lunes, 10 de junio de 2013

Frívola, alcaldesa de Monterrey: PRI

FUENTE: LA SILLA ROTA.
AUTOR: HUGO ALBA/ RIVELINO RUEDA.

Las senadoras Marcela Guerra y Cristina Díaz criticaron las declaraciones de la presidenta municipal.

Marcela Guerra Castillo, senadora del PRI por Nuevo León, arremetió en contra de la panista Margarita Arellanes Cervantes, alcaldesa de Monterrey, a la que calificó de frívola, por el acto puramente religioso en el que “entregó” esa ciudad a Dios para que su reino de paz y bendición se instalara en ella.

Por su parte, la ex secretaria general del PRI y también senadora por Nuevo León, Cristina Díaz Salazar, consideró que la presidenta municipal de la capital nuevoleonesa, se movió sobre una línea “muy delicada” de la legalidad, pues pudo trastocar la laicidad, es decir, la separación que existe entre la Iglesia y el Estado.

“Creo yo que es un tema que merece un análisis jurídico. Entiendo la intención de la oración, lo que si queda clara es que es una línea muy delicada de legalidad en la que se puede cruzar en cualquier momento.

“(…) Inclusive, llevarnos a malas interpretaciones no solamente jurídicas, sino políticas. Seguramente será un asunto que debe estarse analizando en la Subsecretaría de Población y Asuntos Religiosos”.

Por su parte, la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, América del Norte, Marcela Guerra, afirmó que el evento “Monterrey Ora” lo organizó Arellanes Cervantes sólo para ganar popularidad.

“Es una forma para llamar la atención, una forma para generar polémica, para generar popularidad. Esa es creo yo la estrategia que está siguiendo la alcaldesa, porque creo yo que lo que más funcionaría más que buscar popularidad, sería buscar eficiencia y eficacia en la administración pública de su municipio.

“(…) Nosotros la conocemos no de ahorita, de años, y los que estamos en política sabemos cuándo hay frivolidad y falta de seriedad en declaraciones. Creo yo que hay que enfocarnos más a evaluar su desempeño, que estar debatiendo la forma en qué busca ganar popularidad”.

En su acto, Margarita Arellanes argumentó que sólo “la luz de la fe de Dios puede desvanecer las tinieblas”, con lo que abrió así puertas del municipio regiomontano “a Dios como la máxima autoridad”, pidiéndole que entrara a la ciudad y la hiciera su habitación y habitara también en los corazones de cada uno de los regiomontanos.

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