viernes, 10 de junio de 2016

No es suficiente revelar qué sucedió, deben ir por los curas pederastas, exige Alberto Athié

Casa Alberione, Casa Damasco y Fundación Rougier son refugios que la Iglesia Católica ha establecido en el país para ayudar a los sacerdotes que sufren adicciones y problemas psicológicos. Sin embargo, estos hogares también dan cobijo a los curas involucrados en casos de pederastia. De acuerdo con el ex sacerdote Alberto Athié Gallo, el modelo fue traído de otras partes del mundo e implementado por el obispo auxiliar Marcelino Hernández de la Arquidiósesis de México. El también activista y defensor de las víctimas de pederastia del clero en México afirma que no es suficiente saber que están ahí, sino aclarar cuántos y quiénes son, revelar los abusos que cometieron y presentarlos ante un juez.

Ciudad de México, 10 de junio (SinEmbargo).– El ex sacerdote de la Arquidiócesis de México, Alberto Athié Gallo, quien se ha encargado de investigar y denunciar casos de pederastia, afirma que la Iglesia Católica importó un modelo internacional para albergar en hogares especializados a sacerdotes involucrados en abusos sexuales a menores por creer que ese tipo de conducta se puede superar sólo a través de tratamientos terapéuticos, lo cual es “muy grave” porque no informa a las autoridades penales algo que es un delito y los señalados pueden volver a ejercer.

“¿Cuántos son?, ¿dónde están?, ¿cuántos delitos cometieron hasta que fueron recluidos en esos centros?, ¿dónde están sobre todo las víctimas? Es muy posible que ellos [la Iglesia] hayan convencido, con términos religiosos y con el uso de la autoridad religiosa que supuestamente representan, a los padres de estas víctimas de no llevar a cabo ningún tipo de denuncia, porque ellos se iban a encargar de resolver este asunto internamente”, aseguró en entrevista.

Ayer, el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez reconoció que la Casa Alberione, localizada en Tlaquepaque, Jalisco, refugió a sacerdotes pederastas hasta que el entonces Papa Juan Pablo II pidió en 2001, a través de una carta, dejar de hacerlo.

Sin embargo, no es la única en su tipo. En el país también existe la Casa Damasco, al sur de la capital del país, y la Fundación Rougier, en el Estado de México, de acuerdo con reportes de prensa.

“No es la única casa”, dijo Athié. El obispo auxiliar Marcelino Hernández de la Arquidiócesis de México “fue precisamente traído de Guadalajara para llevar a cabo estos procedimientos”.

“El modelo venía de otras partes del mundo. Los obispos de Estados Unidos tenían una casa en Sacramento y después tuvieron muchísimos problemas porque varios de los pederastas salían en las noches o los fines de semana y seguían cometiendo abusos. No es un modelo local, es uno internacional que buscó responder a los procesos disciplinares a los cuales tenían que someter los obispos a sacerdotes que cometen estos delitos”, explicó el ex sacerdote.

El documento “Crímenes y Licitaciones” de El Vaticano señala una serie de disciplinas para buscar que los abusadores “se arrepientan y cambien de conducta”, por ejemplo, ejercicios espirituales o penitencias. O bien, añadió Athié, recluirlos en lugares especializados “porque tenían la idea de que ese tipo de conducta se podía superar a través de tratamientos terapéuticos, lo cual resultó un fracaso rotundo”.


Además, este modelo mantiene al margen a las autoridades penales de los países.

“No se informaba y no se informa –porque hay casas en México todavía funcionando– a las autoridades penales de los casos que tenían para que las autoridades intervinieran y vieran si eso corresponde a los procesos de justicia. El tema que se debe resolver no es la rehabilitación del delincuente, esa es una parte, pues en el caso de la pederastia no es una conducta simplemente rehabilitable con un proceso terapéutico”, acusó Athié Gallo.

SinEmbargo solicitó una entrevista sobre el tema con el padre Hugo Valdemar Romero, vocero de la Arquidiósesis de México, pero la llamada no fue devuelta.

En charla con La Opinión, diario de Los Ángeles, California, Valdemar Romero reconoció la existencia de estas casas de rehabilitación, pero enfatizó que “no necesariamente” sirven para tratar casos de pederastia “sino todo tipo de problemas psicológicos”.

“No se trata de ningún nido de criminales”, aseguró. “Pero si se comprueban [las acusaciones] son expulsados de la Iglesia”.


CASA ALBERIONE

La casa Alberione, localizada en Tlaquepaque, Jalisco, es una residencia de retiro para sacerdotes de la Iglesia Católica que sufren adicciones o depresión que fue fundada en 1990. De acuerdo con el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, también acogió a clérigos involucrados en casos de pederastia hasta que Juan Pablo II envió en 2001 una carta a los obispos para pedirles que no los encubrieran.

“Desde que estaba yo en el cargo, antes sí, pero cuando en el 2001 el Papa Juan Pablo II dijo que los pederastas tenían que salir del ministerio, entonces di la disposición a la casa Alberione que no admitieran ningún sacerdote pederasta”, afirmó en entrevista con la agencia EFE.


