jueves, 23 de enero de 2014

Michoacán, la estrategia mediática

FUENTE: REVOLUCIÓN 3.0/ Revista Hashtag

El lunes 20 de enero la periodista Carmen Aristegui dio a conocer fragmentos de una entrevista con el doctor José Manuel Mireles; en ellos, el líder de las autodefensas señala que una persona perteneciente al Gobierno Federal le pidió leer el mensaje difundido por Televisa el 13 de enero pasado.

Ese día las pantallas de la televisora más influyente del país reprodujeron la imagen de Mireles pidiendo el desarme de los grupos de autodefensa tan sólo minutos después de que Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, los exhortara a actuar en ese mismo sentido.

Sin embargo, horas después las redes sociales dieron a conocer una versión muy distinta de los hechos. Ante cinco medios de comunicación el mismo personaje aclaraba las condiciones necesarias para que las autodefensas dejaran las armas, a saber: la captura de las principales “cabezas” del grupo criminal conocido como los “Templarios” y el restablecimiento del Estado de Derecho.


El intento de manipulación perpetrado por miembros del Gobierno Federal, no sólo da cuenta de la existencia de una estrategia orquestada desde el más alto nivel para legitimar la política de seguridad oficial, sino del inocultable vínculo entre el Ejecutivo y Televisa. Este acontecimiento revela que, además de defender sus propios intereses, la televisora más importante de la nación  opera como subsidiaria de las oficinas de comunicación social del Ejecutivo en la misión de fabricar consensos en la opinión pública.

Independientemente del acierto o desacierto de la política de seguridad implementada en Michoacán, la existencia de un acuerdo discrecional entre el Gobierno Federal y Televisa nos retrotrae a las épocas más oscuras del viejo régimen, justo a los tiempos en que Emilio Azcárraga Milmo declaraba con orgullo ser el soldado del PRI.

En ese sentido, llama la atención el repentino consenso que provocaron las autodefensas en los medios convencionales. Hace apenas unos meses los principales medios del país omitían la situación de Michoacán y sus analistas estigmatizaban a los grupos de autodefensa; el silenciamiento generalizado respecto a la profunda violencia vivida en ese Estado parecía ir en consonancia con la imagen que el Gobierno Federal intentaba presentar ante los inversores extranjeros en la antesala de una serie de jugosas reformas para los capitales foráneos. Ahora, sin embargo, la situación cotidiana de los michoacanos es retomada condiciones que mediáticamente parecen favorecen tanto a la imagen del Ejecutivo, como a la estrategia de seguridad que pretende implantar.

Por genuina que resulte, la petición de las “cabezas” de los “Caballeros Templarios” como símbolo de la victoria contra el narcotráfico apuntalada por los medios sienta las bases para el encumbramiento mediático del Ejecutivo.Toda vez que establece las condiciones para un discurso dispuesto a elogiarar el compromiso de la administración de Peña Nieto para acabar con el crimen organizado ahí donde ni los gobiernos locales, ni el antiguo poder ejecutivo pudieron hacer nada.


La enseñanza fundamental del periodo calderonista en materia de seguridad fue clara: no basta atrapar a las cabezas visibles para aminorar el poder del narcotráfico. El crimen organizado funciona como una estructura semi-legal capaz de proporcionar enormes ganancias económicas mediante procesos diversificados. Aunque necesario, el virtual apresamiento de los principales líderes de los “Caballeros Templarios, no es condición suficiente para minar de manera significativa los cimientos del crimen organizado, sin embargo sí parece apuntarle una victoria mediática a Enrique Peña Nieto.

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