martes, 2 de agosto de 2016

El asedio a Nochixtlán no comenzó el día de la matanza, pues días antes del 19 de junio se infiltraron fuerzas del Estado, denuncian pobladores

Ciudad de México. Las agresiones en Nochixtlán, Oaxaca, no comenzaron el 19 de junio, sino que desde el día 13 de ese mes las fuerzas estatales quisieron entran por vez primera y no pudieron, por lo que intentaron entrar por otros puntos, como Etlatongo, pero “fueron regresados”, aunque desde ese día “se infiltraron como civiles en el pueblo”, denunciaron sobrevivientes de la matanza que dejó nueve muertos y decenas de heridos de bala, durante el desalojo armado que llevó a cabo la Policía Federal del bloqueo carretero que mantenían (y mantienen) maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y población en general, en rechazo a la reforma educativa.

El pasado 31 de julio, familiares de los caídos, así como algunos de los heridos de la violenta represión, hablaron por primera vez en conferencia de prensa sobre lo ocurrido durante el desalojo. Eligieron para dar su testimonio la Plaza de las Tres Culturas, en la Ciudad de México, por consideralo un lugar emblemático, ya que “aquí hubo una masacre (en 1968) y lo que nos pasó a nosotros también fue una masacre del Estado”.

Durante la conferencia, dieron cuenta del asedio que se vivió durante los días previos al 19, a través de camionetas blindadas en las que, según los testimonios, constataron que se transportaban sujetos armados.

El 19 de junio, narraron, el desalojo duró aproximadamente seis minutos y fue fuera de la población: “Una hora después ¿qué hacia la PF entrando a la comunidad? Es imperdonable lo que hicieron la Policía Federal, la Policía Estatal y la Gendarmería, es inaceptable lo que nos están haciendo por el hecho de alzar la voz en este país en el que supuestamente hay una democracia. ¡Nos mandaron a matar!”, indicó uno de los pobladores.

Otro testigo afirmó que la policía logró el desalojo en pocos minutos, pero sin seguir protocolos comenzaron a disparar. “Las bombas de gas no las disparaban en parábola sino de manera directa”, afirmó una persona ubicada a unos 50 metros de la policía, quien agregó que si la gente salió a darle la cara a las fuerzas

estatales fue porque estaban disparando directo a la gente, ya habían quemado los autobuses y los tráileres e intentaban rociar de gasolina a los presentes. “A mí me consta porque a mí me tocó”, refirió.

A las 9 de la mañana ya había muerto la primer persona y había muchos heridos. Entre las 10 y 11 de la mañana bajó un helicóptero con policías portando armas de largo alcance y se colocaron en la gasolinera, la vulcanizadora y un lote baldío, puntos desde los cuales dispararon nuevamente contra la población civil. “Estábamos pecho tierra escapándonos de las balas de los federales a más de 800 metros. A esa distancia ¿qué se necesita para dar tiros certeros en la cabeza y en la boca? ¿No se necesita de mira telescópica, de francotiradores profesionales, asesinos? Nosotros fuimos asesinados por profesionales y por eso estamos aquí. Gente entrenada llegó a matar y no solamente a uno”, afirmó José Luis Cruz Aquino, hermano de Anselmo Cruz Aquino, quien fue asesinado junto con otros dos jóvenes mientras se encontraban pecho tierra.

El profesor Felipe Montesino Sánchez, perteneciente a la comunidad de Santiago Tilantongo, así como otros pobladores, hicieron hincapié en el daño que sufrieron los niños, quienes también fueron reprimidos. Denunció el caso de la colonia 20 de Noviembre, ubicada a menos de un kilómetro de donde ocurrió el desalojo, lugar desde donde la policía aventó gases desde un helicóptero contra la población, por lo que los niños tuvieron que desplazarse entre 15 y 20 kilómetros a otra comunidad y estuvieron en calidad de desaparecidos hasta que las autoridades de dicha comunidad mandaron a avisar dónde se encontraban. “Ahora nuestros niños ven un helicóptero y corren a esconderse…nos duele y lastima lo que se hizo con los niños que estaban en sus casas y fueron violentados por balas, petardos y gas lacrimógeno, niños que pedían auxilio y no hubo alguien que pudiera defenderlos, alguien que diera la orden para decir ¡basta, están bañando de sangre esta tierra!”

