lunes, 3 de octubre de 2016

Los ataques contra mujeres en lugares públicos no baja, y ellas no los están denunciando

La violencia de género no cesa en el país a pesar de las campañas de concientización, los esfuerzos de la sociedad civil organizada y las estrategias gubernamentales que buscan ponerle un freno: las mujeres siguen siendo abusadas sexualmente, violadas y acosadas en la calle, en el transporte público, en sus centros de trabajo y en sus hogares. También son asesinadas diariamente sin que nada ni nadie detenga a los agresores, dijeron expertos consultados por SinEmbargo.

Por ello, coincidieron, es necesario que las víctimas denuncien a través de distintas plataformas legales y sociales que ayuden a visibilizar el fenómeno y a concientizar a la sociedad sobre los abusos de violencia de género que sufren todos los días, porque la cifra negra de los casos que no llegan a una averiguación previa rebasa el 94 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales.
“Un gran número de delitos no son denunciados. Creemos que debe haber una presión social que haga y permita que las autoridades hagan su trabajo. Si no denuncias, dejas impune el delito y no hay una no repetición. Buscamos no una denuncia penal, sino social que permita generar en la sociedad la conciencia de que esto no es normal, porque en todos los espacios niñas y mujeres alguna vez en su vida han sufrido algún tipo de violencia, ya sea familiar, de noviazgo, de salud, en espacios educativos, públicos; lo podemos ver en las encuestas nacionales”, dijo Mariana Cervantes Salas, coordinadora de Proyectos del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia, organización que en coordinación con Change.org reactivará este mes la campaña #NoTeCalles.

De acuerdo con el “Diagnóstico sobre la atención de la violencia sexual en México” de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Gobierno de la República presentando en marzo de este año, entre 2010 y 2015 se cometieron 2 millones 996 mil 189 delitos sexuales, es decir casi 600 mil anuales, si se toma en cuenta la cifra negra de 94.1 por ciento de los delitos que no se denuncian.

Pero, especifica el informe, “la baja cantidad de averiguaciones previas en delitos sexuales es un hallazgo de suma relevancia: se están integrando menos de 20 mil averiguaciones previas por delitos sexuales por año, en promedio. Ello claramente indica que la impunidad en estos delitos es de grandes dimensiones”.

Los delitos de abuso sexual, incluyendo el agravado, el infantil, corrupción, estupro, explotación de menores y la violación concentran el 67.4 por ciento del total de las averiguaciones por delitos sexuales, dice el informe.

Las cifras oficiales revelan que sólo en la Ciudad de México entre enero de 2015 y julio de 2016 se abrieron 3 mil 960 averiguaciones previas y carpetas de investigación por delitos sexuales, de los cuales mil 51 fueron violaciones. Datos que no incluyen la temida cifra negra de la que hablan los estudiosos de estos delitos.

Los datos apuntan –según el informe de los primeros 100 días de la Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y los espacios públicos, que puso en marcha el Gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa en coordinación con el Instituto de las Mujeres de la capital del país– que de esas casi 4 mil averiguaciones, 420 fueron abiertas por víctimas agredidas en el transporte público, 62 de ellas violadas. El informe señala que entre enero y julio de este año las carpetas se incrementaron en un 56.7 por ciento respecto al año pasado.

Datos alarmantes si se considera que, de acuerdo con el Reporte Nacional de Movilidad Urbana en México 2014–2015, nueve de cada 10 mujeres en la Ciudad de México han sufrido algún tipo de violencia sexual en el transporte público a lo largo de su vida.

Debido a que la violencia de género es uno de los problemas más difíciles de seguridad que enfrenta una mujer, la organización en la que participa Cervantes Salas y la plataforma de Change.org reactivarán la campaña y el movimiento #NoTeCalles a partir del 14 y 15 de octubre en la red y a través de unos arcos detectores que serán colocados en cuatro puntos de la Ciudad de México: en la colonia Condesa, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la Universidad Iberoamericana y en la representación estatal de Veracruz.


Los lugares en donde se colocarán esos arcos –a través del cual las personas podrán cruzar y señalar si han sido víctimas de violencia de género– son representativos por los casos de la periodista estadounidense Andrea Noel, quien fue víctima de acoso sexual en la Condesa; Pola Brailowsky, estudiante de la UNAM; Ximena Galicia, estudiante de la Ibero y la agresión a Daphne Fernández, adolescente violada por “Los Porkys” en Veracruz.





VISIBILIZAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO

La campaña y el movimiento buscan visibilizar la violencia de género a través de la denuncia social, explicó Mariana Cervantes.

