miércoles, 2 de julio de 2014

Las garras de la banca privada y del gobierno de Peña Nieto

FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0
AUTOR: Claudia Rodríguez.

(01 de julio, 2014).- Escuchar a Enrique Peña Nieto, advertir que en los poblados con menos de 50 mil habitantes se carece de cajeros automáticos y sucursales bancarias y por lo tanto es difícil acceder a créditos bancarios; sonó a promover la modernidad y el sistema capitalista, antes que la educación y la necesaria inclusión de servicios de otro tipo.

Es tanto como aquellos gobiernos de antaño que pensaron que en las chozas de diversos poblados de todo el país, era necesario proveerlas de estufas a gas. Decían que para que las mujeres ya no estuvieran más hincadas en el suelo, frente al comal.

Cuántas administraciones locales en distintas entidades, gastaron millones de pesos para instalar estufas de este tipo, que en la mayoría de los casos quedaron arrumbadas por distintas razones; desde la dificultad de abastecerse de gas, hasta la imposibilidad  inmediata de romper la inercia de los usos y costumbres de las comunidades.



O como el primer presidente panista del país, Vicente Fox Quesada, quien –parece que con tal de hacer grandes negocios–, promovió que en todas las escuelas del país se contara con equipos de cómputo, aunque en muchos casos ni siquiera energía eléctrica se tiene.

Ahora, Peña Nieto dice que se instalarán bancos y cajeros en poblados en los que hasta el acceso por vía terrestre sigue siendo sino casi sólo a pie o en lancha, sí estacional.

Todo parece indicar que el punto es que todos los mexicanos tengamos deudas con la banca privada, antes de tener verdadera capacidad de crédito, lo cual implica desde acceso a una educación digna y a un trabajo justamente remunerado.


Si analizáramos los distintos discursos que se pronunciaron durante la visita a México de Christine Lagarde, directora general de Fondo Monetario Internacional (FMI), caeríamos en la cuenta de que aquello parecía una boda en donde todos son buenos deseos, pero en donde nada funcionará, pues los contrayentes sólo intentan verse bien esa ocasión, aunque no tengan ni cómo, ni con qué, sacar a flote su proyecto de vida en común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario