martes, 9 de junio de 2015

La doble derrota del PAN

El caso de Gisela fue la bandera priista para acusar de corrupción al actual gobierno de Sonora. Con la virtual victoria del tricolor en esta entidad, la mujer acusada de robo, consiguió su libertad.

El PAN llevaba apenas unas horas de haber perdido la elección a gobernador y el primer efecto de su derrota ya se sintió en Sonora.

Este lunes, antes de mediodía, Gisela Peraza fue liberada.

Peraza fue empleada doméstica del actual gobernador, Guillermo Padrés, y estuvo cuatro años en prisión, acusada de haber robado joyas y dinero en efectivo de la casa del mandatario.

El pasado 2 de junio, Gisela iba a salir en libertad; sin embargo, ese día, recibió la visita sorpresa de los custodios en su celda y se encontró droga. Ella aseguró que le fue sembrada.

El caso fue tomado como bandera por los priistas de la entidad, como una muestra de la corrupción de Padrés.

En su esfuerzo por ganar la elección al PAN, el PRI y su candidata Claudia Pavlovich arroparon a Peraza y le brindaron ayuda legal y personal.

Apenas 12 horas después de que se anunciara que Pavlovich había ganado la elección para la gubernatura, Gisela Peraza dejó el Centro de Readaptación Social de Hermosillo.

Ahora, camina con miedo por las calles de su ciudad.

‘Yo cuidé a sus hijos’

Gisela Peraza llegó a Hermosillo proveniente de Santa Rosalía, un poblado dedicado a la agricultura, donde tenía pocas posibilidades de un futuro mejor.

Tercera de cuatro hermanos, Gisela llegó a Hermosillo buscando trabajo. Encontró en la casa de los Padrés, una familia de renombre en la capital de Sonora, cuyo jefe, Guillermo, era entonces senador de la República.

Gisela era la ama de llaves de la residencia de los Padrés. Estaba encargada de todos los quehaceres de la casa, de hacer la limpieza de las habitaciones principales y de cuidar a los cinco hijos de la familia.

En el 2011, días después de que la familia había viajado a Estados Unidos de vacaciones, a donde los había acompañado Gisela, fue detenida cuando salía de su trabajo.

Los Padrés la acusaron de haber robado las joyas de Iveth Dagnino, la esposa de Guillermo, y de haberse llevado dinero en efectivo.

Ella aceptó los cargos luego de haber sido sometida a tortura, como quedó establecido en documentos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que ha estado presente en el caso.

Al ver el potencial político de un caso como el de Peraza, los priistas cobijaron a la familia de la mujer y le ofrecieron ayuda jurídica y acompañamiento.

La familia de la mujer comenzó a hacer protestas públicas, que durante los primeros años de encarcelamiento no pasaron por temor a las represalias del gobierno estatal.

La historia de Gisela Peraza se posicionó entonces como una muestra del autoritarismo de Padrés, por tener en la cárcel a su exempleada.

El pasado 5 de junio, tres días después de que se le negara la libertad por habérsele encontrado droga en su celda, Peraza escribió una carta pública a Padrés.

“Conocieron mi historia y a mi familia y lo más importante, confiaron en mí lo más valioso que tenían: sus hijos. Cómo fue posible que a pesar de eso me acusaran de algo tan bajo como robarle a la familia que me abrió las puertas de su hogar?

“Yo jamás traicioné ni su confianza, ni su apoyo, al contrario, luché en momentos importantes en la familia Padrés Dagnino, como si fuera mi propia familia”, escribió en la carta.

Cuestionado respecto al caso, el propio Padrés evadió el tema de forma reiterada.

“Esto no es cuestión de lo que piense o no el gobernador, sino las autoridades. Yo le deseo lo mejor, yo quisiera que todo esto saliera bien, pero ya hablaremos de esto más delante”, dijo Padrés el domingo, después de votar.

