domingo, 5 de julio de 2015

Una rendija de esperanza para Mireles

El pasado 27 de junio se cumplió un año del encarcelamiento del líder de las autodefensas de Tepalcatepec, José Manuel Mireles. Con ese motivo, familiares y amigos realizaron una jornada de resistencia –que incluyó una huelga de hambre de su hermana Virginia– para exigir su puesta en libertad. Postrado en una silla de ruedas y en espera de una operación, Mireles, a quien su hermana califica de preso de conciencia, supo que las autoridades federales se desistieron del recurso de revisión y dejaron el caso en manos de un juez de distrito, con lo cual su posible libertad se atisba en el horizonte.

MÉXICO, D.F: El doctor José Manuel Mireles Valverde lleva un año en prisión acusado de posesión de cocaína y armas de uso exclusivo del Ejército. Sin embargo, su hermana Virginia asegura que es un preso político y que las autoridades lo castigaron con dilaciones absurdas a su proceso.

Tras una huelga de hambre de tres días por parte de Virginia Mireles y de protestas en varias partes del país, el viernes 3 la Procuraduría General de la República (PGR) abrió la posibilidad de dejar libre al exlíder de las autodefensas de Michoacán, recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Hermosillo, Sonora.

Tras una reunión con Virginia Mireles, la procuradora general, Arely Gómez González, informó del desistimiento del recurso de revisión del caso y dejó en manos del juez de distrito la posibilidad de dejarlo libre junto con sus tres escoltas, detenidos el 27 de junio de 2014, acusados de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y delitos contra la salud.

Mientras tanto, Mireles está postrado en una silla de ruedas a causa de una lesión en la columna vertebral y tiene diabetes.
Desde hace un mes espera una intervención quirúrgica… que no llega.

Para mitigar el dolor le inyectan sedantes que lo tienen adormilado casi todo el tiempo, dice Virginia a este semanario.

Briana Mireles, hija del médico de Tepalcatepec, a quien visitó el 26 de junio, asegura que su padre está bien atendido por tres médicos y explica que su evidente baja de peso se debe a que le pusieron una dieta especial para controlar su diabetes y poderlo operar.

“No está tan mal; está mejorando, pero no lo han podido operar porque cuando ya iban a hacerlo, la prensa se enteró y al publicarse la información las cosas se complicaron. Al revisar los hospitales encontraron gente armada y reporteros y eso impidió que lo operaran”, precisa Briana, consultada telefónicamente…


Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2018 de la revista Proceso, ya en circulación.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.

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