domingo, 15 de mayo de 2016

Crimen a sangre fría

La cuerda con que la ahorcaron, la bolsa con que la asfixiaron, la jeringa y los químicos mortales que le inyectaron, fueron llevados en el auto donde asesinaron con premeditación a la joven estudiante de la Facultad de Medicina de la UABC, Eneyda Rosario Ramos Noriega. 

Todos esos elementos de prueba se localizaron en casa de Vanessa Garza, quien señala directamente a su novio Alejandro Castellanos del crimen El frágil y delgado cuerpo de “Chayito”, como de cariño le decían sus familiares a Eneyda Rosario Ramos Noriega, estudiante de Medicina, yacía en el piso de un sótano, a un lado de una escalera. 

Estaba boca arriba, con una bolsa negra en la cabeza, que al retirarla, mostró un rostro ensangrentado y huellas de golpes. Destacaban sus grandes pestañas y en sus manos, las huellas defensivas. Vanessa Garza, estudiante de Derecho y una de los dos presuntos responsables de asesinar a la joven, confesó que la noche del viernes 29 de abril, su novio Alejandro Castellanos mató a Ramos Noriega porque “no superó que lo dejó por un amigo”. Alejandro no ha expuesto sus motivos. 

Detenido como presunto responsable de homicidio calificado en coparticipación, su abogado solicitó ampliación del término, por lo que los defensores tendrán hasta el 11 de mayo para dar y ampliar sus versiones y presentar pruebas, antes que la Jueza Cuarto Penal, Ignacia Fimbres, dictamine respecto a su estatus legal. Los hechos que dieron origen a la orden de aprehensión quedaron en declaraciones consistentes y pruebas periciales contenidas en la averiguación previa 220/16/201. 

Vanessa fue quien proporcionó los detalles del delito. Explicó que ese viernes, contrario a lo acostumbrado, Alejandro llegó por ella en el carro de su madre, y no en el propio. Le dijo que le daría una sorpresa para celebrar sus tres meses de novios; le pidió se sentara en la parte de atrás del carro y que recogerían a una persona. 

Detalló que pasaron por Eneyda -a quien aseguró no conocer, aunque testigos indicaron lo contrario-, que su novio y la ex novia iban enfrente conversando de temas y en términos médicos, lo que la hizo sentirse excluida y desconcertada. Entonces Alejandro estacionó el auto en la acera frente a la casa de los padres de Garza, y sin que mediara discusión o groserías, de repente el joven se le fue encima a Eneyda Rosario, golpeándola en el rostro. 

En medio del ataque, el muchacho obtuvo la ayuda de su novia Karla Vanessa Garza Yáñez, quien desde el asiento trasero del auto, sostuvo a la víctima por el cuello mientras el muchacho la golpeaba y le aplicaba una inyección que contenía una mezcla de ácido clorhídrico (causa la muerte inyectado en vena) y ácido formaldehído (hace más lenta la putrefacción de cuerpos). 

Estos químicos no surtieron el efecto esperado porque la inyección la hizo el joven en músculo. Presuntos homicidas de la joven estudiante de Medicina enfrentan penas de 20 a 50 años de prision Mientras la atacaban, Rosario intentó defenderse. 

Agarró a Garza, pero la joven cómplice mordió el brazo de la víctima, así lo declaró ella, y las marcas de su dentadura en el brazo de la atacada lo demostraron; pruebas periciales lo confirmaron. Cuando la tenían sometida y golpeada, el ex novio sacó una cuerda amarilla de plástico -que al igual que la jeringa, llevaba en el auto- y la enredó en el cuello de la estudiante de Medicina. 

De acuerdo con el relato de Karla Vanessa Garza, tras dos minutos de someterla y ahorcarla con la cuerda, Eneyda seguía mostrando signos vitales. Entonces Castellanos -refirió la novia- le colocó una bolsa de plástico en la cabeza, y cinco minutos después dejó de moverse. 

Todo lo hicieron mientras la familia de Garza departía en su casa -ellos estaban estacionados en la acera de enfrente-. Después vieron que el padre de Karla sacó el auto de la cochera, en la que cabe un solo auto; sin saber cuánto iba a tardar o a dónde fue, los jóvenes victimarios decidieron meter el carro que traían para sacar el cadáver y esconderlo. Cargaron el cuerpo de Eneyda hasta un cuarto con sótano que está en el patio trasero de la vivienda. La noche del viernes lo dejaron en la primera planta. 

Minutos después, cuando los señores Garza vieron el auto de Alejandro dentro de la cochera, cuestionaron al joven, quien justificó que el vehículo se le había calentado y lo sacó. 

