jueves, 19 de noviembre de 2015

La traición de Castillo

MÉXICO, D.F: Alfredo Castillo ha sido llamado por el juez que lleva el caso de José Manuel Mireles para que declare sobre la detención del exlíder de autodefensas de Michoacán, vista por muchos como una traición del ahora comisionado para el deporte.

Castillo le había prometido a Mireles apoyarlo en su movimiento ciudadano liberador del crimen organizado y terminó acusándolo de narcotraficante y portador ilegal de armas de uso exclusivo del ejército en el momento en que se había convertido en un peligro para el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Castillo es amigo del presidente y a él le debe toda su trayectoria política desde que fue procurador del Estado de México y luego titular de la Procuraduría del Consumidor, comisionado para Michoacán y ahora comisionado del deporte.

Carece de cualidades políticas, de funcionario público o deportivas  que lo puedan llevar a los puestos donde ha estado y desarrolla actividades tan disímbolas que no garantizan resultados positivos.

En Michoacán con tal de sacar adelante las órdenes de su jefe Peña Nieto, Castillo se reunió con personajes de historia oscura acusados de pertenecer al crimen organizado, como los hermanos Uriel y Juan José Farías Álvarez. Con ellos se alió para desmantelar a las autodefensas de Tierra Caliente una vez que estas fueron usadas para acabar con los Caballeros Templarios.

Otra alianza que hizo Castillo en Michoacán con grupos delincuenciales fue con Los Viagras integrado por los hermanos Sierra Santana y a quienes contrató para formar el grupo de élite conocido como G-250 que era el que entraba a la vanguardia en los enfrentamientos con los Templarios.

Esta alianza con Los Viagras terminó muy mal pues según señalan los propios michoacanos de Tierra Caliente, al no recibir el pago prometido los Viagras y su gente tomaron la presidencia municipal de Apatzingán a principios de este año para presionar a Castillo.

En lugar de cumplir su palabra Castillo mandó a la Policía Federal y al Ejército para desalojarlos lo que provocó una matanza de 16 personas la noche del 6 de enero.

Días después de este hecho Castillo renunció a su cargo de comisionado para la seguridad de Michoacán y semanas más tarde fue nombrado por orden presidencial comisionado nacional para el deporte (CONADE) sin ningún mérito ni conocimiento deportivo.

Hoy Castillo ha sido llamado a declarar por el juez que lleva el caso de José Manuel Mireles y, al mismo tiempo, en la CONADE es denunciado por el Comité Olímpico Mexicano de presuntas amenazas, presiones y actos de corrupción dentro de algunas federaciones deportivas que ya recurrieron a la Suprema Corte de Justicia para denunciar el abuso y arbitrariedad gubernamental.


Hay castillos que se construyen de arena o en las nubes pero también los hay en la política que se construye de barro y se caen tarde o temprano.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ LUIS OLMOS (ANÁLISIS).
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=421039

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