domingo, 18 de octubre de 2015

Brasileños y guatemaltecos castigan a la corrupción… En México, impunidad garantizada

MÉXICO, D.F: En Guatemala, un conjunto de factores desembocó en la destitución y encarcelamiento del presidente de la República tras descubrir su involucramiento en una red de defraudación aduanera. En Brasil, la lucha contra la corrupción ya condujo a decenas de altos funcionarios detrás de las rejas; sin embargo, en México los recientes escándalos que involucraron posibles conflictos de intereses o desvío de dinero público no trascendieron en sanciones administrativas o penales.

Este fue el diagnóstico de una mesa de discusión que organizó la fundación Heinrich Böll y que contó con la presencia del fiscal brasileño Carlos Bruno Ferreira da Silva, así como Enrique Naveda, el periodista español que fundó el medio electrónico Plaza Pública en Guatemala y el abogado Óscar Arredondo, integrante de la organización Fundar.

Arredondo explicó que el “evidente conflicto de intereses” que rodeó el tema de la “Casa Blanca” de Enrique Peña Nieto evidenció el marco jurídico “débil y discrecional” que impera en México para investigar los casos de corrupción.

También lamentó el alto grado de impunidad del Ejército mexicano, que quedó exhibido en la negación categórica del secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda, de permitir a los peritos interrogar a los militares del 27 batallón de Iguala.

Subrayó que el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, cuyo diseño se encuentra en discusión, plantea una oportunidad para combatir la corrupción desde la institucionalidad, con una fiscalía autónoma y una mejor rendición de cuentas.

“La institución es una solución, pero sin gente de mucho valor no se puede hacer nada”, expuso Ferreira, actual secretario de cooperación internacional de la Procuraduría General de la República de Brasil. Abundó: “En Brasil la fiscalía necesitó muchos años para madurar, conquistamos nuestra autonomía cada día, hemos aprendido a armar los casos de mejor manera, con menos presunciones y más pruebas materiales”.

Recordó que a partir de 2005 y el desmantelamiento del “Mensalao” –una red de diputados que vendían sus votos al Partido de los Trabajadores–, dio un empuje a la fiscalía, ya que los brasileños se percataron “que era posible encarcelar a políticos del mayor grado”, a pesar de la corrupción en el sistema judicial.

El fiscal brasileño explicó que, a diferencia de México –donde la PGR forma parte del ejecutivo federal y por lo tanto está subordinada al presidente de la República–, en Brasil la fiscalía posee un estatuto y dispone de un presupuesto propio, negociado de manera directa con el parlamento.

La designación del nuevo titular de la fiscalía garantiza la relativa independencia de la institución: El fiscal saliente propone al presidente una lista de tres candidatos; éste elige a uno y el Senado ratifica su designación.

En Brasil, subrayó el fiscal, los funcionarios están protegidos ante los cambios de administración, ya que los cargos se obtienen mediante concursos, por lo que “un fiscal no está preocupado por su futuro económico o político”.

Un método que resultó eficaz en el combate contra la corrupción, señaló el brasileño, fue el endurecimiento drástico de las penas contra los operadores de las redes de corrupción con la posibilidad de alivianar sus sentencias a cambio de su colaboración.

“Hemos recibido 250 denuncias que imputan crímenes a más de 170 políticos”, subrayó Ferreira, al resaltar que otro paso importante en el país sudamericano fue la posibilidad de investigar a las empresas, sin las cuales “no hay corrupción”.

Guatemala: “Alineación de astros”

Naveda explicó que, contrario a la interpretación de los observadores extranjeros, la caída del expresidente Otto Pérez Molina no respondió solamente a la revelación de su participación en “La Línea” –una red de defraudación aduanera—por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), sino a una compleja “alineación de astros”.

Sin quitar mérito al movimiento espontáneo y ciudadano, que presionó hasta la renuncia de Pérez Molina, el periodista analizó que la llamada “primavera guatemalteca” se acabó con las elecciones fraudulentas –los fondos de campaña resultaron ilegales– del pasado 6 de septiembre, apenas tres días después de la caída de Pérez Molina.

En entrevista con Apro, Naveda recordó que los dos candidatos que consiguieron su pase a la segunda ronda electoral no representan ninguna perspectiva de renuevo, sino que sus proyectos ofrecen “volver a los últimos 10 años o volver a los últimos 25 años”.

El comediante “nacionalista católico” Jimmy Morales triunfó con su partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), fundado por “el grupo de militares más salvajes, que perpetraron las masacres más sangrientas de la guerra”.

Su rival, Sandra Torres, encabezó el partido Unión Nacional de la Esperanza (UNE), mismo que llevó a su exesposo Álvaro Colom Caballeros a la presidencia en 2007 –se divorció de él para presentarse como presidenta–.

Las elecciones provocaron “una rotación de las élites sin resolver el problema sistémico de la corrupción”, aseveró el periodista, al analizar que “muchos de los guatemaltecos que protestaron para exigir la renuncia de Pérez Molina se aliviaron con ella; muchos no pedían la caída del sistema pero personificaron los vicios del sistema en tres o cuatro individuos”.

Y lamentó: “La caída de Pérez Molina fue importante pero fue un trofeo menor: no implicó ningún cambio a las reglas. Hubo una posibilidad de cambio, pero de la primavera, Guatemala pasó al invierno sin pasar por el otoño”.

El pequeño país centroamericano concentró la atención internacional el pasado 16 de abril, cuando el Ministerio Público guatemalteco, junto con la CICIG, reveló la existencia de “La Línea”, con base a una larga investigación cuyos hallazgos se fundamentaron en hechos y no en simples declaraciones.

La sociedad ya mostraba señales de hartazgo ante la descarada corrupción, que los medios de comunicación exhibían con frecuencia y que la clase media difundía en las redes sociales. “Los ‘memes’ sirvieron como canalizadores de indignación”, subrayó Naveda.

A partir de abril, los mensajes de denuncia de los personajes políticos que aparecían señalados como miembros de La Línea –entre ellos la vice presidenta Roxana Baldetti—se multiplicaron en las redes sociales, entre otros en una página de Facebook llamada “RenunciaYa”, cuya fundadora convocaba a una protesta cada sábado.

En ése entonces se acercaba la fecha de las elecciones. Las intenciones de voto auguraban el triunfo absoluto del partido de oposición, Líder. Sin embargo, el escándalo de “La Línea” provocó un efecto dominó sobre Líder: La ciudadanía repudió de igual manera a los dos partidos principales, ante las evidencias de que eran socios, más que competencia.

Naveda recordó que mientras las paredes del país se cubrieron de pintas y pancartas que señalaban “Líder = PP”, las intenciones de voto para Líder declinaron de manera dramática. En un intento de distanciarse de la imagen del presidente, los diputados de Líder levantaron la inmunidad jurídica a Pérez Molina, lo que permitió al Ministerio Público detener y encarcelar al mandatario.

Pero además de la indignación y de la presión de la oposición, el periodista reveló que la diplomacia estadunidense empujó el presidente hacia la salida, para evitar que la situación de malestar desbordara en un golpe de Estado –como ocurrió en Honduras en 2009–.

Al mismo tiempo, afirmó el español, las distintas facciones del sector privado y del ejército, así como los demás grupos de poder consiguieron nuevas alianzas con las élites que surgieron de la derrota de los principales partidos.


“En Guatemala, los poderes fácticos están muy fragmentados, el ejército y los diversos sectores privados no están unidos y uno solo no puede imponer su visión ni su hegemonía”, explicó Naveda y, soltando una pequeña carcajada, añadió: “No existe un PRI allá”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MATHIEU TOURLIERE.

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