lunes, 14 de octubre de 2013

Óscar Naranjo, el oscuro asesor de EPN

FUENTE: REVOLUCIÓN TRES PUNTO CERO/ Radio Nederland (RNW).
AUTOR: MARTA DURÁN DE HUERTA.

El gobierno de Enrique Peña Nieto se mantiene hermético ante la presencia en México del general colombiano Óscar Naranjo Trujillo, asesor en la lucha contra el narcotráfico.

Óscar Naranjo ha pasado toda su vida en uniforme, su formación ha sido en academias policiacas y militares. En 2010, la Asociación Internacional de Policías lo declaró el Mejor Policía del Mundo por haber desarticulado el Cartel de Medellín y haber abatido a Pablo Escobar, el gran capo de la cocaína colombiana. Naranjo es considerado el hombre fuerte del Departamento de Estado, de la CIA y de la DEA en Colombia.

Como es sabido, Peña Nieto llegó a la presidencia en un proceso lleno de impugnaciones por compra de votos, manipulación de los medios electrónicos, lavado de dinero, fraude electoral. Finalmente, cumplió su promesa de invitar al general Naranjo a la formación de una gendarmería, la cual estaría compuesta por 40.000 militares y elementos de élite.

Una vez conformada la gendarmería, los militares regresarían a sus cuarteles. Actualmente, la Marina Armada de México y el Ejército han tomado funciones de policía.

Por todo tipo de razones, se abandonó la idea de la gendarmería y de la policía única. Sin embargo, el general Naranjo sigue en México, con bajo perfil y trabajando desde la sombra.

La llegada del general Naranjo levantó ámpula en la clase política por la sospecha de que se trataba de una imposición de Estados Unidos. El artículo 33 de la Constitución mexicana prohíbe explícitamente la participación de extranjeros en política mexicana, sobre todo en el ámbito de la seguridad nacional.

A pesar de los cuestionamientos, el general de cuatro estrellas fue nombrado asesor. La universidad privada TEC de Monterrey, le creó un seminario y le dio un cobijo académico. Los estudiantes del TEC, en la primera semana de octubre, en la conferencia que dio en el marco del XI Congreso de Formación Ética y Ciudadana, mostraron su repudio a Naranjo.

Un aspecto que llama la atención es: ¿por qué el general Naranjo renuncia a la policía de Colombia tras 36 años de servicio y dónde se barajaba su nombre para buenos puestos en la política? ¿Qué le prometió Peña Nieto para dejar todo y venir acá como un simple asesor?

El hermano incómodo

Al tiempo que el general Naranjo celebraba sus triunfos contra el narcotráfico, su hermano Juan David Naranjo fue detenido en abril del 2006 en Alemania por dos policías encubiertos a quien Juan David intentó venderles 35 kilos de cocaína. Le falló el cálculo y la policía germana atrapó a nueve colombianos con 99 kilos del paraíso en polvo.

Juan David fue condenado a 7 años de prisión, pero se le redujo un año de la condena a cambio de información sobre las redes y las rutas de la droga de Colombia que partían de Turbo, (Antioquía) al puerto de Hamburgo, (Alemania).

El James Bond criollo

Según el periodista e investigador universitario Carlos Fazio, la Policía Nacional de Colombia es un órgano parapolicial integrado por más de 150 elementos cuyo objetivo era arrasar con poblaciones enteras so pretexto de la lucha contra el narcotráfico. “Se trató de un auténtico grupo de exterminio en la llamada guerra contra el narcotráfico emprendida por Ernesto Samper y Álvaro Uribe” afirma el especialista en entrevista con Radio Nederland.

Carlos Fazio apunta que al general Naranjo se le creó mediáticamente una imagen de un James Bond criollo, un héroe por el arresto y asesinato del narcotraficante Pablo Escobar.

“Pero lo que no cuenta la historia oficial”, continúa Fazio, “es qué se hizo con el dinero norteamericano y con todas las estrategias de contrainsurgencia y guerra sucia, llevándose por delante, entre las patas (como decimos en México), a muchos inocentes.”

