martes, 24 de septiembre de 2013

“Expropiación de espacios públicos”

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: Édgar Cortez.

El defensor de derechos humanos sostiene que los espacios públicos pertenecen a todos los mexicanos pues son un espacio de debate y análisis de asuntos nacionales.

El defensor de derechos humanos Édgar Cortez afirma que los espacios públicos, como el Zócalo capitalino, son de todos los mexicanos, como espacios públicos de expresión y debate de asuntos que competen a todos los ciudadanos.

En el texto “Expropiación de los espacios públicos”, el investigador del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia afirma que durante el régimen priista, en el siglo XX, el espacio estuvo limitado, por lo que las manifestaciones populares no fueron frecuentes.


EXPROPIACION DE LOS ESPACIOS PUBLICOS

Los espacios públicos son lugares físicos y simbólicos en disputa. Durante las décadas de gobierno hegemónico del Partido Revolucionario Institucional (PRI) plazas como el zócalo de la ciudad de México era su espacio y sólo podían ocuparlo las huestes priistas para rendir culto al presidente en turno.

Esa regla tuvo algunas excepciones, por ejemplo el Movimiento del 68 logró llevar su reclamo a la plancha del zócalo; pero luego de la represión del 2 de octubre, el zócalo quedó vedado para los movimientos sociales y políticos contrarios al PRI.

Fue hasta el 19 de junio de 1982 con motivo del cierre de campaña del entonces candidato del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Arnoldo Martínez Verdugo, que las fuerzas políticas y sociales de izquierda toman el zócalo y a partir de entonces esa enorme plaza ha sido el escenario de innumerables denuncias, reclamos y propuestas que han buscado hacer de México un país más justo. En otras palabras, a partir del 82 la Plaza de la Constitución se convirtió en un espacio público y simbólico que ha cobijado todas las causas sociales posibles.

Durante las últimas semanas parece que esto cambia. La Coordinadora de Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llegó al zócalo el 19 de agosto para manifestar su rechazo a la reforma educativa y permanecieron ahí hasta el 13 de febrero, fecha en la que fueron desalojados por la Policía Federal con el respaldo de la Policía capitalina. La justificación fue que había que celebrar ahí la fiesta más importante para los mexicanos. Desde el 13 y hasta el 19 de septiembre esa plaza estuvo cercada y ocupada por la Policía Federal (PF), es decir expropiada para el uso exclusivo del poder y sus celebraciones.

A partir del 19 de septiembre y hasta la fecha el zócalo está controlado por la misma PF y las Fuerzas Armadas, quienes instalaron centros donde se acopia la ayuda para los damnificados de los recientes huracanes. Nadie pone en cuestión la solidaridad y necesidad de ayuda pero no se puede dejar de ver que en el fondo sirve como justificación para mantener expropiado un espacio que debe ser de todos e impedir que los maestros y el movimiento contra la reforma energética lleguen al corazón de la ciudad y del país.

Este despojo social del zócalo ha contado con el visto bueno del Jefe de Gobierno y con el silencio de buena parte de la sociedad que se dice harta de los maestros, opinión cultivada y moldeada por las empresas de comunicación. ¿Será que no caemos en cuenta que la expropiación del zócalo es la pérdida de un espacio público desde dónde se propicia el debate de los asuntos públicos?

La importancia de un espacio así crece cuando, como sociedad, no contamos con ningún mecanismo para hacer efectivo el derecho humanos colectivo de la participación en los asuntos públicos. En otros países cuando se intenta reformar la constitución el punto tiene que ir a plebiscito o referéndum y de esa manera la sociedad decide directamente lo que quiere. En México ahora las reformas constitucionales se acuerdan en el seno del Pacto por México, es decir entre un puñado de políticos pues ni siquiera el Congreso es un real foro de debate.

Por tanto, el zócalo debe ser de los ciudadanos para seguirnos recordándonos a nosotros y a la clase política que los asuntos públicos –como la educación, el petróleo, el desarrollo económico, etc. - no pueden ser asuntos de unos cuantos sino de todas y todos.

Édgar Cortez es Defensor de derechos humanos, investigador del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, ex director del Centro Prodh y ex secretario ejecutivo de la Red de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario