Estas medidas suscitan de nuevo el temor de la prensa a ser criminalizada en el Estado mexicano, por buscar y difundir temas de interés público. Todo ello, sumado al contexto de violencia contra la prensa, impacta en el derecho a saber de la sociedad.
El mensaje se mandó a primeros de septiembre. El caso del fotoperiodista Gustavo Ruiz del medio SubVersiones es un ejemplo de agresión a periodistas que realizan su trabajo. Adicionalmente fue detenido arbitrariamente y sometido a un proceso criminal por presuntamente “agraviar a la sociedad”, cuando por el contrario, su trabajo era mantener a la sociedad informada.
Actualmente Gustavo Ruíz se encuentra en libertad provisional tras pagar la fianza demandada para que siga su juicio sin estar él en prisión. A pesar de que en diversos videos, fotografías y testimonios se ha intentado mostrar al Juez que sólo realizaba su trabajo y ejercía su derecho humano de buscar y difundir informaciones, es decir de libertad de expresión, se decidirá si es culpable o no de las acusaciones en su contra.
De esta forma, han bastado unas declaraciones (no contrastadas) de la policía para que se presuma que el fotoperiodista es culpable del delito de “resistencia de particulares” y de “ultrajes a la autoridad”.
Es sorprendente que una de las ciudades considerada como más progresistas en el respeto de los derechos humanos, mantenga la existencia de crímenes que protegen el honor de las autoridades gubernamentales en clara oposición a las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.
El actual problema -que parecía haber sido superado- del efecto enfriador que la criminalización a la prensa ocasiona, ha reabierto el debate en México sobre la obligación de revisar toda ley o práctica gubernamental que inhiba el ejercicio de la libertad de expresión, empezando por las que permiten la privación de la libertad o el pago de cantidades exorbitantes como en el actual caso.
De lo contrario cada vez existirán menos periodistas interesados en cubrir temas que ocasionen algún tipo de riesgo y que, en casos como el de Gustavo le ha limitado en su posibilidad de cubrir una de sus fuentes o temas de información como era el de hechos noticiosos ocurridos en las calles y especialmente en contextos de manifestaciones públicas.
SubVersiones, el medio de comunicación al que pertenece el fotoperiodista, es parte de una generación de medios de comunicación que aprovechando las facilidades de la tecnología, han logrado valerse de internet para ofrecer a la sociedad mexicana una información diversa a la tradicional, además de hacerlo en tiempo real.
Es así, que este medio electrónico al igual que otros, se posiciona rápidamente como una fuente de información y que ha reabierto el debate sobre la función de la prensa en México así como los deberes del Gobierno.
Estas obligaciones pasan no sólo por evitar actos en su contra, sino por garantizar el ejercicio de su libertad de prensa y en consecuencia la necesidad de adoptar protocolos de atención tanto por los cuerpos de seguridad como de las autoridades sean administrativas o judiciales.
Otro aspecto que las autoridades mexicanas deberán aprender, es cómo reaccionar ante la ciudadanía que quiere buscar y difundir informaciones de forma esporádica, y que adicionalmente se ha vuelto una alternativa de la sociedad para ejercer su derecho a saber lo que ocurre en las calles.
Sin embrago, acciones como las de los actos de criminalización ocurridos este mes en México terminarán impactando a la sociedad en su conjunto con el efecto del vacío de información.
En conclusión, la prensa en México no sólo debe estar preparada para evitar agresiones físicas (asesinato, desapariciones, etc.), sino que ahora debe poder contar con dinero suficiente para pagar por su libertad y así seguir informando a la sociedad.
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