Para Alberto Athié Gallo esta declaración es muy grave.
“La declaración del Cardenal Sandoval tiene muchos aspectos muy graves. Él está reconociendo que como institución, conociendo los actos delictivos tipificados por el Código de Derecho Penal de su estado y el federal, que castiga y penaliza la pederastia por encubrimiento, con ese conocimiento, llevaron a cabo actos para captar a estar personas, retirarlas temporalmente y meterlas a estos centros y supuestamente darles la rehabilitación que necesitaban para volver al ejercicio del ministerio”, afirmó.

Casa Alberione es un lugar de retiro voluntario, un refugio de silencio y descanso. El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara detalla que el edificio alberga a alrededor de 30 clérigos mexicanos y de otros países, principalmente de América Latina.

Cuenta con grandes jardines, gimnasio, sala de juegos y un amplio comedor. Cada Diócesis o Congregación Religiosa se encarga de solicitar, tramitar y costear el servicio individual del enfermo, cuya estadía abarca en promedio tres o cuatro meses.

Se fundó a iniciativa del Arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo, “como un espacio de renovación, de reintegración y de terapéutica integral, profesional”, de acuerdo con el Padre Ricardo Ángel Roqueñí Carrouché, principal responsable de la institución.

Un equipo de sacerdotes asesores, psicólogos, psiquiatras y médicos especialistas ofrecen tratamiento médico, psicológico y espiritual.

El psiquiatra Gustavo Cisneros Ruiz, de Casa Alberione, contó al Semanario que entre otros casos, padecen problemas de vida en comunidad, ansiedad, insomnio o depresión.

De acuerdo con Sanjuana Martínez, autora del libro Prueba de Fe, “por este hogar han pasado pederastas célebres como el sacerdote Enrique Vásquez de Costa Rica, acusado de violar a cuatro niños […] y el padre Heladio Ávila Avelar, acusado de violar a tres niños en Guadalajara, en 1996”.

El costarricense era buscado por la justicia por abusos sexuales contra menores. Fue detenido en Honduras en abril de 2007 y posteriormente entregado a la Policía Internacional (Interpol).

La psicóloga Celia de Juan, también colaboradora del refugio para curas, aseguró que durante los primeros 19 años pasaron por ahí 970 eclesiásticos, incluyendo numerosos de Canadá, Estados Unidos, de Europa y de muy diversos países de América Latina.


CASA DAMASCO



La Casa Damasco, localizada al sur de la Ciudad de México, inició sus actividades en junio de 2001 en colaboración con la Arquidiócesis de México con el objetivo de cooperar a la regeneración e integración de sacerdotes y consagrados “que viven en situaciones difíciles”, de acuerdo con la comunidad de hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro que se encarga de la administración del sitio.

Los clérigos reciben tratamiento psiquiátrico, psicológico y atención médica. También cuentan con un taller de la espiritualidad, control de adicciones y educación física.

Para ingresar, de acuerdo con la Arquidiósesis, es necesario el envío explícito del paciente por parte del Obispo encargado y antes debe haber un encuentro entre el Obispo, el director del programa y el sacerdote que recibirá ayuda.

El sacerdote Carlos López Valdez, quien abusó del acólito Jesús Romero Colín, estuvo ahí.

La víctima denunció los abusos en 2007. La Arquidiócesis inició una investigación interna en el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de México que concluyó con la dimisión del ministerio de Carlos López el 8 de enero de 2011.

El 13 de septiembre de 2007, el Obispo Auxiliar Jonas Guerrero envió una carta al cura pidiéndole por cuarta ocasión que acudiera a “Casa Damasco”, para recibir atención psiquiátrica, no para evitar más víctimas, sino para evitar el escándalo.

“El día 03 de abril [2007] se te entregó la amonestación canónica para que ‘cambies de conducta y evitar el escándalo’ y volví a recomendarte que te presentaras con Mons. Marcelino Hernández para tu atención médica. Cada vez más preocupado por tu salud integral [física, psicológica, moral y espiritual], y dado el descuido e irregularidad como has asumido tu proceso de atención a tu persona y a tu ministerio, me veo en la necesidad de proceder a suspenderte las licencias ministeriales [cc.1333-1338] ad cautelam hasta que este proceso administrativo haya concluido”, dice la misiva.

De acuerdo con Athié, en un escrito del Monseñor Jonas dice que el padre Carlos López fue atendido por las indicaciones de Monseñor Marcelino Hernández. “Esto cual quiere decir muy probablemente que estuvo recluido un tiempo en algunas de las casas de la Arquidiósesis”, agregó.

FUNDACIÓN ROUGIER


Fundación Rougier es una institución de los Misioneros del Espíritu Santo que tiene un programa de rehabilitación dedicado a la atención de sacerdotes y religiosos que “quieren hacer un alto para revisar su vida y vocación, a través de un programa espiritual, médico y psicoterapéutico en comunidad”.

Está ubicada en Ojo de Agua, Tecamac, en el Estado de México y fue fundada en 1994.

El sitio recibe a sacerdotes llevados por su superior “para enfrentar situaciones de depresión, angustia, adicciones, problemas afectivos, emocionales o sexuales, incertidumbre vocacional, dificultades en las relaciones humanas, insatisfacción existencial y falta de control de impulsos”, expone en su folleto informativo.

No obstante, el padre Gonzalo Martínez, de la fundación, aseguró a un diario nacional que no aceptan sacerdotes con denuncias de pederastia en el ámbito civil.



FUENTE: SIN EMBARGO
AUTOR: DULCE OLVERA
LINK: http://www.sinembargo.mx/10-06-2016/3052257