lunes, 22 de julio de 2013

Y ahora… la batalla de los cárteles por Nuevo Laredo

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JORGE CARRASCO ARAIZAGA Y JUAN ALBERTO CEDILLO.

Contra lo que afirma el gobierno de Peña Nieto, el vacío que deja la detención de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, sólo augura más violencia. Y aun cuando algunos sicarios de Los Zetas se apresuran a declarar al Z-42 –hermano del detenido– como nuevo jefe, no dejan de advertir la necesidad de mantener la unidad en la organización, sobre todo ahora que los cárteles rivales preparan la toma de la estratégica plaza de Nuevo Laredo.

MÉXICO, D.F. En el cambiante mapa del narcotráfico en México la próxima batalla estratégica será por Nuevo Laredo, el bastión de Los Zetas dominado por Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, hasta su detención el lunes 15. Sus antiguos aliados del Cártel del Golfo (CDG), en asociación con Joaquín El Chapo Guzmán, se preparan para el asalto de esa plaza.

Defender Nuevo Laredo será la principal prueba para Óscar Omar Treviño Morales, El Z-42, llamado a suceder a su hermano mayor en el liderazgo de la organización más violenta de la delincuencia organizada en el país y con presencia transnacional, al grado que Estados Unidos la incluyó en su lista de “terroristas”.

La historia de Los Zetas no se acaba con la detención del jefe que apenas el año pasado se impuso sobre las demás bandas a base del terror y la división. Su consolidación fue paulatina, después de separarse del CDG.

Pocos se metían con Miguel Ángel Treviño. Ni siquiera se atrevió Genaro García Luna cuando estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad Pública. Uno de los fundadores de la organización, Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Z-7 o El Mamito, declaró el pasado 29 de abril ante la Corte federal de Estados Unidos en Austin, Texas, que al Z-40 lo dejaron crecer durante los gobiernos del PAN.

De acuerdo con El Mamito, el gobierno de Felipe Calderón recibió información de un testigo protegido de la agencia antidrogas estadunidense (DEA) sobre los movimientos Miguel Ángel Treviño, a quien le lavaba dinero en Estados Unidos.

Ramiro Villarreal Guajardo, El Gordo, comenzó a trabajar para el Z-40 en 2009. Empezó comprando caballos cuarto de milla para su patrón, luego se hizo cargo de la administración de otros negocios en Estados Unidos. En septiembre de 2010 fue detenido por la DEA y decidió convertirse en informante cuando las autoridades estadunidenses le ofrecieron quitarle cargos y reducir su condena.

Durante casi un año cooperó con esa agencia y el Buró Federal de Investigación, cuyos agentes grabaron todas sus conversaciones con los hermanos Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales. En una ocasión alertó a la DEA que el Z-40 estaría en una carrera clandestina de caballos en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

La DEA informó a las autoridades de México sobre la ubicación del narcotraficante. Los oficiales mexicanos enviados a capturarlo sólo le tomaron fotografías. Su detención habría desatado una balacera, arguyeron. Además, el capo se movía con una escolta de más de 20 pistoleros.

(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1916, ya en circulación)

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