‘El gobernador tiene miedo’

Ya en libertad, en la casa de su hermana Delma Peraza, ubicada en el fraccionamiento La Caridad, uno de los más pobres de Hermosillo, Gisela no teme afirmar que el mismísimo gobernador Padrés le tenía miedo.

En sus cavilaciones sobre lo que le ocurría, Gisela Peraza pensó que quizá el gobernador suponía que ella sabía algo que pudiera comprometerlo, por lo que decidió asegurarse que no hablaría.

¿Cómo lo hizo? La metió a la cárcel.

“Por más que doy vueltas y vueltas no entiendo por qué. Poco a poco han salido las cosas malas y no ha sido gracias a mí.

“Yo creo que él se imaginaba, que ese era su miedo o no sé, de que yo dijera algo, porque fueron muchos años con ellos. Y desgraciadamente pues uno sin querer se entera de muchas cosas ahí, pero pues no (…) Si yo hubiera querido hablar, desde un principio lo hubiera hecho”, expresó Peraza, en entrevista.

Vestida con ropa deportiva que le llevaron exclusivamente para la ocasión, y en la sala de una modesta casa que mide menos de 40 metros cuadrados y en la que vive toda su familia, Gisela acusó que en los últimos meses representantes del gobernador acudieron a verla a la cárcel para negociar las condiciones de su liberación.

“Yo les dije, ‘si vamos a hablar claro, vamos a ver qué traen’. Les dije ‘¿pues de qué tienen miedo, por qué me quieren mandar lejos?’. ‘No, nosotros no te tenemos miedo’, me decían. ‘¿Y entonces por qué están aquí?’, les decía yo. Si no temían de mí, entonces por qué querían negociar.

“(Me ofrecían) dinero, un departamento, un trabajo en Mexicali, toda una vida muy bonita supuestamente y, ¡por favor! No me pueden decir que voy a salir de aquí y que todo va a estar bien, que todo se va a olvidar”, sentenció Peraza.

Aunque feliz por estar libre y en su casa, Gisela Peraza confesó que tiene temor por su seguridad y la de su familia.

“No creo que esto se quede así por parte de ellos”, dijo.


Al momento de la entrevista, Gisela Peraza estuvo rodeada en todo momento por miembros de la organización civil Agua por Sonora, uno de los brazos del PRI estatal.

Con camisetas que utilizaron en la campaña de la ahora gobernadora electa Claudia Pavlovich, las mujeres garantizaron que continuarán dando seguimiento a Gisela Peraza y su familia.

Pavlovich, adelante

Claudia Pavlovich es la nueva gobernadora electa de Sonora.

La tarde de este lunes, con el 99.22% de las actas computadas, Pavlovich llevaba un total de 47.49% de preferencias contra  un 40.77% de Javier Gándara, el candidato del PAN.

La operación de los priistas el domingo estuvo totalmente en manos del clan Beltrones, principal beneficiario del triunfo de Pavlovich.

Y no solo en sus operadores políticos. Su familia estuvo en el cuarto de guerra compartiendo las horas de trabajo con Pavlovich.

En el bunker priista, que se armó en las instalaciones del PRI estatal, estuvieron trabajando Silvia Sánchez, esposa de Beltrones; su hija, Sylvana, y el esposo de ésta, el senador Pablo Escudero.

“Yo nunca he jugado para perder, yo siempre he hecho política (…) que nadie se extrañe”, declaró Beltrones al noticiario sonorense Proyecto Puente, en el transcurso de la jornada electoral del domingo.

Hubo, además, otros cuadros beltronistas trabajando en la jornada electoral donde triunfó Pavlovich.

Se trata de Canek Vázquez, quien fuera dirigente de la juventud priista; y el propio Alfonso Elías Serrano, presidente estatal del PRI.


Al dar su discurso de triunfo, Pavlovich no dejó de agradecer el apoyo de Beltrones quien, incluso, fue el encargado de levantarle la mano en señal de triunfo.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: IMELDA GARCÍA.

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