viernes, 13 de septiembre de 2013

Falaz, que la reforma a Pemex sea privatizadora: Lozoya

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: Emilio Lomas Maldonado, Israel Rodríguez Jiménez y Roberto González Amador.

México, DF. El director general de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin, rechazó que la reforma energética trate de privatizar la renta petrolera. Esa aseveración, dijo, es una falacia. Aseguró que la petrolera seguirá siendo de los mexicanos y ahora con el nuevo régimen fiscal propuesto por el Ejecutivo se busca que Pemex tenga al menos entre cinco mil y diez mil millones de dólares de capacidad de inversión adicional. En una entrevista con La Jornada, afirmó que la reforma es buena para México y no es para beneficiar ni darle complacencia a los inversionistas extranjeros.

–¿De qué manera se relaciona la propuesta de reforma energética con el planteamiento de un nuevo régimen fiscal para Pemex?

–Lo relevante de la reforma fiscal, en lo que que atañe a Pemex, es que atiende lo que, en mi opinión, ha sido expresado por las tres principales fuerzas políticas como uno de los problemas importantes de la empresa, que es su régimen fiscal. Si queremos que haya una mayor extracción de petróleo y de gas se requiere invertir más. Y este nuevo régimen fiscal, que sería menos oneroso para Pemex que el actual para los nuevos proyectos, permitiría a Pemex un mayor flujo de efectivo. Si bien la reforma fiscal para Pemex, por llamarla así, es muy importante no es suficiente.

–¿Es posible establecer la diferencia entre lo que tributa hoy Pemex y lo que pagaría con el nuevo régimen fiscal?
–Hay muchas formas de definir lo que es la carga fiscal de Pemex. En 2012 el impuesto que se cobró como porcentaje de la utilidad de operación rondó 90 por ciento. ¿Qué pasaría si a Pemex se le implementara un sistema fiscal como el de otras naciones? Entonces andaría alrededor de 72 por ciento sobre utilidades de operación. El costo de descubrimiento y desarrollo es distinto para cada yacimiento y el régimen fiscal será distinto para cada uno de ellos.

“Sí quiero hacer una distinción muy importante: es una falacia lo que se ha venido diciendo de que a partir de la reforma energética se está privatizando la renta petrolera”, afirma.

Argumenta: el costo promedio de exploración y desarrollo de un barril de petróleo es de 20 dólares; se vende a 100 dólares. Sobre los 80 dólares que quedan, el Estado extrae 60 o 70 dólares.

“Eso seguirá siendo propiedad de los mexicanos. ¿Se tiene que bajar un poco la captura? Sí, de tal forma que Pemex tenga más oxígeno para invertir más. El nuevo régimen fiscal propuesto deja más espacio a Pemex. ¿Es suficiente para que desarrolle todo el potencial de hidrocarburos de la nación? Sin duda que no. Para hacerlo se requiere elevar la inversión, que actualmente en exploración y producción es de unos 24 mil millones de dólares, a 60 mil millones de dólares”.

–¿Cómo funcionaría en la práctica el esquema de utilidades compartidas, sobre qué porcentajes se compartirían las ganancias y los riesgos?
–Se trata de compartir riesgos, no sólo utilidades. Si hay un proyecto que no funciona, va a perder el privado, no sólo el Estado. La visión de la reforma es que el Estado tenga una mayoría en los proyectos y en la utilidad.

“Tenemos una utilidad operativa de 80 dolares. La renta petrolera, que seguirá siendo del Estado, extraería 50 a 70 por ciento de esa utilidad operativa. Pongo el ejemplo de 20 dólares de costo y venta a 100. De los 80 dólares le quitarán de 50 a 70 por ciento a través de la renta petrolera.

Quedan otros 40. Hay que pagar luz, nóminas, seguridad social para los trabajadores. Imagínese que quedan 30 dólares. Sobre esos 30 dólares de utilidad se paga 32 por ciento de impuesto sobre la renta, como indica la reforma fiscal. Le quita más menos otros 10 dólares. Quedan 20 dólares, que son la utilidad final que un privado podría compartir con el Estado, dependiendo qué porcentaje se haya establecido desde un principio. Suponga que se estableció 60 para el Estado y 40 al privado. Ésa es la utilidad que se comparte”.

