miércoles, 20 de julio de 2016

Palabras huecas sobre la deforestación en México

Territorios Indómitos
Mientras cientos de empresas forestales comunitarias mexicanas luchan por sobrevivir en el ambiente de ilegalidad que propician las dependencias gubernamentales y el crimen organizado, el secretario de Medio Ambiente, Rafael Pacciano, se pasea por la FAO en Roma con un discurso deslumbrante, palabras huecas si se mira lo que está pasando con los bosques en México.

Durante la inauguración, de la 23ª sesión del Comité Forestal Global convocada por la FAO, el secretario Pacciano, destacó la importancia del manejo sustentable de los bosques por parte de las comunidades como estrategia central para conservar la biodiversidad y detener la deforestación [1], de cara a la Reunión de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica de la ONU (COP 13 de la CDB), que tendrá verificativo en Cancún a finales de este año.

En ese mismo foro, en Roma, la FAO publicó el documento Estado de los Bosques 2016 [2], un estudio sobre la situación de los bosques en el mundo, en el que destaca que los bosques en las zonas tropicales siguen siendo destruidos a tasas aceleradas. Según datos de la plataforma Global Forest Watch [3] (generada por el prestigioso World Resources Institute [4]), tan sólo en México se pierden cerca de ciento cuarenta mil hectáreas de bosques anualmente.

México se ha comprometido a alcanzar la meta de una tasa de deforestación cero para el 2030 [5], pero si proyectamos la tendencia seguida los últimos años; si tomamos en cuenta el hecho de que el compromiso gubernamental ante el manejo forestal comunitario es magro y contradictorio, y consideramos su indiferencia ante el mercado ilegal de madera y la prevalencia de subsidios a las vacas, a la soya y a la palma de aceite (los principales causantes de la deforestación que señala el documento de la FAO), lo más probable es que el promedio anual de pérdida de bosques se mantenga por encima de las ciento cuarenta mil hectáreas por muchos años.

Esto se suma a una cantidad indeterminada de hectáreas de bosque que mantienen una cierta cobertura forestal, pero en condiciones severamente degradadas, donde se pierde biodiversidad y suelos y se deja de capturar carbono. Muchos funcionarios públicos argumentan que la pérdida de cobertura forestal se compensará con el establecimiento de plantaciones forestales, como la palma de aceite y el eucalipto, pero difícilmente tales plantaciones pueden considerarse bosques, ya que lejos de contribuir al mantenimiento de los servicios ecosistémicos, son monocultivos que depredan el suelo y el agua a la vez que liquidan la biodiversidad nativa. Como además suelen utilizarse para la producción de aceites, fibras y combustibles, contribuyen muy poco a la fijación de carbono.

Volviendo a la visita del secretario Pacciano a Roma, ésta se convirtió más que nada en una promoción del ‘gran potencial de México en el tema de plantaciones forestales’, según da cuenta el propio boletín de la Semarnat al respecto.

México no cuenta con un instrumento efectivo y una normatividad que permitan estimar la tasa real de pérdida y degradación de las selvas y bosques, pese a que organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales y Greenpeace, entre otras, han demandado desde hace lustros que exista transparencia y claridad en este rubro.

El manejo de los datos de deforestación y degradación de bosques y selvas, así como el de ilegalidad en el mercado forestal, es discrecional, de manera similar a lo que ocurre con los datos de medición de la pobreza de Inegi: dependiendo de lo que se pretende demostrar, se utiliza determinada metodología, pero no existe un estándar legal que permita hacer comparaciones y proyecciones de manera objetiva.

Así, mientras organismos internacionales como Global Forest Trends estima un promedio anual de la pérdida de cobertura forestal para México para el periodo 2010 – 2015 en cerca de 140 mil hectáreas, el secretario Pacciano mencionó en el evento del Día del Árbol el pasado 14 de julio, que ya son ‘solamente’ 91,000 hectáreas de selvas y bosques las que se pierden cada año, y que esta cifra está bajando. Mediante un análisis estadístico sencillo (una regresión lineal) de los datos para México de Global Forest Trends de los últimos quince años, al paso que vamos la ‘deforestación cero’ no se alcanzará antes del año 2056.  Y peor aún si se continúa con la tendencia actual de favorecer actividades agrícolas no sustentables a costa de los bosques, como la promoción activa que hacen funcionarios del gobierno federal que usando subsidios y recursos oficiales promueven la ganadería extensiva o la siembra de soya transgénica en terrenos forestales de las comunidades indígenas de la Península de Yucatán y otras regiones del país.

Diversas experiencias en todo el mundo y en particular en México [6] han mostrado que una manera efectiva de detener la deforestación, aumentar la cobertura forestal, conservar la biodiversidad, mantener la infiltración de agua a los acuíferos, conservar los suelos e incrementar los acervos de carbono, es el manejo sustentable de los territorios forestales por las comunidades que los habitan.

Este tema es ampliamente reconocido por la FAO en el documento arriba señalado; en él se da clara cuenta no sólo de que es posible producir los alimentos que el mundo requiere sin dañar los bosques, sino que por el contrario la pérdida de los bosques pone en serio riesgo la seguridad alimentaria al degradar los suelos y perturbar los patrones hídricos y climáticos de los que depende la agricultura.

En el discurso, muchas autoridades mexicanas, incluido el Secretario de Semarnat, parecen estar de acuerdo con estos planteamientos, pero en los hechos retrasan autorizaciones, ponen trabas, trámites y obstáculos al aprovechamiento forestal sustentable que tratan de llevar a cabo las comunidades y ejidos a los cuales criminalizan y persiguen. A la vez, las autoridades omiten perseguir a los verdaderos criminales ambientales en los puertos, madererías y algunas grandes empresas importadoras de madera, e incluso se favorece el comercio ilegal de madera (y por ende la deforestación) a través de las compras de gobierno, que se realizan a ciegas, sin contar con instrumentos efectivos para saber si se trata o no de productos legales.

 [1] https://www.gob.mx/semarnat/prensa/destaca-mexico-ante-integrantes-de-la-fao-objetivos-de-la-cop13-en-materia-forestal

[2] http://www.fao.org/3/a-i5588s.pdf

[3] http://data.globalforestwatch.org/datasets?keyword=MEX

[4] http://www.wri.org/our-work/project/global-forest-watch

[5] http://www.inecc.gob.mx/acerca/difusion-cp-inecc/1279-indc

[6] White, A., Molnar, A. Martin, A. 2002. To Johannesburg and Beyond: Strategic Options to Advance the Conservation of Natural Forests. Forest Trends. 28 pp

https://www.commdev.org/userfiles/mexicos_community_managed_forests.pdf

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS
AUTOR: RAÚL BENET
LINK: http://aristeguinoticias.com/2007/mexico/palabras-huecas-sobre-la-deforestacion-en-mexico/