lunes, 11 de julio de 2016

De Nochixtlán a Bagdad y a Dallas: ¿cuándo se van a dar cuenta?

Es un sistema basado en la fuerza de las armas y del engaño, que cierra todas las vías de solución, que no aguanta más. A las víctimas se les caen las vendas y los miedos. Se abre una furia capaz de demoler las mayores construcciones físicas y simbólicas del ser humano. Y quienes ahora se benefician del estado de las cosas, también se arriesgan a ser perjudicados.

Cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantó en armas en 1994, muchos de quienes rechazaban sus métodos tuvieron que reconocer que los insurgentes tenían plena razón en sus motivos. “¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?”, planteó el EZLN en un poema que puso en claro dónde estaban parados los bandos y en qué sitio peleaba la justicia.

Hoy, en Estados Unidos, el movimiento Black Lives Matter (las vidas de los negros importan) es criticado por favorecer acciones directas que rayan en la violencia, y ponen nerviosos a muchos que están de acuerdo con el contenido pero no con las tácticas. Como Marcos en 1994, hoy la poeta Sarah O’Neal les responde –con la ventaja de las tecnologías de 2016- con un poder argumentativo similar: “Pídannos que seamos educados, que mantengamos la calma, que expresemos nuestro duelo con respeto mientras los cuerpos de nuestros hermanos son tendidos en las calles, sonando la alarma. Nuestros cuerpos son amenazas incluso antes de ser humanos y ustedes todavía quieren saber cuál es la fuente de nuestra ira”.

Los están matando. Cuando los agentes de policía se sienten libres de disparar contra un negro -o un latino-, y el sistema los exonera a pesar de que todo el mundo –casi literalmente- ha atestiguado en video que cometieron un asesinato, o varios, ¿cómo se les puede pedir que caminen por la senda institucional, que esperen por años una justicia que -se sabe- les será negada?

Cuidado con el video que pongo aquí abajo. Es muy duro. Y la policía lo quiso ocultar.

Now let’s see how these pigs defend this. RIP #AltonSerling #BLACKLIVESMATTER pic.twitter.com/35SIWwTruJ

— R. Blanco (@illygirlBreA) 6 de julio de 2016

Un hombre negro de 25 años, Micah X. Johnson, no pudo más con eso. No lo pudo soportar. Se puso a matar policías blancos. ¿Cuesta entenderlo? Si denuncian los métodos agresivos de Black Lives Matter (con los que no estoy de acuerdo, quiero aclarar, pero, ¿cómo no comprender de dónde sale esa ira?), entiendan que lo del jueves en Dallas no será el último incidente y que probablemente se convertirá en algo común. Porque el sistema no responde por las buenas.

A los familiares de los 43 desaparecidos los han tenido sentados a la mesa durante ya casi dos años. Con promesas. Promesas e hipocresía. Promesas e hipocresía y cinismo. Promesas e hipocresía y cinismo y burlas. Les dijeron que ésa era la ruta buena. Ellos, como el 27 de septiembre de 2014, el 27 de enero de 2015, el 5 de septiembre de 2015, el 30 de abril de 2016, se preguntan dónde estarán sus hijos, en qué condiciones, ¿los estarán lastimando mucho?, ¿será demasiado tarde?

Promesas e hipocresía y cinismo y burlas. Y engaños, insultos, politiquería del nivel más bajo, golpes, intentos de criminalizarlos. Eso es lo que les han dado. Mientras el México malo y el México bueno coinciden en señalar que sería un grave error que se fueran por el camino malo, por el de la guerrilla, por el de la violencia.

Empujados a la última opción 

Perdónenme por poner frente a ustedes mis credenciales. Ocurre que conozco la guerra más que el común de la gente en México. Siria, Gaza, Irak, Libia, Congo, etcétera. Lo que mejor he aprendido, con el dolor de las muertes de mis compañeros, con lo que yo mismo sufrí, y sobre todo, con la experiencia de ver a gente hermosa y cariñosa convertida en asesina sin alma, de vivir en lo que fueron ciudades sumamente bellas y ahora son pilas de ruinas… lo que mejor he aprendido es que la violencia no resuelve nada nunca, que abre la puerta a la villanía, que destruye sin construir nada. Y que los que empiezan las revoluciones no las terminan vivos, ni sus familias, ni sus amigos, ni sus sueños.

Pero en Siria y en Egipto y en el Kurdistán y en Libia, me senté a conversar, tomé el te y escuché a las mujeres y los hombres que iniciaban la revolución. No les quedaba de otra. Fueron empujados hasta que no tuvieron más alternativa.