Una de las voces más críticas a la labor de Naranjo viene de Baruch Vega, un ex agente de la CIA y organizador de acciones encubiertas de la DEA y del FBI.

Vega escribió el libro La Doble vide del doctor B, donde narra cómo los operativos entre los policías colombianos, el general Naranjo y agentes corruptos de la CIA, fueron “un gran negocio, la feria del tráfico de influencias, del pago por favores y la oportunidad para sacar del mercado a un cartel competidor.”

Baruch Vega afirma que el general Naranjo era socio de Wílber Varela, del Cartel del Norte del Valle, y que el combate al Cartel de Cali y al de Medellín fue para sacarlos del mercado. También afirmó en una entrevista a Narco News, que desde el 2008, los agentes de la DEA en Colombia estaban en las nóminas de los narcos, lavaban dinero del narco, fueron cómplices de los asesinatos de informantes y que además estaban involucrados en los escuadrones paramilitares de la muerte.

Naranjo participó también en la Operación Apocalipsis 1 que dio muerte al narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, miembro del Cártel de Medellín.

Los paramilitares, un Frankenstein

El periodista e investigador Carlos Fazio siguió paso por paso las relaciones de Naranjo con los paramilitares y en un extenso artículo publicado en el periódico La Jornada el 30 de junio de 2012, afirmó que los vínculos de Naranjo con los paramilitares lo responsabilizan de miles de asesinatos y del exterminio social en zonas concretas de ese país.

También lo vinculan a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización terrorista de extrema derecha, apoyada por gobiernos, políticos, militares, ganaderos, empresarios para realizar una limpieza social bajo el pretexto de combatir al narcotráfico. Su saldo dejó masacres, desplazados, tráfico de drogas y expolio de grandes extensiones de tierras colombianas.

No eran guerrilleros, eran estudiantes

El 1 de marzo del 2008 en la región de Santa Rosa de Sucumbíos, Ecuador, se ubicaba un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En un operativo llamado Fénix, organizado por Juan Manuel Santos, hoy presidente, y el general Naranjo, bombardearon la región.

Después, las tropas colombianas entraron a territorio ecuatoriano para rematar a los sobrevivientes. La incursión militar violó todas las leyes y convenios internacionales. 23 personas perdieron la vida y sólo tres sobrevivieron.

Ecuador rompió relaciones con Colombia.

En aquel campamento estaban de visita los estudiantes mexicanos Soren Ulises Avilés Ángeles, Fernando Franco Delgado, Juan González del Castillo y Verónica Natalia Velásquez Ramírez y Lucía Morett; ésta última sobrevivió y se convirtió en testigo de cargo.

La noticia de la llegada a México del general Naranjo le cayó a los padres de los estudiantes asesinados como un cubo de agua helada. Desde el día del ataque exigen justicia. Se han manifestado decenas de veces a las puertas de la embajada de Colombia en la Ciudad de México. También exigen fin a la campaña sucia en contra de los jóvenes a quienes se presenta como delincuentes y terroristas.

La conexión Bogotá

En la lucha contra el narcotráfico, Estados Unidos dio un asesoramiento a México a través de Colombia para guardar las formas y esquivar resquemores.

Baruch Vega dijo a Narco News que entre 1997 y 2000, el FBI y la DEA lo emplearon como operador en investigaciones independientes enfocadas a los jefes del Cártel del Valle del Norte. Al mismo tiempo, Vega afirma que también trabajó como fuente de contrainteligencia extranjera para la CIA. Estos hechos se pueden verificar en documentos judiciales federales de los EEUU.

“No creo que Naranjo vaya a entablar una guerra contra las drogas”, dice Vega. Y agrega: “Llevará a cabo una guerra para proteger a los narcotraficantes mexicanos. Óscar Naranjo es la pieza de la continuidad de la política de seguridad ejercida por Felipe Calderón, estrategia impulsada desde Washington; es el Plan Colombia en versión mexicana”, sostiene Vega.

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