martes, 25 de junio de 2013

Crisis en el PAN por “poder y dinero”: Fernández de Cevallos

FUENTE: PROCESO.

MÉXICO, D.F. (apro).- Alejado de toda actividad partidista, el panista Diego Fernández de Cevallos analiza la nueva crisis por la que atraviesa su partido, el PAN, y no duda en afirmar que se trata de un pleito de “poder y dinero”.

En declaraciones a Radio Red, el excandidato presidencial lo dijo de esta manera:

“En esta (crisis) hay de todo, y sobre todo está contaminada en buena medida por peleas de poder y de dinero que no se habían dado en estas condiciones y en esta magnitud.

“La crisis es explicable, pero no es normal ni aceptable, es una crisis diferente a las anteriores, sin dejar de reconocer que había pasiones humanas, protagonismos, mezquindades en algunos momentos, aquello era una lucha diferente cuando había pugnas en el PAN”.

Fernández de Cevallos confió en que el ambiente dentro de su partido se tranquilice y que vuelva el orden, pero para ello, reconoció, todos los panistas deben participar para resolver la crisis sin buscar culpables.

“Las dos partes, o todos los que están en conflicto, estoy seguro que se dan cuenta que esto no le sirve a nadie, ni a ellos mismos, ni al partido, ni a México”, aseguró.

Los conflictos al interior del partido, dijo, deben resolverse para que Acción Nacional pueda ser un instrumento útil para la democracia y para resolver los problemas del país.

“Se tiene que resolver este problema interno y tendrán que encontrarse las fórmulas”, apuntó.

Según el panista, los ciudadanos se dan cuenta de que la pugna en el PAN es entre dirigentes y que subyace el Acción Nacional que se ha conocido durante mucho tiempo, por lo que el partido, agregó, tiene buenas posibilidades de ganar en varios estados el próximo 7 de julio, cuando se realizarán elecciones en 14 entidades de la República Mexicana.

En la edición que circula esta semana (1012), la revista Proceso da a conocer que la nueva crisis del PAN inició cuando a mediados de abril pasado Ernesto Cordero, aún coordinador de la bancada del PAN en el Senado y presidente de la Mesa Directiva, se reunió en privado con Luis Videgaray, secretario de Hacienda del gobierno federal y contemporáneo suyo en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

De acuerdo con el texto de Jenaro Villamil, el propósito de Cordero era pedir al gobierno de Enrique Peña Nieto, a través de Videgaray, que definiera a quiénes quería como interlocutores en el Pacto Por México: al grupo de Gustavo Madero –a quien le quedaban “sólo unos cuantos meses” como presidente del PAN– o a los senadores que él encabeza en el Senado, a quienes, dijo, “nos quedan cinco años” en ese cuerpo colegiado.

Desde entonces quedó claro que la disputa entre corderistas y maderistas en el Senado, donde el PAN tiene 38 curules, no era por el contenido y el método de las reformas aprobadas en el Pacto por México, sino por la interlocución política con el gobierno priista.

Pero la fractura al interior del PAN quedó marcada desde la definición de la lista de candidatos plurinominales al Senado en 2012. Los más importantes colaboradores del gabinete de Felipe Calderón garantizaron una posición privilegiada para acceder a la cámara alta, empezando por el propio Cordero, quien perdió la contienda interna frente a Josefina Vázquez Mota.

Cuando el presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, se enteró del encuentro entre Cordero y Videgaray, decidió remover de la coordinación a Cordero, según confirmaron a Proceso varios senadores panistas que exigieron el anonimato. Madero hizo público el anuncio el 17 de mayo.

El pretexto fue la presunta desobediencia de Cordero a los lineamientos de la dirigencia nacional panista sobre la reforma política y electoral. Tres días antes, Cordero apoyó la propuesta de 30 puntos presentada con su homólogo del PRD, Miguel Barbosa Huerta.

El asunto no era sólo desobediencia, sino una lucha frontal de grupos. El 18 de mayo, desde su refugio en Estados Unidos, el expresidente Felipe Calderón lanzó un tuit con una clara dedicatoria a Madero y contra su decisión de remover a su antiguo colaborador desde el gobierno de Vicente Fox.

Frente a la presión de los calderonistas-corderistas, Gustavo Madero decidió nombrar a Jorge Luis Preciado –de escasa trayectoria nacional pero leal a él– como coordinador de los senadores panistas; lo hizo de manera atropellada.

Los 22 legisladores corderistas lo desconocieron. Y comenzaron a preparar una reforma al reglamento interno de la fracción para quitarle el control administrativo y político a Preciado; evitaron que removiera a los presidentes de comisiones o tuviera acceso a los millonarios recursos de la bancada.

El jueves 13, Javier Corral demandó una auditoría a la coordinación de Cordero porque, dijo, “durante esta gestión se han manejado recursos de manera indebida, incluso podría catalogar como desviación de recursos públicos a los allegados al expresidente Felipe Calderón”.

El escándalo sobre el manejo irregular de millones de pesos de la bancada se desató cuatro días después, el lunes 17, en los medios de comunicación. Se confirmó que Cordero creó “asignaciones especiales trimestrales” (entre 350 mil y 430 mil pesos) que entregó a algunos miembros de la bancada.

Cinco legisladores corderistas acumularon préstamos por 940 mil pesos: 300 mil para Roberto Gil Zuath –que fueron un “préstamo personal” a Juan Ignacio Zavala– y 160 mil para cada uno de los cuatro legisladores que, con esos recursos, pagaron una “asesoría extranjera” para exigir la recuperación del dinero que los hermanos Moreira depositaron en Estados Unidos. Entre ellos estaba Luis Fernando Salazar, cuya hermana trabaja en el despacho de asesores.

En medio de esta polémica, Preciado quedó embarcado. Jorge Luis Lavalle, exvicecoordinador administrativo con Cordero, lo acusó de haber autorizado asignaciones por 430 mil pesos entre el viernes 7 y el lunes 10 por “gestión legislativa”.

Preciado se defendió echándole la culpa a Cordero. El miércoles 19 lo acusó de haber autorizado el lunes 10 un “depósito anticipado” por 16.3 millones de pesos para los 38 senadores panistas. “Yo no autoricé y no tengo nada qué ver con ese dinero”, respondió Cordero.

Ese mismo día, 23 de los 38 senadores del PAN se reunieron, al margen de la dirección nacional del partido, para hacer 17 reformas a los estatutos de la bancada para quitarle el control financiero, político y operativo a Preciado.

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