viernes, 27 de septiembre de 2013

Reforma Hacendaria: más gasolinazos, la ruta desesperada

FUENTE: REVOLUCIÓN TRES PUNTO CERO.
AUTOR: ALINA ROSAS DUARTE.

Al igual que Felipe Calderón, Peña Nieto ve como solución fiscal los gasolinazos. En un acto desesperado, se iguala con su antecesor y echa un cerillo a baldes de gasolina para incendiar la billetera de la clase media y cumplir una promesa que hizo en campaña.

Enrique Peña Nieto sí cumple… pero a la mala. Un día después de que se estrenara en el poder presidencial, anunció el “Pacto por México”, que entre sus 85 compromisos establecía la revisión integral a la política de subsidios; nueve meses después, el 9 de septiembre de este año, materializó su promesa en la Reforma Hacendaria.

Junto a los presidentes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), ofreció una solución gatopardiana: modificar, pero seguir, con los gasolinazos en México.

En resumen, la reforma fraguada en Los Pinos junto al poderoso secretario de Hacienda, Luis Videgaray, contempla aumentos mensuales al diesel y la gasolina, pero a un costo menor que los actuales: 6 centavos mensuales para la gasolina Magna y 8 centavos para la Premium.

Esto se sumaría a los 90 gasolinazos que propinó Felipe Calderón en su sexenio y a los 9 que van en la administración actual, lo que ha llevado a que la gasolina Magna haya pasado de 6.49 pesos a 11.80 por litro, mientras que la gasolina Premium pasó de 7.76 a 12.3.

Es decir, se incrementaron 44.7% los precios de los combustibles en 5 años. Y lo que se acumule en países como México, donde cuesta 10 dólares extraer un barril de crudo y venderlo genera 100 dólares.

Por eso, personas como Enrique, taxista en la capital mexicana, no entiende por qué cada día cuesta más adquirir una despensa.

Mientras en países petroleros como Venezuela el litro de gasolina cuesta 0.02 dólares, en México cuesta cerca de un dólar (el precio del dólar hoy es de 12. 90 pesos).

“Está todo bien caro, cada gasolinazo suben las cosas, aceite y todo eso, no nos alcanza, ya está del carajo” exclama Enrique Mondragón, contador de carrera, taxista de ocupación. Uno de los millones de mexicanos que cada aumento de gasolina afecta su vida diaria.

Mientras maneja su taxi sobre avenida Tlalpan, al sur de la capital, cuenta que durante nueve años trabajó en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) hasta que inició el sexenio del priísta Carlos Salinas de Gortari, quien pidió renuncias voluntarias en diferentes dependencias gubernamentales y los liquidó.

Al quedar desempleado, decidió trabajar en un microbús de su abuela por la ruta 26 que va de metro Pino Suárez al centro de la delegación Xochimilco. Año y medio después se le presentó la oportunidad de trabajar en un taxi.

“Me dieron chamba en un taxi hasta que luego compré un tolerado y lo metí con amparos, anduve trabajando un tiempo hasta que nos dieron estas placas”, comenta el chofer con una sonrisa en el rostro, “ahorita, gracias a Dios ya lo pagué, pero sí se sufre, se sufre bastante”.

Ahora le sucede lo que a muchos de su oficio: sube la gasolina, su materia prima, y no puede trasladar ese costo al pasajero. Lo absorbe como golpe a la cartera. Más inversión en gasolina significa menos ganancia. Y con la inflación, la carne es un lujo.

Otros sí pueden trasladar el aumento en combustibles al consumidor final: transportistas de frutas, verduras, granos, carne, que hacen que el comprador pague –sin saberlo– un tanque lleno de gasolina.

Da igual. La continuación de los gasolinazos significa, para muchos, que la comida sea un lujo.

“Es importante reconocer que el aumento a los precios de la gasolina y el Diesel es un golpe directo a la economía de los mexicanos, puesto que no recae en nadie más que en el consumidor la responsabilidad de cargar con la eliminación gradual del subsidio a la gasolina mensualmente”, declaró el senador del PRD Benjamín Robles Montoya en mayo pasado.

En México el gasto en gasolina equivale, según la Cámara de Diputados, al 3.4 por ciento del ingreso de los mexicanos.

Jaime Bazua, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, mencionó que “los gasolinazos están generando una hambruna, ya que lo que sube pero no baja son los alimentos, con cada gasolinazo se genera la posibilidad de que los transportistas presionen al gobierno para un incremento de las tarifas, no la erradicación de éstos que incrementan los costos de todas las mercancías, aunado a los problemas de los litros incompletos que en cada gasolinera te venden”.

Los precios de los combustibles mexicanos en comparación con los de Estados Unidos se han ido igualando producto de los 99 gasolinazos en cinco años, que han hecho que mientras la gasolina en Estados Unidos cueste 0.97 dólares, en México equivalga a 0.86 dólares.

Los comentarios de los propietarios de un automóvil son comunes en las gasolineras.

“Cada día es más complicado tener acceso a un medio de transporte privado, el costo de la gasolina va haciendo más inviable esa posibilidad” comentó Sinué Castro, estudiante universitario.

“Los gasolinazos lo último que tienen contemplado es el beneficio del pueblo, de toda la clase media que si bien consiguió tener un coche, el gastar casi una sexta parte de los ingresos totales en combustible, es irreal, ya se piensa dos veces”, declaró Esperanza Escalante, investigadora y académica de la UNAM.

La situación de crisis se refleja en los ojos de Enrique, quien con ambas manos en su taxi exclama “Ya no aguantamos, me cae que hasta con ganas de hacer un paro e irle a parar a estos cuates. De plano sí se están manchando”.

Si prospera la Reforma Hacendaria, la situación será peor: a final de año se espera que el litro de Magna llegue a 12.85 pesos mientras el litro de Premium a 13.65 y el diesel a 13.45 pesos.

Entonces, el taxista no sabrá ni que rumbo tomará su vida.

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