jueves, 9 de abril de 2015

Apoya Mancera a jornaleros de BC… e ignora a bomberos del DF

MÉXICO, D.F: Tres semanas después de que jornaleros del Valle de San Quintín, en Baja California, iniciaron una huelga y movilizaciones en demanda de mejoras laborales, el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, les envió una carta para ofrecerles “todo el apoyo para su negociación, siempre pacífica y por la vía legal”.

En una misiva fechada ayer y difundida por la Coordinación General de Comunicación Social del GDF, el mandatario local aprovechó las demandas de los jornaleros para recordar que él impulsa un “acuerdo nacional, más allá de los partidos, para establecer una política de trabajo digno y de recuperación salarial, en el norte lo mismo que en el sur de nuestro país”.

Y mientras se difundía esta postura, en la plancha del Zócalo el GDF ignoraba las demandas de un grupo de bomberos despedidos de manera injustificada –como aseguran–, por denunciar actos de corrupción dentro de la corporación dirigida por Raúl Esquivel.

A lo largo de dos cuartillas, Mancera Espinosa califica al movimiento de San Quintín como “legal y pacífico”. Dice que “ilustra muy bien la realidad laboral de los trabajadores mexicanos, es decir, la realidad de la jornadas completas, de sol a sol, con un pago muy precario y en condiciones muy desiguales –así sea mediante contrato individual o colectivo– frente a sus patrones”.

Redactada en tercera persona, les dice que “por fortuna” ellos no ganan el salario mínimo, pero que sabe que para lograr un incremento de 100 0 120 pesos diarios de pago, han tenido que “sacrificar” prestaciones como aguinaldo y vacaciones, bajo situaciones “absolutamente ajenas a un país que se dice democrático y se requiere moderno y solidario”.

Luego, de plano se lanza:

“Queremos decirles que su reivindicación es la nuestra, porqué (sic) desde hace un año, hemos insistido en todos los foros que el problema de la economía y del mercado laboral en México no radica sólo en los mercados informales, sino precisamente, en los mercados formales, de decir, allí y donde existe un contrato firmado, un vínculo jurídico, entre empresas y trabajadores”.

Mancera insiste en que las demandas de los jornaleros “son las nuestras, porque exhiben que el producto de su trabajo alcanza y sobra para mantener precios competitivos y ganancias suficientes a sus empresas. Por tanto, el problema no es la ‘productividad’ de la mano de obra, sino la redistribución del fruto del trabajo, ganado honestamente”.

Sus exigencias, agrega, confirman que el precio (sic) que cada año se decreta para el salario mínimo, “coloca a las negociaciones laborales en una desventaja inaceptable para los trabajadores de más bajos sueldos, de tal manera que para contar con dinero líquido –el día a día– están dispuestos a renunciar a otras tantas prestaciones constitucionales, elementales para una vida digna”.

Luego asegura que el movimiento jornalero “arroja luz a una situación que desde el Gobierno de la Ciudad de México hemos señalado insistentemente: el mercado laboral formal produce pobres, incluso pobres extremos. Y este es el mensaje que nuestra economía necesita erradicar”.

Por el contrario, asegura, lo que “la sociedad y el pacto social requieren con urgencia, es la certeza de que el trabajo duro, el trabajo honesto, el trabajo legal, sirve para salir de la pobreza, de la pobreza alimentaria, de la pobreza de hambre”.

Miguel Ángel Mancera finaliza la misiva al decir que “desde la capital del país, les ofrecemos todo el apoyo para su negociación, siempre pacífica y por la vía legal. Su empleo ha venido a demostrar que la situación social mexicana, la de sus trabajadores de más bajos salarios, es insostenible e inaceptable, y que requerimos con urgencia un cambio, un Acuerdo nacional, más allá de los partidos, para establecer una política de trabajo digno y de recuperación salarial, en el norte lo mismo que en el sur de nuestro país”.

Protesta en el Zócalo

Ayer por la tarde, mientras Mancera remitía esta misiva de apoyo a los jornaleros de Baja California, frente a su oficina del Antiguo Palacio del Ayuntamiento un grupo de bomberos despedidos injustificadamente, según su dicho, permaneció más de siete horas en espera de que representantes de su administración los recibieran para exponer su situación laboral.

En al menos seis mantas denunciaron “corrupción” al interior del Heroico Cuerpo de Bomberos:

“El director general Raúl Esquivel Carvajal y el secretario general del sindicato Ismael Figueroa premian a 50 representantes sindicales con un ‘tour por Europa’ por participar en el despido de 100 bomberos de experiencia, haciéndoles mobbing laboral y, a las bomberas, acoso sexual”.

Se trata de los mismos bomberos que el 18 de marzo fueron agredidos por sus “compañeros” de corporación, luego de atender una emergencia por un incendio en las inmediaciones de la Central de Abasto.

Como Apro lo documentó con videos y testimonios, los ‘tragahumo’ pertenecientes a la central de Iztapalapa agredieron con piedras y palos a sus compañeros que, para ese entonces, todavía estaban asignados a la Central de Abasto, pero que a raíz de ese incidente fueron retirados, según les argumentaron, “por su seguridad”.

Luego del incendio que el martes por la mañana consumió cuatro secciones de la nave de flores y hortalizas de la Ceda, los bomberos despedidos se plantaron frente a la oficina de Mancera para pedir una audiencia con el jefe de gobierno.

Según informaron a esta agencia, una mujer identificada como Nayeli Burgos, del área de Concertación Política de la Secretaría de Gobierno del DF, les ofreció reunirse con el titular de la dependencia, Héctor Serrano.


No obstante, las horas pasaron y, a las 11 de la noche, decidieron retirar la manifestación, luego de ser agredidos por policías capitalinos.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA.

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