“La expectativa es que sea una denuncia social que permita visibilizar la violencia que vivimos en México. Invitar a mujeres y niñas que han sufrido algún tipo de violencia a denunciarla. Que digan: ‘yo fui víctima de violencia’, para romper con los estereotipos de que sólo son violadas las mujeres que salen de noche, o porque estaba sola en la calle. Está normalizada la violencia y se culpa a la mujer por los delitos: de ser una víctima se convierten en criminales y queda de lado el castigo a los responsables”, explicó.

Miguel Troncoso Treviño, director de Comunicación de Change.org en México, agregó que los puntos son emblemáticos y están vinculados a las campañas activas al interior del movimiento y que con la reactivación se busca visualizar los casos directamente en los espacios en donde ocurrieron las agresiones.
“Buscamos darle a conocer a la gente que no sólo ahí sucedieron los casos, sino que existe un mecanismo donde ellas pueden visibilizar sus propios casos de acoso. La activación lo que pretende es realizar un ejercicio de consulta para ver qué tan urgente es el problema del acoso en estos espacios donde ya alguien levantó la mano. El caso de Veracruz es simbólico, pero es un recordatorio a las autoridades de que existe un pendiente en un caso de acoso en esa entidad”, dijo.

La plataforma, explicó Troncoso, puede contribuir a visibilizar la violencia de género, abrir grupos de apoyo, presentar propuestas de políticas públicas y dar seguimiento a los casos que, al no ser públicos, no tienen ninguna salida legal.

“Nosotros no somos expertos en acompañar a una víctima, pero lo que sí les ofrecemos es enlazarnos con especialistas”, agregó.

El “gran objetivo” es detener la violencia de género, enfrentar al “gran monstruo” y desarrollar protocolos.

De acuerdo con Troncoso Treviño el interés de los usuarios de la plataforma se ha incrementado en los últimos dos años y medio. Hoy hay una campaña al mes como mínimo sobre violencia de género, mientras que en 2014 había una cada semestre.

“Ninguna de las víctimas son las iniciadoras de las peticiones, lo que es un fenómeno curioso que te puede revelar lo complejo que puede ser realizar una denuncia de este tipo porque son casos muy personales, donde la víctima está muy vulnerada. La plataforma ofrece anonimato como iniciador de petición, lo que también es una de las ventajas que puede tener lanzar una campaña desde este movimiento”, explicó.


La campaña para castigar al culpable de la agresión sexual que sufrió Andrea Noel fue iniciada por la petición de Emmanuel Arriero Gutiérrez, un joven originario de Guadalajara.

“Conocer el caso de Andrea Noel me conmovió mucho; yo la notaba muy afectada. Si abusan de tu integridad y te bajan los calzones en la calle… en todo este proceso me puse a reflexionar: la verdad el país está sumergido en una ola de violencia muy grande, se me hace que es algo que se debe de atender por parte de las instituciones de gobierno y la sociedad civil. Entonces eso me motivó para pedir justicia para Andrea y que se castigara a quien le hizo esta violencia”, dijo Arriero en entrevista con SinEmbargo.

Emmanuel consideró que durante décadas las mujeres han soportado la violencia física y sexual, sin que nadie haga nada. Es tiempo, dijo, que tanto los gobiernos federal y locales, como la sociedad civil y la academia trabajen en unión para combatir el fenómeno.


“No soy mujer, pero se me hace injusto porque todos somos seres vivos y merecemos respeto, y la otra: porque tengo madre, tengo primas y quizás en algún momento tenga hijas, y no me gustaría que hubiera una diferencia a propósito de cómo se respeta a un ser humano por su género”, destacó.



INMUJERES CDMX LLAMA A DENUNCIAR

Los datos apuntan a que el espacio privado sigue siendo el lugar principal de las agresiones. Las cifras de la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) realizada en 2011 revelan que en México el 47 por ciento de las mujeres de 15 y más años sufrió algún tipo de violencia por parte de su pareja; dos de cada 10 sufrieron reclamo por la forma en que gastan el dinero y a 14 de cada 100 su pareja las han “golpeado, amarrado, pateado, tratado de ahorcar o asfixiar, o agredido con un arma”, mientras que a siete de cada 100 las han obligado a tener relaciones sexuales.

Sin embargo hay otro espacio en donde las mujeres son violentadas; el transporte público, y ahí hay de todo: tocamiento de los glúteos, miradas lascivas, persecuciones, exhibición de órganos sexuales, observación obligada de la masturbación y violaciones.

