sábado, 7 de mayo de 2016

El feminismo y la lucha por la equidad de género, no son lo mismo

La trampa consiste en hacerte creer que sí.

Alguna vez fui feminista. Me sentí abrazada por una doctrina que me hacía sentir que ser mujer era algo bueno, era algo importante. Ante el desprestigio de algunos machistas a nuestro género esas ideas te seducen profundamente.

Mi primera desilusión fue hacer una investigación sobre la violencia; yo creía que encontraría un respaldo a mis prejuicios de que la pobreza es su principal causa. La realidad de lo que viven las familias en la Ciudad de México me hizo ver que quienes más sufren la violencia sistemática son los niños, y que la mayoría de esa violencia la ejercían mujeres. 

La primera vez que el feminismo me aplastó con su furia autoritaria fue cuando intenté proponer políticas públicas para la prevención del maltrato infantil. Las feministas institucionales consideraron que culpar a la mujer, que siquiera señalarla es vicitimizarla más en un sistema patriarcal que ya de por sí las oprime. Ningún político quiere meterse en problemas "de mujeres". 

Ingenuamente pensé que era cosa de las feministas institucionales; seguro el activismo era otra cosa. 

Pero no, en mi contacto con el feminismo organizado he encontrado diversas contradicciones que lejos de ayudar a la equidad de género fomentan la brecha entre sexos y el odio de género.

He sido violentada psicológicamente por mis decisiones personales de monogamía, heterosexualidad y por creer en la familia. 

Pensando que eran ellas y no el feminismo, me puse a estudiar la teoría feminista. Pero salió peor (uno que otro libro es muy bueno y objetivo, la mayoría no). Además de las contradicciones a la biología, me parece grave que se acuse al género masculino de todos lo males que acechan a la humanidad. 

Me parece grave que se considere que el capitalismo es una consecuencia del heteropatriarcado y que la lucha con él le corresponde sólo a las mujeres, porque ellas son el sujeto político oprimido. 

El feminismo pide que los hombres se abstengan de participar en una lucha donde ellas tienen que ser las protagonistas. Y yo me pregunto cómo vamos a enfrentarnos las mujeres al aparato estatal de represión y al capitalismo solas. Y a quién conviene que esto sea así. 

La premisa de que la mujer es la clase más explotada es una mentira. La mujer del burgués vive cómodamente y muchas veces ni siquiera trabaja, mucho menos en labores manuales o domésticas. Los trabajos más pesados y de riesgo los hace el hombre. El hombre se encuentra en lo más alto de las clases sociales, pero también en las más explotadas. 

La segunda vez que he sentido la furia feminista autoritaria es en los hechos recientes de la acusación al movimiento de los +43 como un movimiento machista. 

Veo con tristeza que ningún medio quiso transmitir la verdad de los hechos (salvo guerrilla comunicacional). Veo con tristeza que muchos amigos escribieron al inbox que eso estuvo muy mal pero que no quieren decirlo en público porque no quieren ser acusados de machistas y acosados por la furia feminista. Veo con tristeza que muchos justificaron la agresión y la violencia de estas mujeres que en la práctica y en los hechos no han sufrido lo que ha sufrido la gente que está de este lado. 

Veo con preocupación que la violencia que pueda ejercer una mujer será justificada por el sufrimiento de otras. Esto es una forma de poder, pero disfrazado de victimización y por ello es aún más riesgosa.

El truco consiste en hacerte creer que si cuestionas al feminismo estás cuestionando la lucha por la equidad de género. Pero si estudiaran el feminismo se darían cuenta que a veces coinciden, pero a veces no; a veces se contraponen.

La solución: un nuevo movimiento de lucha por la equidad de género libre de las posturas más extremistas de la doctrina feminista.




Escrito por: Victoria Lecuona
https://www.facebook.com/malaguena.delecuona/posts/10154028555330821?fref=nf