lunes, 13 de abril de 2015

Y el subsecretario Miranda Nava no se queda atrás

Considerado como el operador más importante del presidente Enrique Peña Nieto, al grado de hacerle trabajos de política sucia, el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava ya forma parte, también, de la nueva élite propietaria de las Lomas. La investigación periodística de Proceso da cuenta de que el funcionario está por construir una mansión en Sierra Ventana 300. El terreno correspondiente tiene un valor estimado de 55 millones de pesos. Es la esposa de Miranda y no él la que aparece en cada operación relacionada con la propiedad,  cuya superficie alcanza los mil 693 metros cuadrados.

MÉXICO, D.F: Integrante del círculo rojo del presidente Enrique Peña Nieto, el subsecretario de Gobernación Luis Enrique Miranda Nava es uno de los nuevos dueños de las Lomas de Chapultepec.

Una investigación periodística de Proceso da cuenta de que el funcionario está por construir una mansión en el terreno de Sierra Ventana 300, dentro del circuito de élite que han ocupado sus dos jefes directos –Miguel Ángel Osorio Chong y el mismo presidente de la República–, adquirida a nombre de su esposa, Alma Laura Saldaña Farach.

Enclavado en la Barranca de Barrilaco, el terreno se extiende en mil 693 metros cuadrados, con un valor estimado en 55 millones de pesos.

En tanto avanza la obra, Miranda Nava se instaló en una “finca” de la influyente familia Burillo Azcárraga. Como la familia presidencial, el subsecretario Miranda Nava también habita una casa blanca en la calle Sierra Gorda de las Lomas de Chapultepec: se trata de una mansión de mil 902 metros cuadrados en el número 525, resultado de la fusión con el predio 515, con un valor comercial estimado de 83 millones 78 mil pesos, de acuerdo con la estimación realizada por un despacho de valuaciones consultado por Proceso.

Calculado por peritos profesionales, el monto de la renta neta mensual que Miranda Nava debería estar pagando a la familia Burillo Azcárraga por la propiedad que le pertenece –según los folios 108443 y 494776 del Registro Público de la Propiedad– es de aproximadamente 218 mil pesos mensuales, cantidad que excede con mucho los 135 mil 967 pesos netos que el funcionario de Gobernación percibe como salario cada 30 días.

Recientemente remodelada, la casa del número 525 resalta por sobre todas las del área que comparte con magnates y empresarios. Imponente, el muro de la fachada se extiende a lo largo de un paredón de 40 metros de largo por ocho de altura. Tiene tres grandes cocheras con puertas de madera fina y la adornan palmas y plantas que simulan ser larguísimas espadas. Dos candelabros dorados adornan e iluminan la entrada principal.

Según testimonios de los vecinos, el inquilino se mudó a la residencia entre octubre y noviembre de 2014. Antes, cuentan, la familia Burillo Azcárraga ofreció vender en 2 mil 500 dólares cada uno de sus casi mil metros cuadrados de jardín, donde ahora Miranda y su familia disponen de una alberca semiolímpica, con muebles de exterior de lujo bajo la sombra de sus árboles colosales.

Quienes han estado ahí, describen el estilo del interior como moderno, con acabados de lujo y terrazas amuebladas en la zona de las habitaciones. “Es espectacular. Se ve que hay dinero: es todo muy fino, muy elegante. Lo más caro”.

A los vecinos y trabajadores de la colonia consultados les incomoda el férreo dispositivo de custodia. Cuando Miranda aparece, las camionetas blindadas y patrullas llegan a superar la decena de unidades. Además de un sofisticado sistema de seguridad, el inmueble cuenta con la presencia permanente de dos elementos de una corporación de seguridad privada en el exterior.

No obstante, a la familia del funcionario, al que en sus prestaciones públicas sólo se incluye el “apoyo económico para un vehículo, hasta un monto neto de 7 mil 500 pesos mensuales”, la acompañan decenas de elementos de seguridad en al menos siete camionetas de lujo diferentes, seis con placas del Estado de México y una del Distrito Federal, que según las dependencias de finanzas alcanzan un valor superior a los 4 millones y medio de pesos.


(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 2006, ya en circulación)

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESUSA CERVANTES Y SANTIAGO IGARTÚA

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