martes, 2 de diciembre de 2014

La callada crisis de comunicación

Fernando Macías Cué presentó su renuncia como vocero oficial del Gobierno del DF. Todo indica que el quiebre se dio por el manejo de la información durante la hospitalización de Miguel Ángel Mancera.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, sacó de su gabinete a Fernando Macías Cué, su vocero oficial.

La versión institucional fue que el coordinador general de Comunicación Social del Gobierno del Distrito Federal presentó su renuncia al ejecutivo local como decisión personal.

Sin embargo, como ocurre con ese tipo de salidas intempestivas, los rumores comenzaron a señalar un quiebre en la relación del vocero y Mancera a partir del mal manejo de medios durante la crisis de salud en la que fue operado a corazón abierto.

Fernando Macías Cue, quien por muchos años fue el vocero de Elba Esther Gordillo Morales en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), llegó rodeado de polémica al GDF con Miguel Ángel Mancera.

En días pasados, cuando se presentó la crisis de salud de Mancera, el papel de Fernando Macías fue clave.

Desde el hospital… poco qué decir 

Aquel viernes a finales de octubre, cuando Mancera Espinosa ingresó al hospital ABC para someterse a una cirugía programada, metió a Fernando Macías y su equipo en un túnel sin salida.

Primero porque la noticia se dio a conocer desde la cuenta de Twitter de un periodista y no de la oficina de Comunicación Social del GDF.

Para cuando el equipo de comunicación del Gobierno capitalino reaccionó, el breve comunicado que emitió ese día dejó más dudas que certezas:

“Miguel Ángel Mancera Espinosa fue sometido a una intervención quirúrgica programada. Su médico tratante le informó de un problema de arritmia y sugirió que se efectuara un procedimiento de diagnóstico terapéutico para resolver el problema”, comunicó el GDF.

La tarde-noche del 31 de octubre fue crucial y Fernando Macías debió ser un personaje clave para el manejo de la crisis. Pero la falta de precisión en la información, generó más dudas que certezas.

Lo que sucedió en el quirófano sacudió a todo el equipo, pero en especial evidenció a Fernando Macías, encargado de qué decir y qué no decir en ese momento.

Los dobles mensajes confundían más. Por un lado se decía que la operación fue exitosa y luego, casi al mismo tiempo, se daba cuenta de que el jefe de Gobierno estuvo al borde de la muerte. 

El procedimiento se complicó, y debido a que Mancera corría riesgo, había que avisar al presidente Enrique Peña Nieto, quien envió al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

Ante tal crisis. Un grupo de reporteros que se apostó en las inmediaciones del Hospital ABC de Observatorio fue la única “fuente” que soltaba a cuentagotas información de lo que estaba ocurriendo:.

Dieron cuenta de la llegada de Osorio Chong, la visita de un grupo de médico militares, los funcionarios más cercanos que se veían entrar y salir.

Factores externos agitan proceso

En ese grupo compacto de quienes entraban y salían del hospital, además de los secretarios, Héctor Serrano, de Gobierno; Armando Ahued, de Salud, y de los hermanos Julio y Luis Serna, se vio a un Fernando Macías que no comunicaba y que dejó que las redes sociales cultivaran la especulación respecto a lo que ocurría o había ocurrido con Mancera.

Aunado a ese momento crítico que vivió Mancera, hoy considerada la mayor crisis de este gabinete, otros factores ajenos a la salud del Ejecutivo local acentuaban los apuros por los que pasaba el GDF.

Cuatro días después de la operación a corazón abierto, la pareja más buscada de México en ese momento, José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda, fue capturada en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, bastión político del PRD. 

Y por si fuera poco, en medio de la efervescencia por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, agentes de la Procuraduría de Justicia del DF (PGJDF) realizaron disparos en Ciudad Universitaria, agitando a la comunidad. El caos en todo su esplendor.

Con esos antecedentes a cuestas, Fernando Macías fue separado de su cargo de vocero del GDF.

El vocero que llega

Desde que llegó a la vocería del Gobierno del DF se dijo que Macías Cué fue una imposición. La mayoría asumía que René Hernández, quien acompañó a Mancera durante la campaña, sería quien llegaría a ese cargo.

Súbitamente René Hernández dejó el equipo de campaña y Mancera declaró en ese entonces que “fue una etapa que terminó”. Aunque al mismo tiempo entreabrió la posibilidad de que en el futuro se reincorporara al equipo.

Por eso, luego de que se anunció la renuncia de Fernando Macías como vocero del GDF, el nombre de René Hernández surgió de inmediato.

Él  ayudó a Mancera a sobrellevar los casos más difíciles al frente de la Procuraduría de Justicia del DF, como los secuestros de Fernando Martí y Antonio Equihua.

Así como subió, el rumor bajó tras ventilarse las diferencias irreconciliables entre René Hernández y los hermanos Julio y Luis Serna, amigos cercanísimos del jefe de Gobierno, asesor y secretario particular, respectivamente.

También se manejó el nombre de Evangelina Hernández Duarte, hoy vocera del Instituto Electoral del Distrito Federal y una de las funcionarias de todas las confianzas del jefe de Gobierno. 

Y el de Manuel Moreno Domínguez, quien ya sabe lo que es estar al frente de áreas de comunicación social.

Ya en el arranque de esta semana comenzó a cobrar fuerza el nombre del tabasqueño Carlos Salomón Cámara, el publirrelacionista que ha sido reconocido en el exterior por el manejo de crisis.


Sobre todo porque desde adentro, secretarios del gabinete de Mancera y colaboradores reconocen que hay una crisis que urge resolver en el arranque del tercer año de gobierno de Miguel Ángel Mancera.

El que se defina tiene un gran reto al frente de un gobierno que deambula entre conseguir la reforma política para el Distrito Federal, una propuesta para aumentar el salario mínimos a los capitalinos y otra para prevenir y eliminar las desapariciones forzadas.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: ICELA LAGUNAS.

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