A las once de la noche del 29 de abril, los padres de “Chayito” empezaron a buscarla porque no llegó a la casa. Era su costumbre llegar a las 10 de la noche todos los días. Cuando se contactaron con el actual novio, éste les informó que la joven había quedado de verse a las ocho de la noche con Alejandro, por ello, tras buscarla en diversos hospitales, pasada la medianoche acudieron a la casa de Castellanos, quien sólo sacó la cabeza por la ventana para decirles que no la había visto y que le había cancelado la cita. 

Al día siguiente, sábado 30 de abril, Castellanos y Garza fueron a la universidad como cualquier otro fin de semana y no hablaron del tema. Al salir se dirigieron a la casa donde tenían el cadáver y lo bajaron al sótano. En el proceso, Alejandro se manchó el pantalón con sangre de Eneyda, por lo que una vez dentro de la casa familiar, pidió prestado a la dueña un pantalón de hombre. Le explicó que se había inyectado insulina y sangró. Después se fue a su casa. Cecilia Noriega y Benito Ramos, padres de “Chayito”, manifestaron que en el ultimo año de novios( 5 en total terminaron en diciembre de 2015), Alejandro era violento verbal y psicologicamente con su hija 

En algún momento de la mañana de ese sábado, Alejandro y su madre conversaron con los padres de su novia para preguntarles si estaban dispuestos a presentarse a CAPEA a declarar a qué horas lo habían visto en su casa, porque una ex novia estaba desaparecida y lo querían implicar. Entre tres y siete de la tarde del sábado –ZETA no ubicó el momento exacto- la joven Karla Vanessa no soportó la presión de los hechos. Informó a sus padres los delitos cometidos y que había un cadáver en el patio trasero. 

Alrededor de las siete de la noche, el padre de Eneyda, Benito Ramos y otros miembros de su familia, fueron de nueva cuenta a la casa de Alejandro, quien sólo dejó pasar al padre, a quien le repitió -esta vez acompañado de su abogado José Luis Gutiérrez Ibarra- que desconocía el paradero de su hija. 

EL REPORTE 

Poco antes de las siete de la noche del sábado 30 de abril, el abogado Fidel Serrano habló con un funcionario de la Procuraduría del Estado, y reportó la presencia de una víctima de homicidio violento en la casa ubicada en Calle Río Nazas en la colonia Revolución de Tijuana, la casa de la familia de Karla Vanessa Garza. La llamada fue atendida por agentes del grupo de Homicidios. 

Los señores Garza recibieron a los agentes y les comunicaron que su hija les había informado que en el sótano de la casa tenía el cadáver de una joven. Y que Adán Alejandro Castellanos Espinoza, su novio durante los últimos tres meses, la había matado, estrangulándola e inyectando una sustancia. 

Vanessa también aseguró que Alejandro la obligó a participar, advirtiéndole que si no lo hacía, la mataría. Con permiso de la familia, agentes y peritos ingresaron al sótano donde encontraron el cuerpo de Eneyda Rosario. Como señas de violencia, el surco del ahorcamiento, una bolsa en la cabeza, la soga, golpes en la mejilla, la nariz, los ojos, la boca. Y la mordida de Vanessa. Alejandro y Vanessa fueron capturados y presentados la madrugada del 5 de mayo, tras cuatro dias de indagaciones 

Además, una serie de quemaduras post mortem en extremidades y espalda que los peritos atribuyen a los movimientos que los presuntos responsables hicieron del cadáver. La joven copartícipe de homicidio compareció, la entrevistaron oficialmente y regresó a su casa. 

Pese a las declaraciones de la novia, Alejandro y Vanessa permanecieron en libertad los siguientes cuatro días, lo que provocó una serie de manifestaciones públicas en los edificios de la Procuraduría del Estado en Tijuana. 

EL RECLAMO DE LOS PADRES Y LA SOCIEDAD 

La familia había sido informada que el abogado de Alejandro era el ex subprocurador José Luis González Ibarra, y temieron que el caso de su hija quedara en la impunidad. No concebían la ausencia de flagrancia: “Dejaron libre a la muchacha una vez que confesó todo lo que había hecho. 

Ella participó, que nos digan claramente dónde recogieron el cuerpo de mi hija y se van a dar cuenta, en la casa de la muchacha que dejaron libre, ahí estaba el cuerpo de m’ija, aparte de la declaración de la chamaca, ¡¿qué más quieren?! Ella participó en el estrangulamiento de mi hija”, reclamó el señor Benito Ramos acompañado de su esposa, hija, familiares y decenas universitarios que reclamaron “justicia para Eneyda”. 