Según el informe de los primeros 100 días de la Estrategia 30-100, el aumento de 56.7 por ciento de las carpetas de investigación sobre casos de abuso sexual entre enero y julio de 2016 respecto al año pasado, es muestra de la eficacia de los operativos de separación y el incremento de la vigilancia que comprenden las medidas de la estrategia.

Teresa Incháustegui Romero, directora General del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, dijo a SinEmbargo que todas las encuestas colocan a la capital del país como la ciudad en donde la violencia contra la mujer en el ámbito público es más alta con casi “30 puntos por arriba del resto de las ciudades”.
“Hay una cultura machista que ha naturalizado la situación en las calles para tener un acercamiento para agredirlas, por un lado, y por otro, que las mujeres de la Ciudad de México nos hemos acostumbrado a estas situaciones y tratamos de solventarlas individualmente, ya sea vistiéndose de manera diferente cuando uno va a ir en un automóvil privado o en un transporte que al público. Esta situación hace a las mujeres presas fáciles, por falta de tiempo y empoderamiento de sus derechos, y por lo complicado que resulta levantar denuncias, han naturalizado el tema”, dijo.

La funcionaria llamó a denunciar y a reportar los casos de violencia de género. Los reportes significan un indicador para el Inmujeres sobre la conciencia del significado de abuso y violencia sexual, y en segundo lugar, se logran visibilizar los hechos para buscar políticas de seguridad pública con enfoque de género: “que nos veamos en la obligación de atenderlo. En política, quien no habla Dios no lo oye. Si las mujeres no denunciamos y no reportamos los eventos, nadie nos va a escuchar”.

Incháustegui Romero resaltó la necesidad de modificar la legislación de justicia cívica de la Ciudad de México, para que se penalicen varias agresiones que hoy no se castigan con una penalización económica ni con prisión.

Hoy el abuso sexual está definido en el Código Penal como todo acto de carácter sexual, que se haga con una persona y que sea indeseable, le cause daño o sufrimiento. Pero la exhibición de los genitales u obligar a presenciar la masturbación, no están dentro del concepto de abuso sexual para la legislación actual.

La directora del Inmujeres de la Ciudad de México destacó que la víctima “queda al garete. Nosotros decimos que van a seguir habiendo injusticias e impunidad si no modificamos la Ley de Justicia Cívica para incorporar con toda precisión, con nombre y apellido estas ofensas y que esté claramente establecido qué tipo de penalización le corresponde. La víctima no tendría que comprobar daño y sufrimiento a través de peritajes, sino que se aplique la ley automática, como cuando usted se pasa un alto”.


SILBATO, POCO EXITOSO

Medidas como el polémico silbato no han sido muy exitosas, pues únicamente dos mujeres lo han utilizado y ninguna de ellas llegó a interponer una denuncia ente el Ministerio Público, dijo Teresa Incháustegui.
“Yo creo porque no han tenido necesidad, y le comentaba: creo que no llegamos a la masa crítica que queremos para la distribución. Vamos a comenzar la distribución en delegaciones y en los entornos de las escuelas, de las secundarias; en noviembre a lo mejor comenzamos con esta segunda etapa”, dijo la funcionaria.

En ambos casos el silbato sirvió para disuadir al agresor de llevar a cabo la agresión sexual o el acoso, precisó.

Incháustegui explicó que a la fecha se han entregado 60 mil silbatos a usuarias de transporte público, lo cual representa sólo una pequeña parte del total de las mujeres que viajan a través de Sistema de Transporte Colectivo Metro y del Metrobús.

En julio pasado, la funcionaria reveló a Alejandra Padilla, reportera de la Unidad de Datos de este medio digital, que se invirtieron 1.2 millones de pesos en 15 mil silbatos, con un costo de 80 pesos por cada uno. Dos meses después, la distribución del silbato se ha cuadriplicado.

La funcionaria detalló que la utilización del silbato tiene varios objetivos: empoderar a las mujeres y hacer que la comunidad participe y no “voltee para otro lado” cuando alguien es agredido.

Teresa Incháustegui agregó que la aplicación para celular Viaja Segura, que se puso en marcha hace un mes, derivó ya en 20 llamados al 066. Una vez que se aprieta el botón de la aplicación descargable, se recibe el correo electrónico y el teléfono de la víctima; y se emite un reporte con fecha y hora.


Y aunque hay casos de agresión reales, la funcionaria reconoció que existen muchos “falsos llamados” por bromas o simplemente porque se activó el botón por error.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SHAILA ROSAGEL.
LINK: http://www.sinembargo.mx/03-10-2016/3099212