Es posible imaginar que eso es lo que sintió Micah X. Johnson. En tres días, vio los videos de dos asesinatos innecesarios, gratuitos, casi descuidados, cometidos por agentes de la ley, el orden y la justicia, contra inocentes de piel negra, y si pasa lo que con otros, no van a tener justicia. Lo ha visto ocurrir por años. Vio las manifestaciones de Ferguson, y no pasó nada. Comprobó que las acciones radicales, para unos, y moderadas, para otros, de Black Lives Matter, tampoco cambiaban las cosas y decidió renunciar a su vida porque no pudo contener más la rabia.
Eso también explica, en una parte, lo que ocurrió en Bagdad, lo que pasa en muchos sitios donde otros jóvenes se entregaron al terrorismo. Permítanme apelar de nuevo a mi experiencia: conocí a estudiantes de contaduría que se convirtieron en combatientes y acabaron en Estado Islámico. Muy buenos chicos. De verdad. Entrañables y respetuosos de quienes no somos musulmanes. Pero ellos también están sujetos a una enorme presión: económica, social, cultural, religiosa. Ven cómo matan a los suyos. Comprueban que no hay salidas pacíficas. Porque este sistema no abre vías para las soluciones pacíficas: los sientan a hablar y ahí los tienen.

La tragedia: ven cómo matan a los suyos y se ponen a matar a otros.

Actualmente, en México, tenemos un conflicto (bueno, muchos, pero me refiero al magisterial) que el gobierno ha intentado ganar con propaganda, convenciendo a la sociedad de que los maestros disidentes son un peligro para todos y, de esa manera, formar una gran coalición que aísle a sus rivales.

Fracasó la maniobra. Tal vez, en otro contexto, la operación habría funcionado. Pero en el que tenemos, el de este sistema que cancela en la práctica las vías de solución, la gente también está harta, hartísima, de ver cómo crece la violencia y en el gobierno se corrompen hasta la desvergüenza, sin que les importe que los estemos viendo, como a los policías asesinos de EU, ni que les gritemos en su cara lo que son.

Los habitantes de Nochixtlán, a favor o en contra de los maestros, reaccionaron ante lo que percibieron –con lucidez- como una agresión del Estado. Porque como en Iguala y en Dallas, fue el Estado.

¿Y la vía electoral? También ésa la cancelaron. ¿De verdad creen que pueden vivir de la simulación? Cometieron fraude tras fraude. Se ocuparon por apoderarse, desde adentro, del partido construido penosamente por un amplio sector de la sociedad precisamente para seguir esa vía, la electoral, la que el sistema supuestamente abría. Tuvieron éxito: unos por su corrupción de siempre, otros porque se corrompieron, los chuchos, los bautistas, los amalios y su coalición consiguieron arrojar la alternativa por el desfiladero. Y con ella, desbarrancaron el argumento de que la democracia es el barco en el que todos podemos y debemos navegar.

Cuando iba a la universidad, muchos estudiantes creíamos en la democracia. Hoy, cuando vemos que los grupos anarquistas predominan en las facultades, ¿qué les podemos decir?

Los terroristas suicidas, los lobos solitarios, los grupos de idiotas en busca autosatisfacción como Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (si es que existe y no es una máscara), los provocadores que no tienen mucha cabeza pero sí enormes deseos de protagonismo, los movimientos de fanáticos, los grandes demagogos como Trump y Bagdadi, Le Pen y Berlusconi, van a proliferar en la desesperación que se está extendiendo por el planeta.

Porque vivimos bajo sistemas habituados a ofrecer salidas falsas. Y como eso se está haciendo cada día más evidente, las personas ya no están dispuestas a seguir perdiéndose por ahí: quieren abrir las salidas por su cuenta y como sea.

¿A qué costo?

Edgardo Buscaglia me decía que le preocupaba que, en el caso mexicano, las élites no han terminado de darse cuenta de que las cosas tienen que cambiar. Todavía creen que pueden seguir disfrutando de este sistema corrupto. La minoría acumula riqueza, la mayoría la pierde, millones de niños mexicanos crecen desnutridos y sin oportunidades. Pero no están dispuestos a cambiarlos.

Hasta que les comience a doler, me dijo Buscaglia, no van a decidirse a hacer algo. Como suele ocurrir, cuando a los de arriba les comienzan a doler las cosas, es porque los de abajo ya no tienen nada qué perder y les importa poco destruir lo que hay, porque todo eso, construido con sus propias manos, se lo han arrebatado.

Senderos
En una nota más optimista, nuestra película “Mirar Morir. El Ejército en la noche de Iguala”, sigue reuniendo solicitudes para participar de la función simultánea continental #ProyecciónLatinoamericana #Ayotzinapa22meses, el 26 de julio.

Por cortesía de nuestras fabulosas Reinas Chulas, la actividad central será en el Teatro Bar El Vicio, ese día a las 18:00 (entrada $100 pesos; la mitad para el fondo de documentales de Ojos de Perro vs la Impunidad y la otra mitad en donación para los padres de los 43 y para Los Otros Desaparecidos de Iguala, que la recogerán ahí mismo), con presencia de los realizadores y de representantes de Ayotzinapa y de Iguala.

Esto es parte de la serie de proyecciones continentales y global de #MirarMorir: es el primer documental independiente que realiza un proyecto así.

Tuvimos ya la #EuroProyección #Ayotzinapa21meses; vienen la #ProyecciónNorteamericana #Ayotzinapa23meses y la #ProyecciónGlobal #Ayotzinapa2años.

¡Participa! Informes aquí: mirarmoriroficial@gmail.com

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS
AUTOR: TÉMORIS GRECKO
LINK: http://aristeguinoticias.com/0907/mexico/de-nochixtlan-a-bagdad-y-a-dallas-cuando-se-van-a-dar-cuenta/