Felipe Montesinos dijo que fue testigo de cómo la policía comenzó a perseguir al pueblo luego del desalojo, él mismo recibió una herida de bala de gas que lo hizo perder gran parte de la piel y dedos de la mano. “Fui el primer herido que llegó al hospital de la comunidad”, dijo, donde mientras le quitaban la piel quemada de la mano, pudo escuchar como, al saber que ya iban más heridos, los encargados dieron la orden de cerrar. “Cierren el hospital, pues ese no es problema de nosotros, es problema del pueblo, es problema social”, dijieron, y acto seguido el enfermero que lo atendía le vendó la mano y le dijo que mejor se fuera porque no iban a poder protegerlo y se lo iban a llevar.


“La impotencia que traigo es que desenfundaban sus armas los federales y con dolo nos disparaban si temor alguno y nos humillaban, nos decían que no corriéramos, que no fuéramos cobardes, que nos enfrentáramos, que nos defendiéramos, y nosotros qué íbamos a hacer solamente con palos y piedras”, reala el profesor.

Otros testimonios refirieron que cuando la gente se acercó al hospital por ayuda médica los federales ya los estaban esperando en lo alto del edificio y desde ahí comenzaron a disparar.

Los jóvenes, entre los que hay de 17 años de edad, cuentan cómo fueron heridos al tratar de ayudar a sus compañeros que yacían en el piso baleados, como Luis Alberto Martínez Martinéz, quien acudió a ayudar al ver a jóvenes, mujeres, niños y ancianos heridos: “en un momento un policía se sentó y me apuntó con un revolver, yo clarito lo vi, me apuntó y me disparó. Yo nada más sentí un ardor en el estómago y se los puedo mostrar”. Alzó su playera y removió su vendaje, a la vista saltó en su costado izquierdo la marca por donde entró la bala y una cicatriz que de arriba abajo recorre su torso debido a tres intervenciones quirúrgicas. El impacto le daño el hígado, el vaso, el intestino y el pulmón, órganos que tuvieron que reconstruirle.

Otro caso fue el de Juan José Acevedo Martínez, a quien la bala le entró por detrás del oído izquierdo y salió por la mandíbula causando gran daño: “fui víctima de la policía que entró al pueblo a masacrarnos, tengo herida de bala, no puedo ni podré comer en mucho tiempo. A la prensa le pedimos que diga la verdad.”


Fueron varios los pobladores que exigieron a la prensa, principalmente a Televisa y TV Azteca, “tener el valor para decir la verdad y lavar la ofensa” contra el pueblo nochixteco, ya que, dijeron, “no fueron sólo balas de goma, el pueblo no estaba armado y sí hay muertos y heridos. No se puede tapar el sol con un dedo, queremos que digan la verdad”, insistieron.

Entre las exigencias presentadas por los pobladores se encuentra el acceso a la verdad y la justicia, la reparación integral del daño y el acceso a la salud como derecho Constitucional; lamentaron que a un mes y 12 días de los hechos no haya ningún indiciado por los acontecimientos y que los autores intelectuales y materiales permanezcan es sus cargos. Por ello, también pidieron juicio político contra Gabino Cué Monteagudo y la separación del cargo de todos quienes hayan tenido responsabilidad en los hechos. Denunciaron que hasta el momento ni un solo Ministerio Público de la Procuraduría General de la República se ha parado en Noxchixtlán para realizar una investigación de los hechos.

Maurilio Santiago Reyes, representante legal de las víctimas de Nochixtlán, detalló las exigencias de la comunidad: reparación integral del daño con atención medica digna con parámetros internacionales, tales como la creación de un fideicomiso para que los niños huérfanos terminen la universidad “porque ese era el proyecto de sus padres”, además de que el gobierno mexicano debe de pedir disculpas por el agravio causado a los mixtecos, afirmó.

Justicia y verdad, también exigen las víctimas, pues, indicó Santiago Reyes, “los homicidios son considerados por el pueblo de Nochixtlán como excusión extrajudicial del Estado, por lo que se tienen que tratar en los tribunales y responsabilizar al Estado en organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”. Y también que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emita una recomendación e informe con apego a la verdad, y esa misma obligación tiene la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, indicó el representante legal.


Finalmente, informó que ya se entregó la petición a la Procuradora General de la Republica, en la que se solicita la creación de una Fiscalía Especial para la atención del caso Nochixtlán.



FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: LUCIA JOSELIN MUÑOZ.
LINK: https://desinformemonos.org/el-asedio-a-nochixtlan-no-comenzo-el-dia-de-la-matanza-pues-dias-antes-del-19-de-junio-se-infiltraron-fuerzas-del-estado-denuncian-pobladores/