miércoles, 15 de octubre de 2014

La corrupción, lo que más daña a México, dice AMLO en la Universidad Columbia

Se requiere una revolución pacífica de honestidad, indica el político tabasqueño. Al participar en un foro afirma que el gobierno nos regresa al pasado para quitarnos el futuro.

Nueva York, 14 octubre. El régimen mexicano está podrido y para rescatar al país de las consecuencias de 30 años de neoliberalismo –muy parecido al porfiriato– la revolución pacífica que se requiere es la de la honestidad, resumió Andrés Manuel López Obrador en la Universidad Columbia, en Nueva York.

En un foro patrocinado por el Centro de Estudios Mexicanos, López Obrador subrayó que nada ha dañado más a México que la corrupción política; a eso se debe la monstruosa desigualdad social y económica, la pobreza y la violencia que nos agobia.

Esa corrupción, señaló, es integral a la aplicación del neoliberalismo que está despojando las riquezas del pueblo y de la nación para beneficio sólo de unos cuantos. La deshonestidad en el actual periodo neoliberal no tiene precedente, argumentó, agregando que “se ha implantado como modus operandi el robo de los bienes del pueblo y de las riquezas de la nación”.

Acusó: La corrupción se ha convertido en la principal función del Estado (...) un pequeño grupo ha conquistado todos los poderes y mantiene secuestradas las instituciones públicas para sus propios intereses, lo cual ha llevado al “saqueo más grande en la historia del país.

“En México no hay democracia… es una dictadura simulada”, una que gira en torno a la misma mentira que durante el porfiriato, donde se subastaron los recursos naturales del país, incluyendo el petróleo, las tierras de cultivo, y se vendieron los ferrocarriles y más a las empresas extranjeras, afirmó. “El llamado neoliberalismo es neoporfirismo… Nos regresan al pasado para quitarnos el futuro”.

Presentado por John Coats-worth, vicerrector de la Universidad Columbia e historiador especializado en México, y por el director del Centro de Estudios Mexicanos, Claudio Lomnitz (también colaborador de este diario), López Obrador rompió, en este foro, la imagen tan cuidadosa y efectivamente proyectada en este país por la cúpula política y empresarial mexicana y estadunidense, ofreciendo una crítica del llamado nuevo paradigma al indicar que sólo es más de lo mismo.

Afirmó que Enrique Peña Nieto es la continuación del proyecto neoliberal implementado desde hace tres décadas en el país. La mafia del poder lo impuso, afirmó, y acusó que Peña Nieto es sólo otro subordinado de la oligarquía que está cumpliendo con las prioridades de ese pequeño grupo al impulsar las llamadas reformas estructurales con un alto costo a la soberanía.


La reforma del sector energético, sostuvo, es el robo más grande de la historia y lo calificó de traición a la patria, al buscar repartir a las grandes petroleras extranjeras la riqueza del pueblo y la nación. Afirmó que por ello el Movimiento Regeración Nacional (Morena) está promoviendo un referendo en las próximas elecciones intermedias para obligar a que el pueblo sea consultado sobre esta reforma.

Despojo minero

Como ejemplo del despojo acelerado, señaló que en cinco años las mineras extranjeras se han llevado más oro y plata de México que los españoles durante 300 años de la Colonia.

Afirmó que el régimen es sostenido por dos cosas: los grandes medios y la compra del voto, y que sin eso se desplomarían, agregó que el actual presidente es un fenómeno escenográfico.

Indicó, con una sonrisa, que mientras aquí en Nueva York premian a Peña Nieto con algo llamado estadista mundial o algo así, en México está reprobado en la opinión pública. De hecho, esta percepción se está ampliando a casi todos los gobernadores e indica un cambio político potencial en México.

Expresó la consternación ante los sucesos en Iguala, indicó que esto no es un incidente aislado y que ya llevamos mucho tiempo de luto en México. Argumentó que la violencia es resultado del sistema actual y que, por ahora, la estrategia del gobierno ha empeorado la situación, pues busca “enfrentar la violencia con la violencia… Emplear el fuego contra el fuego”. Subrayó que primero se tiene que entender que la paz es fruto de la justicia.

Por eso, mientras no haya un cambio de fondo, México se continuará hundiendo. Concluyó que se “tiene que derrocar el régimen del PRIAN… pero sin violencia”. Ese cambio necesario, explico, proviene de un retorno a los principios de Francisco I. Madero: la honestidad y la justicia.

En un diálogo en la sala de conferencias de la Escuela de Asuntos Internacionales repleta de estudiantes (muchos de ellos mexicanos), académicos reconocidos de esta y otras instituciones de educación superior, entre ellos Soledad Loaeza; analistas y activistas comunitarios, López Obrador subrayó que el mejor antídoto a la corrupción es mantener los principios e ideales, y recordó que en el esfuerzo de Morena no es fácil crear un partido en un ambiente antidemocrático.

Declaró que México tiene una gran reserva de valores, que se encuentra en sus pueblos, sobre todo los indígenas. “La corrupción es algo que viene de arriba… Eso se limpia como se limpian las escaleras, de arriba para abajo”.


Recordó que esta lucha pacífica para una transformación a fondo es constante y que ante los fraudes, el control mediático y la compra del voto –algo que duele, parte el alma– la mejor manera de enfrentarlo es luchando todo los días. Advirtió contra la depresión de algunos, incluso muchos intelectuales, que se cansan o creen que ya no hay más que se puede hacer, y que ante preguntas de si podemos llegar, o que cuánto tiempo más, la respuesta es: sigue caminando, sigue caminando.

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: David Brooks

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