–¿Las reservas seguirán como propiedad de los mexicanos o van a tener participación las empresas?
–Hoy en día las reservas no son propiedad de Pemex, sino del Estado mexicano. En eso no habrá cambio. Se nos ha preguntado sobre el registro de las reservas. En Brasil, por ejemplo, donde el Estado es dueño del subsuelo, en los contratos de utilidad compartida que firma el gobierno, el privado puede registrar, no en sus activos, sino en sus notas a los estados financieros que tiene flujos futuros esperados de un yacimiento. Pero se tiene que anotar que la reserva es propiedad del Estado brasileño. Lo mismo sucedería en el caso mexicano.

–¿Anotarían en todo caso la expectativa de que pueden tener un flujo?
–Es correcto.

–¿Qué sentido tiene buscar un incremento de la producción a 3 o 3.5 millones cuando el discurso oficial habla de que Estados Unidos, el principal comprador de petróleo mexicano, va a ser la nueva Arabia Saudita?
–Es una pregunta muy atinada. El aumento de la demanda, en mi opinión, vendrá en las siguientes décadas de Asia. Somos el país en el continente americano que tiene la forma más rapida de llevar energía a Asia. Creo que tener a socios comerciales que sean potencia energética al igual que México nos convierte en una zona en la que podremos importar lo que más nos convenga y exportar lo que más nos convenga a quien pague al mejor precio. A principio de año logramos un contrato de largo plazo con China para venderle crudo y estamos por anunciar varios pasos en ese sentido.

–¿Todos asiáticos?
–No necesariamente. Hay que venderle al que paga más.

–La reforma al régimen fiscal de Pemex estipula que la empresa se va a convertir en un operador más. ¿Cómo va a operar, va a tener prioridad sobre los bloques que ya están en funcionamiento?
–Para garantizar que las mejores oportunidades sean para el Estado a través de Pemex, se tendrá la posibilidad de asignarle algún yacimiento que sea extraordinariamente bueno. Sin embargo, para otros yacimientos que hoy en día Pemex no está explotando ni que haya explorado, pues serán licitaciones que sean totalmente transparentes, en las que Petróleos Mexicanos puede participar o no, si no le conviene.

“Se ha dicho que esta reforma va a debilitar a Pemex. Esa visión no es correcta. Estamos dispuestos, sin una visión politica, a compartir los datos. Esta reforma fortalece a Pemex porque le da todos los yacimientos que hoy están en producción. Todo aquello en lo que no se ha explorado serían los yacimientos a licitación”.

–Se importa la mitad de la gasolina, un tercio de fertilizantes, dos tercios de los petroquímicos que consume el país. ¿Dónde se origna el problema, por qué no se desarrollaron refinerías?
–El negocio de la extracción y producción de crudo produce, en promedio, 80 dólares por barril. En cambio, hoy en día en México perdemos en refinación alrededor de uno por ciento del PIB. Una refinería muy buena llega a sacar unos cinco dólares por barril. Pero se requiere invertir muchísimo dinero para que las refinerías sean nuevas, sean modernas y produzcan estos cinco dólares. Para modernizar las refinerías en México en los siguientes cinco años se requerirían 40 mil millones de dólares. Entonces cuando uno lo compara con una reforma fiscal de Pemex, pues no nos da.

–¿Se va a culminar la refinería nueva de Tula que se anunció en la reforma energética de 2008 con recursos públicos o se va a aprovechar la apertura?

–La nueva refinería sigue en proyecto de planeación y de ingeniería y estamos en los últimos detalles.

–¿Pero sí se va a construir?

–Sigue vigente la evaluación. ¿Saben cuánto vale la nueva refinería? 12 mil millones de dólares.

–Mencionó que solamente participarían las compañías privadas en proyectos nuevos y no en los que ya están produciendo crudo. ¿Es así?

–En los proyectos nuevos habría licitaciones en las cuales Pemex podría o no participar, dependiendo si le conviene o no. Los que ya están en producción se le van a dejar a Pemex.

“En proyectos de campos maduros, que Pemex ya dejó atrás por falta de recursos, o en aguas profundas, donde ya descubrimos petróleo, como en el pozo Maximino, la inversión necesaria es entre 5 y 10 mil millones de dólares. Ya se verá en cuáles nos asociamos y en cuáles no. Por premisa, Pemex no compartirá utilidades ni beneficios donde no le convenga. Pero en campos donde es muy caro extraer, como Chicontepec, ahí sí nos resulta interesante buscar algun tipo de utilidad compartida”.

–Hemos hablado de las críticas surgidas aquí en México, pero también se han publicado opiniones de que la reforma no es suficientemente ambiciosa. ¿Qué percibe en la comunidad de inversionistas?

