que “están contempladas en esta ley”. En marzo de 2014, el hermano menor y el novio de Quevedo fueron asesinados; y su otro hermano desapareció. Lo busca desde entonces.

En el encuentro de esta tarde, bandas tocaron música que apelaba a la paz y al cambio social, mientras artistas veracruzanos pintaban el rostro de Óscar Antonio López Enamorado, el hijo de Ana Enamorado, desaparecido en México en 2010.

Enamorado decidió quedarse en el país –“este cementerio de migrantes y mexicanos”, dice–, hasta descubrir lo que ocurrió con Óscar. Entonces integró el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), el mismo que organiza la caravana.

Su caso fue el primero en llegar a la Unidad de Investigación de Delitos para Personas Migrantes, que creó la PGR en diciembre pasado. A casi seis meses, cuenta, “me asignaron una abogada, pero en realidad no hacen lo suficiente. Dicen que está atorado porque solicitaron las huellas dactilares a Honduras para compararlas con las de un cuerpo que encontraron en el 2015. Queremos comparar las huellas de mi hijo con éste”.

El año pasado, la caravana presentó 12 casos de desaparecidos ante la PGR. “Nunca nos han dicho de que están a punto de localizarlos”, afirma la mujer en entrevista con Apro.

Las madres centroamericanas acudirán mañana a la PGR para entregar los expedientes de otros 23 casos. “Vamos a ver qué respuestas tienen para las familias sobre los primeros 12 casos. Vamos a ver si es cierto, que si cómo prometen, cumplen”.

Oídos sordos

Durante el encuentro, las madres mexicanas denunciaron en varias ocasiones que los gobiernos hacen “oídos sordos” ante sus reclamos y abandonan la tarea de buscar a sus familiares.

El colectivo dispuso una larga banda de tela en el piso que rodeó el Hemiciclo a Juárez. En esta banda aparecían decenas de nombres de personas desaparecidas y, a veces, mensajes de amor o de extrañamiento. Debajo de las escaleras que dan acceso al monumento, cubrieron el piso con fotografías de los rostros de sus familiares.

Muchos paseantes se detuvieron ante las fotografías y los nombres. Resulta difícil imaginar quiénes son en realidad Juan Francisco Arrellano Guzmán, Gabriela Martínez, Laura Roxxet González Hermosillo o Carlos Omar Pérez Rodríguez.

Cuando las madres centroamericanas arribaron al Hemiciclo, unos activistas se instalaron en fila y levantaron otra larga banda de tela. En ella, aparecían los nombres de los hijos que las hondureñas, salvadoreñas y guatemaltecas vinieron a buscar a México.

“¿Quiénes somos? ¡Las madres centroamericanas! ¿Qué buscamos? ¡Nuestros hijos! ¿Por qué los buscamos? ¡Porque los amamos!”, gritaron al llegar.


La mañana de este jueves, las madres centroamericanas acudieron al Senado. Después, algunas se fueron al Reclusorio Norte y otras sostuvieron un encuentro con trabajadoras sexuales e integrantes de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, en el centro histórico.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MATHIEU TOURLIERE.
LINK: http://www.proceso.com.mx/463887/madres-desaparecidos-en-mexico-centroamerica-hermanan-dolor-en-hemiciclo-a-juarez