Dolorido e intentando reprimir la pena, el hombre alzaba la voz por su hija: “Hay pruebas dentro del auto, se encontraron manchas de sangre, cabellos, todo tipo de cosas de mi hija, del muchacho, varias huellas, y aparte la declaración, que yo creo eso era más que suficiente”. — ¿Su hija les había manifestado alguna preocupación? 

“Mi hija era una niña muy noble, estudiante universitaria y trabajadora, mi hija nunca tuvo enemigos, al contrario, se darán cuenta aquí están todos sus compañeros de escuela; mi hija no esperaba que le fueran hacer un daño, al contrario, le gustaba ayudar a las personas, esto fue lo que le causó la muerte: querer ayudar a este muchacho le costó la vida”. 

— ¿Por qué lo quería ayudar? “Este muchacho era su ex novio y la buscó porque quería platicar, decía que tenía muchos problemas en su casa, estrés y quería platicar, que lo ayudara. 

Él ya tenía una novia y ella estaba feliz por eso. Su separación fue porque él, en el último de los años de su noviazgo, empezó a ser muy agresivo verbalmente, amenazas, vejaciones, todo lo que se pueda”, explicó el padre, quien expuso que una semana antes del homicidio, su hija ya se había reunido a platicar con Alejandro. 

ELEMENTOS DE PRUEBA 

Finalmente, el miércoles 4 de mayo la Procuraduría General de Justicia del Estado concluyó la integración del expediente. Por la mañana se habían enfrentado a una manifestación en las oficinas de la Zona del Río, que continuó en la tarde frente a las oficinas de Homicidios en la zona de acceso al fraccionamiento Murúa. Entonces informaron a la familia de detalles de la indagatoria; lo mismo Miguel Guerrero y José María González Martínez, coordinador y subprocurador de Investigaciones Especiales, respectivamente, quienes fueron abordados por reporteros. 

De manera genérica informaron que estaban trabajando para probar las responsabilidades y confirmar participaciones. Estudiantes de la UABC se convirtieron en la voz de Eneyda Rosario reclamando justicia “Sabemos que los abogados están buscando cualquier violación al proceso para sacarlos sin importar el delito, por eso debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos”, manifestaron los tíos de la víctima. 

Para ubicar juntos a “Chayito” y a Alejandro, reunieron las declaraciones del novio de Eneyda, la novia y copartícipe de Castellanos, los mensajes telefónicos entre víctima y victimarios, y un video en la zona donde la recogieron. En el auto considerado escena del crimen, cabellos y sangre de Eneyda Rosario. 

En un depósito de basura en la casa de Garza, una sudadera de hombre con sangre de la víctima, y la jeringa que usaron para inyectarla. 

PREMEDITACIÓN 

En cuanto la intencionalidad del delito reclamada por la familia, en el automóvil en el que recogieron a la víctima, los copartícipes llevaban la jeringa, los líquidos mortales, la soga y la bolsa negra, todos los implementos que utilizaron para atacarla. 

COPARTÍCIPE OBLIGADA 

Respecto al argumento dado por Karla Vanessa en cuanto a que fue obligada a participar en el delito, abogados consultados por ZETA -que prefirieron permanecer anónimos- refirieron que jurídicamente existe un excluyente en el que la joven podría decir que la amenazó de muerte y, al ver de lo que Alejandro fue capaz- el cadáver de Rosario- , ella sintió temor justificado. Pero argumentan: 

“Ella estaba atrás del auto, pudo bajarse y pedir ayuda en lugar de apoyarlo, cuando se fue y la dejó con el cuerpo la noche del viernes, cuando estaba a salvo, pudo decirle a su padres. 

“Además, ella es estudiante de Derecho, sabía que estaba cometiendo un delito, pero bueno, la opción está en la Ley, así que será cuestión de interpretación, será al juez a quien corresponda evaluar, considerar todos los elementos que aporten el Ministerio Público y la defensa”. 

ORDEN DE APREHENSIÓN URGENTE 

La titular del Juzgado Cuarto de lo Penal de Baja California, Ignacia Fimbres, indicó que por Ley está imposibilitada a proporcionar datos del expediente. Argumentó que como ya es público, la madrugada del 5 de mayo, solicitaron y se concedieron las órdenes de aprehensión urgente que se cumplimentaron contra Vanessa Garza y Alejandro Castellanos. 