–Cuando se construyó la propuesta se hizo con un fin muy concreto: es una reforma buena para México, no para beneficiar ni darle complacencia a los inversionistas extranjeros.

–¿Y se necesitaba modificar la Constitucion?

–Sí, no sólo para darle certidumbre jurídica a los extranjeros, sino a los inversionistas nacionales.

–Que buscaban precisamente certeza en sus contratos.
–Es correcto. Hay empresas mexicanas que en vez de invertir en México lo están haciendo en Estados Unidos en petróleo y gas, porque aquí no lo pueden hacer. Cuando los inversionistas hablan con nosotros han tenido una percepción positiva sobre esto. Algunos querrán más apertura, pero en promedio sentimos que hay un gran interés por invetir en el país, sobre todo por la certidumbre jurídica que ofrece.

–Ese punto de la certidumbre jurídica, ¿sería un asunto relevante respecto de otros cambios que se han hecho aquí en México, como los contratos de servicios múltiples, que fueron impugnados legalmente?

–Así es. Y a la pregunta que me hace de por qué se requiere un cambio en la Constitución, la respuesta es bastante sencilla: porque ya hicimos una propuesta que se aprobó en 2008, en la cual únicamente se cambió la ley reglamentaria y evidentemente no funcionó. Producimos ahora 25 por ciento menos hidrocarburos e importamos 50 por ciento de la gasolina y 30 por ciento del gas. Claramente requerimos algo distinto.

“Realmente se tiene que comunicar a la población que la política energética ya no sólo se trata de extraer el crudo a 20 y venderlo a 100 dólares, sino que hoy en día tenemos la oportundiad de producir el gas más barato en todo el mundo. No se trata sólo de una política de vender el crudo, sino de producir gas de una forma masiva y llevar gas a muchas áreas del país que no se han podido desarrollar porque simplemente no tienen acceso”.

–Algo que impacta las finanzas de Pemex es el llamado pasivo laboral (costo de pensiones). ¿Qué se va a hacer para sanear esta situación?
–Se sigue en conversaciones, en un diagnósitco muy específico sobre el tema y estamos seguros que vamos a llegar a un puerto que sea justo para los trabajadores, que se respeten los derechos laborales. El pasivo laboral sí es un tema y se tiene que modenizar.

–¿Cuáles son las alternativas que están analizando para financiarlo?
–Se requiere una reforma al sistema de pensiones de Pemex. Hoy en día los trabajadores se retiran a los 55 años con ciento por ciento de salario de pensión, lo cual no refleja la expectativa de vida en el país.

–Con respecto a descubrimientos, ¿se puede anticipar que los resultados en Maximino podrían ser el próximo anuncio de hallazgos de petróleo en aguas profundas?
–La geología que se da del lado estadunidense del Golfo de México es similar a la del lado mexicano. Si el éxito se ha logrado en Estados Unidos, no tenemos por qué no hacerlo aquí.

–Hay un déficit de ingenieros relacionados con la industria petrolera. ¿Se tiene planeado crear una Universidad como la tiene Petrobras?

–Pronto estaremos en ello. No pretendemos competir con las universidades que claramente hacen un extraordinario papel. Sí, estamos por anunciarlo. A finales del año estaremos impartiendo ya los primeros cursos de lo que será la universidad de Pemex.

–¿Intervino como mediador en el conflicto entre la española Repsol y la argentina YPF? [La primera intenta evitar que su antigua filial argentina llegue a acuerdos con empresas internacionales para explotar un megayacimiento.]

–Pemex es accionista con 9 por ciento de Repsol y ha tratado de facilitar una solución a ese conflicto, sin éxito. Y por lo tanto, ha habido un cierto grado de frustración en Pemex en este sentido. Creemos que debemos defender nuestros intereses como accionistas de la empresa pidiendo transparencia en la gestión y en ese sentido nos ofrecimos como facilitadores y lamentablemente esto fue rechazado por la empresa Repsol.

–Se llegó a mencionar que Pemex podría reducir su participación como accionista de Repsol, que fue ampliada durante el gobierno pasado. ¿Es así?

–Lo que sea mejor negocio para Pemex es lo que haremos. La trayectoria del precio de la acción de Repsol ha sido desafortunada. Desde que comenzó la actual administración en Repsol, en 2005, el valor de la acción ha caído 25 por ciento (de 22.7 a 17.5 euros). Evaluaremos lo que sea mejor para los intereses de Pemex como accionista de Repsol. Hemos intentado apoyar la gestión de la empresa, sin mucho éxito. Tenemos todas las opciones abiertas.

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