jueves, 3 de octubre de 2013

El affaire Bozzo, la tragedia como negocio

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.

MÉXICO D.F. (apro).- Luego de que Televisa logró ungir a Enrique Peña Nieto como presidente, su predecesor en el gobierno del Estado de México, Eruviel Ávila quiere seguirle los pasos haciendo alianzas y grandes convenios de publicidad con distintos medios de comunicación y participando en montajes como el de Laura Bozzo, quien intentó producir un teledrama en Guerrero, manipulando la tragedia de miles de habitantes en zonas depauperadas por la pobreza, el olvido y los huracanes.

Televisa y Peña Nieto abrieron brecha en México a la llamada telecracia o mediocracia, entendida ésta como una nueva forma de gobernar en la que los medios de comunicación se convierten en grupos de poder capaces de incidir directamente en las decisiones del gobierno o del Estado. De hecho, Peña Nieto es de facto el primer telepresidente de la historia política mexicana porque responde más a los intereses de las grandes empresas mediáticas que a los populares.

En esta nueva fórmula de gobernar, una tragedia se vuelve un espectáculo, una telenovela o un talk show. La transmisión de las noticias pierde su sentido social y se transforma en marketing para ganar rating y favorecer la imagen de la televisora y del político en cuestión, en este caso, Eruviel Ávila.

Visto a través de la mediocracia o la telecracia, los shows de las televisoras y sus conductores y conductoras, en este caso Laura Bozzo y Televisa, son el mejor reflector que quieren utilizar los políticos para magnificar su figura, como lo intentó hacer Eruviel Ávila al prestarse a participar en el teledrama facilitando las aeronaves para transportar a la conductora del espectáculo a las zonas más afectadas por el huracán “Manuel” en la costa de Guerrero.

En la mediocracia no se gobierna ni se ganan elecciones sin los grandes medios de comunicación quienes se erigen en socios del poder y en los hacedores de los principales personajes de la política. En los hechos, los medios –principalmente las televisoras-, son el gran elector. A esto es a lo que le está apostando Eruviel Ávila y por eso no le importó ser el peón de Televisa en el teledrama que trataba de montar Laura Bozzo encima de la tragedia de los guerrerenses.

Laura Bozzo ya tiene experiencia y sabe del negocio de la política, el marketing y las campañas de imagen en las televisoras. En Perú fue enjuiciada y penalizada con cuatro años de cárcel por el delito de peculado al haber participado en una red de corrupción para conseguir la reelección de Alberto Fujimori. Al igual que lo está haciendo en México, la conductora realizó programas en la televisión peruana utilizando las tragedias para ayudar a la figura de Fujimori y por ello recibió 3 millones de dólares de parte de Vladimiro Montecinos, el oscuro jefe del Servicio de Inteligencia Nacional de ese país.

Esta misma fórmula es la que estaría utilizando en México. Lo hizo en el caso de los habitantes de Ometepec en la montaña de Guerrero afectados por los temblores en marzo del 2012. Hasta Xochistlahuaca llegó en helicóptero acompañada del gobernador Ángel Aguirre Rivero y como representante de Televisa dijo que llegaba para dar ayuda humanitaria y reconstruir casas, escuelas y caminos. Con esa misma oferta llegó al pueblo costeño de Coyuca de Benítez a bordo de un helicóptero del gobierno del Estado de México como la “abogada de los pobres”.

Pero lo que a fin de cuentas sabe hacer Bozzo es marketing político, es el manejo de imágenes para campañas políticas, jugar a los malabares para dar una visión que no corresponde a la realidad. Esto fue lo que la reportera Marcela Turati y el fotógrafo Eduardo Miranda, de la revista Proceso desvelaron: el manejo cínico y carente de ética del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, de Televisa y su empleada Laura Bozzo, quien se alimenta principalmente del escándalo como ya se tiene registrado en una larga lista de casos en su país natal Perú.

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