También comentó que otorgó órdenes de cateo. ZETA pudo conocer que la madrugada del 5 de mayo, Castellanos hizo su declaración preparatoria, y la joven Garza ratificó la declaración que había hecho ante el Ministerio Público, y agregó información. 

Asimismo, los abogados de ambos jóvenes pidieron la ampliación del término y tienen hasta la madrugada del 11 de mayo para presentar elementos de prueba que refuten los dictámenes periciales y declaraciones contenidas en la averiguación previa que los ubica como responsables del crimen, o que minimicen su responsabilidad para que la jueza decrete la libertad o la formal prisión. 

FAMILIA DE ALEJANDRO 

Para este trabajo periodístico, ZETA intentó contactar a la familia de Alejandro en su domicilio. Se les preguntó si era su deseo que se hablara con su abogado, sin embargo, evidentemente alteradas por las circunstancias, rechazaron la oferta, respondiendo que su abogado haría un informe cuando estuviera preparado. Ejecuciones en diversos puntos de Tijuana 

Más de diez personas fueron asesinadas en diversos puntos de la ciudad en la semana que transcurre. 

Jesús Seañez Veliz, de 21 años de edad, recibió por lo menos cinco balazos cuando se localizaba sobre el callejón Lázaro Cárdenas en la colonia Niño Artillero, la noche del 27 de abril. 

En la escena del crimen, peritos localizaron un proyectil deformado y cuatro casquillos calibre 40. 

La madrugada del 28 de abril, sobre la calle Río Ipanema y Río Hudson de la colonia Infonavit Los Potros, Delegación Cerro Colorado, un hombre identificado como José Santiago Hernández Torres fue asesinado. En el crucero, agentes periciales encontraron tres casquillos y tres tiros útiles calibre 380, así como un casquillo 223. 

El 29 de abril, Jesús Alberto Grajeda Gaxiola fue ultimado al interior de una vivienda tipo casa móvil en malas condiciones de uso e higiene. El ahora occiso presentaba varias heridas por proyectil de arma de fuego. Como señas particulares, Jesús Alberto tenía dos cicatrices de forma irregular en tórax de lado izquierdo. No hay responsables del hecho. 

El mismo día, en la calle Seis de Enero, entre Sexta y Séptima de la colonia Ejido Francisco Villa, Delegación La Presa, en una vivienda de material de ladrillos completamente vandalizada y con paredes derrumbadas con matorrales, animales muertos y sobre un montículo de basura, se encontró el cuerpo de un individuo de aproximadamente 30 y 35 años de edad, que a la fecha no ha sido identificado. 

También ese viernes, una mujer de entre 20 y 25 años de edad fue hallada muerta en un camino vecinal del fraccionamiento Natura, Delegación La Presa. Como señas particulares tiene un tatuaje en la espalda baja, con la figura de una mariposa y debajo la leyenda “Martha”, también un tatuaje en la pantorrilla izquierda con la leyenda “Carlos”. 

En la escena del crimen se localizó un proyectil deformado y un encamisado. Por el tiempo de permanencia, el cuerpo comenzaba a despedir olores fétidos. Hasta el momento la mujer no ha sido identificada En la misma fecha, se encontró el cadáver de Miguel Ángel Galeana Gallardo, de 57 años de edad, en el interior de una vivienda ubicada en la calle Bahía San Vicente y Andador Vecinal del fraccionamiento El Mirador. 

El hallazgo tuvo lugar a las 9:55 pm. Como huellas de violencia tenía varias heridas de arma de fuego y, como indicios, había cuatro casquillos percutidos y un proyectil deformado. De igual manera, el viernes 29 de abril, frente al negocio denominado Auto Servicio Gonzo de Calle Primaria del Ejido Chilpancingo, un hombre identificado como Luis Ramsés Villegas Ramírez, de entre 20 y 35 años de edad, fue acribillado. 

Como huellas de violencia tenía herida en región pectoral sobre la línea medial, al parecer producida por proyectil de arma de fuego, además de dos escoriaciones en región de abdomen lado derecho. 

El domingo primero de mayo, en un camino vecinal ubicado en Privada Ébano, Fraccionamiento Parajes del Valle, en La Presa Rural, fue encontrado muerto un sujeto de entre 35 y 40 años, a la fecha sin identificar. Presentaba una herida corto contundente en la región cefálica. 

Y durante la tarde del jueves 5 de mayo, tres personas fueron asesinadas.




Fuente: Zeta Tijuana
Autora: Rosario Mosso Castro
http://zetatijuana.com/2016/05/09/crimen-a-sangre-fria/