jueves, 16 de octubre de 2014

Regresa por sus fueros

Guillermo Valencia fue electo alcalde de Tepalcatepec en 2011. Fue acusado de nexos, exiliado y secuestrado. Hoy vuelve a escena.

De la noche a la mañana, Guillermo Valencia Reyes pasó de ser un aliado del PRI a un alcalde incómodo. 

Fue depuesto del cargo cuando denunció que el grupo de autodefensas se estaba nutriendo con exmiembros del cártel de la drogas. Fue señalado públicamente de tener nexos con el crimen organizado. Compareció ante la PGR. Se autoexilio. Fue secuestrado y ahora tensa la situación al intentar reasumir el cargo político que ganó en las urnas como alcalde de Tepalcatepec.

El grupo de autodefensa de ese municipio -que evolucionó a Policía Rural, en funciones del Congreso Local- ha insistido en negar la posibilidad de que el presidente municipal reasuma el mando político de la localidad. 

El gobernador sustituto Salvador Jara Guerrero se mantiene ajeno a la problemática. Tepalcatepec es un polvorín a punto del incendio.

Valencia Reyes fue secuestrado por un grupo de la Policía Rural justo cuando intentaba comparecer ante un notario público de esa localidad para dejar por escrito sus compromisos al reasumir el mando municipal que ganó en las urnas en noviembre del 2011. 

Los policías rurales lo llevaron a la sede de la unión ganadera y de allí la Procuraduría de Justicia de Michoacán lo rescató.

¿Qué es lo que puede hacer que un hombre público en Michoacán pase del poder a la persecución oficial? Historias paralelas hay muchas. El mismo Fausto Vallejo puede dar cuenta de ello. El caso más emblemático es el de José Manuel Mireles Valverde, que luego de iniciar el movimiento ciudadano de autodefensa contra el crimen organizado se encuentra procesado por delitos graves en una cárcel federal de máxima seguridad.

Valencia Reyes se ganó la enemistad del régimen cuando en su calidad de alcalde reclamó a Vallejo Figueroa su falta de tacto político al no ejecutar obras prioritarias en el municipio de Tepalcatepec. Le exigió un trato de respeto para la comunidad y una audiencia pública para resolver los problemas de obras y servicios en ese municipio. 

Vallejo Figueroa le negó el dialogo. Le cerró las puertas de las dependencias estatales.

Las relaciones rotas entre el alcalde y el gobernador no terminó en la negativa de apoyo estatal para el municipio, fue más allá: Fausto Vallejo alentó al congreso local, a través del diputado Omar Noé Bernardino Vargas, para que se hiciera el desconocimiento del presidente municipal de Tepalcatepec.

Expulsado de su municipio por los grupos de autodefensa, desconocido políticamente como alcalde por el propio Congreso Local, abandonado a su suerte y amenazado por el crimen organizado, Valencia se exilió en Estados Unidos. 

Allí oficializó su simpatía hacia el movimiento de autodefensa de Mireles. Ahora regresa con la intensión de reasumir el cargo que ganó en las elecciones, lo que ha crispado los ánimos de los grupos en choque.

Estatua al borracho del pueblo

El gobierno municipal del presidente Guillermo Valencia en Tepalcatepec duró apenas poco más de un año y 2 meses. Tras haber sido expulsado por los grupos de autodefensa, la administración local quedó en manos de la síndico suplente Laura Patricia Lezama Maus. Es la máxima autoridad electa. También la sindico propietaria Candelaria Sánchez tuvo que salir expulsada.

Desde el interior de la administración municipal se le ha acusado a Valencia de llevar a cabo un gobierno sin riendas ni controles administrativos. Sus detractores aseguran que el edil depuesto gobernaba en base a ocurrencias. Se cuenta la anécdota de cuando decidió levantar un monumento al borracho del pueblo.

“Un día, tras una sesión de cabildo que terminó en borrachera, el pleno del ayuntamiento fue a dar a una cantina en donde se encontraba un de los hombres más queridos de esta localidad: Juan Cervantes.

“Juanito tiene un gran afecto al alcohol. No hay fiesta ni parranda que no termine en la cantina que él frecuenta. 

El alcalde Valencia se topó en esa ocasión con Juan Cervantes. La velada duró varias botellas. Antes de despedirse el alcalde y Juan Cervantes, Valencia agradeció la compañía y la bohemia de Juanito. Allí ordenó que al día siguiente se le hiciera una estatua al hombre”, relata un regidor.

En defensa de Valencia hay quienes aseguran que la estatua de Juan Cervantes “El Borracho del Pueblo” fue ordenada y financiada por el Enrique Plancarte, jefe de Los Templarios en la zona de Tierra Caliente. Guillermo Valencia desconoce como obra suya la hechura de la mencionada estatua.

Alfil de Jesús Reyna

Guillermo Valencia Reyes saltó al escenario político estatal apoyado siempre por el grupo de Jesús Reyna García cuando fue designado líder del Frente Juvenil Revolucionario (FJR). Desde la palestra de los jóvenes priistas de Michoacán, Valencia llegó a una diputación en el congreso local, donde fue el legislador más joven de la historia regional.

Siempre de la mano de Reyna, el joven diputado por el distrito de Coalcomán, en el corazón de la zona de Tierra Caliente, fue el fiel de la balanza para completar el trabajo político que hacía Reyna García desde la dirigencia estatal del tricolor. Fue el emisario del comité directivo estatal del PRI para oficializar la candidatura de Fausto Vallejo a la gubernatura de Michoacán.

La cercanía con la cúpula del poder político estatal y el trabajo proselitista que pudo hacer como diputado local le valieron Valencia la nominación para ser alcalde por el municipio de Tepalcatepec, el mismo municipio donde Mireles estaba por declarar la guerra al crimen organizado, al cártel que había tomado como rehén a las niñas de la región, donde decenas de ellas dieron cuenta de secuestros y violaciones por parte de los bandoleros.

Valencia ganó las elecciones constitucionales con amplio margen de votos sobre el candidato del PRD, antes dejó en el camino a Ramón del Val Díaz el candidato de Fausto Vallejo y del presidente del PRI en Tepalcatepec, Uriel Farías Álvarez, hermano de Juan José de los mismos apellidos, al que todos en Tierra Caliente conocen como “El Abuelo”.

Quiere la alcaldía

Apenas la semana pasada, Guillermo Valencia regresó a su localidad tras poco más de un año en el exilio. 

Quien fuera elegido presidente municipal en el 2011, asegura que su intención es tratar de asumir el cargo público ganado en las urnas. 

Su presencia inquietó a los vecinos. 

La población se polarizó y se registraron connatos de violencia entre sus detractores y quienes lo apoyan en esta nueva aventura.

La policía comunitaria tuvo que intervenir y lo requirieron bajo el argumento de que era buscado por el agente del ministerio público del fuero común, quien –aseguraron- tiene en su haber varias averiguaciones en su contra. 

El alcalde requerido dijo que se trató de un secuestro. Aseguró que estivo privado ilegalmente de su libertad y que su vida corrió peligro.

La PGJE dio a conocer a través de redes sociales que lo único que se hizo fue evitar un linchamiento, dado que la población no quiere el regreso del alcalde.

Valencia ha insistido en su intención de reasumir el cargo del que fue despojado por los grupos de autodefensa, aunque para ello no cuente con el consenso del gobernador.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: J. JESÚS LEMUS.

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