jueves, 9 de mayo de 2013

Judiciales detienen y torturan a joven deportista chetumaleño; querían “sacarle” información

FUENTE: PERIODISTAS QUINTANA ROO
AUTOR: Julián Marquez.

“Me citaron en la plaza con engaños, me subieron a la fuerza a una camioneta, me llevaron a una casa deshabitada y me torturaron poniéndome bolsas en la cabeza para que no respirara. Querían que le entregara a mi amigo E. porque según ellos yo sabía dónde estaba. Me cachetearon, me golpearon el abdomen y la cabeza, y no me dieron de comer durante dos días”, señaló C.A.C.M., adolescente jugador de Tercera División Profesional de Fútbol, y a quien durante el fin de semana pasado agentes de la Policía Judicial “levantaron” para “sacarle” información de un hecho delictivo ocurrido en días pasados.

Sin embargo, luego de haberlo torturado durante 48 horas, los agentes policiales al mando de Fredy Castro Piña le notificaron a los familiares que se habían confundido y lo dejaron en libertad, sin ni siquiera ofrecerle una disculpa. “Fueron los dos días más desesperantes que he vivido en mi vida”, asegura el joven de 16 años, que su único delito fue tener una amistad con quien la Policía Judicial considera que está involucrado en un asesinato.

En entrevista exclusiva, C.A.C.M., relató cómo fue que el pasado sábado fue “secuestrado” por los judiciales y asegura tener miedo a que los “guardianes del orden” tomen represalias en su contra y le hagan daño a su familia, pues dijo que, “a golpes me hicieron que les mostrara mi casa y a mis papás, también me forzaron a dar toda la información de mi familia, coche, domicilio, y amigos”.

El entrevistado señaló que durante la tarde del pasado sábado 4 de mayo recibió mensajes telefónicos de texto de su amigo E., quien lo invitaba a salir de fiesta durante la noche, a lo que por la amistad que los une desde hace años en el medio deportivo accedió.

Dijo que E. lo citó a las fueras de una tienda en conocida plaza comercial, a las 11 de la noche, por lo que acudió a ese sitio sin tener la más mínima sospecha de que todo era una trampa que le formaron elementos de la Policía Judicial del Estado (PJE) adscritos a la Zona Sur.

Abundó que al llegar al sitio acordado estuvo parado por un momento y se le acercó un sujeto, el cual le preguntó si a quien esperaba y a lo que él respondió que a un amigo, por lo que el hombre se puso insistente y quiso saber a qué amigo esperaba, siendo que sólo procedió a señalarle que a E., sin embargo, fue en ese momento cuando el masculino lo sujetó y de manera paralela se detuvieron una camioneta y un automóvil, y de ahí descendieron cuatro personas más, y entre los cuatro lo obligaron a subir a la camioneta y desafortunadamente nadie pudo brindarle ayuda a pesar de que pidió auxilio a gritos.

Señaló que al preguntarles a las personas porqué lo estaban llevando, los sujetos sólo respondieron que eran judiciales y que tenía que acompañarlos, pero al solicitar que mostrarán las placas de identificación oficial estos no accedieron y lo esposaron.

Dijo que sólo sentía como la camioneta cerrada circulaba, mientras que un sujeto que tenía aliento alcohólico empezó a tocarle los glúteos por un lapso de aproximadamente 15 minutos y luego llegaron a las instalaciones de la Policía Judicial del Estado (PJE), en donde los supuestos agentes se entrevistaron con otros los cuales les notificaron que “en las oficinas no se podía hacer el trabajo (tortura, pero los judiciales le llaman trabajo de investigación)”.






“Uno decía en mi oficina no, tendrá que ser en la tuya, y me llevaron a otro lado, luego me arrodillaron y me dieron una cachetada, pero como llevaba vendados los ojos no me di cuenta de quién era. Me preguntaron si conocía a mi amigo E., que si sabía si pertenecía a alguna banda. Me preguntaron en donde trabajan mis papás y si no respondía me pegaban más cachetadas”, comentó.

El joven señaló que los oficiales le pidieron la contraseña de su celular y le comentaron que si había tenido contacto con E., a lo que el relató lo que había sucedido, sin embargo, le señalaron que “vas a cooperar o te golpeamos más”. Por el miedo, dijo que cuando le preguntaban de el domicilio de su amigo, proporcionaba uno distinto, pues dijo que “si me iban a matar a mí, porque iban a hacerlo con mi amigo”.

C.M. aseguró que después de los golpes en el abdomen, cachetadas y golpes en la cabeza, los judiciales le dijeron que le sacarían la información a como diera lugar, y empezaron a colocarle bolsas en la cabeza para que no pudiera respirar, por lo que fue así como procedió a darle todos los informes de su familia y del domicilio de su amigo y todo lo que tenía relación con él (E.).

Dijo que los llevó a cada uno de los lugares que su amigo concurría, incluso los llevó a su domicilio, así como fue obligado a señalar el domicilio de sus familiares e incluso identificar a cada uno de ellos, pues los agentes vestián de civiles, y en camionetas cerca de las viviendas y a distancia realizaban las “investigaciones”.

El jugador del equipo de Tercera División Profesional “Tigrillos de Chetumal”, abundó que ya al día siguiente (domingo 5 de mayo), los judiciales continuaban golpeándolo, sin embargo, le vendaban los ojos cada vez que lo hacían. “Recuerdo que me llevaron a la colonia Pacto Obrero donde yo había ido por una amiga días antes y me dijeron que si no decía donde estaba E. que me cortaría un dedo y se lo llevarían a mi mamá como regalo de 10 de mayo”.

Comentó que horas después pidió algo de comer pero los alimentos le fueron negados, pues un judicial de nombre Samuel Caamal Dzib, quien le había amenazado con cortar un dedo, dijo que “si ni yo he comido bien y le vamos a dar a este pobre perro”, por lo que no le quedó más que no volver a pedirle nada a quienes supuestamente están para salvaguardar la integridad de los ciudadanos.

Afirmó que las noches se le hicieron demasiado largas, pues los judiciales Samuel Caamal Dzib y Luis Alberto Cámara Briseño, cuyos nombres logró ver en los expedientes que se estaban integrando conforme sus declaraciones, durante las noches lo sacaban de las instalaciones y en la camioneta lo golpeaban para que “dijera la verdad”, pues ellos aseguraban que sabía dónde encontrar a A.E., a quien ellos investigan por el homicidio de un taxista.

Puntualizó que cuando todo parecía no tener salida, escuchó voces en la guardia de la Policía Judicial y las cuales señalaron que eran sus padres, y gritó incansablemente hasta terminar en el llanto y fue así como sus padres lograron dar con él. Todo esto ocurrió aproximadamente a las siete de la mañana del lunes 6 de mayo, y en cuestión de horas quedó en libertad, pues a los judiciales ya se les había “caído el teatrito”.

Es necesario recalcar que la detención de este joven, se llevó a cabo con un “cuatro” que los judiciales organizaron, pues supieron que C.M. era amigo de A.E. cuando ubicaron su nombre en el teléfono celular propiedad de este último y el cual fue encontrado en el lugar donde se perpetró el asesinato de un taxista en la colonia Pacto Obrero.

Cabe mencionar que este tipo de “investigaciones” se comenzaron a realizar luego de la llegada de Fredy Castro Piña como director de la Policía Judicial en la Zona Sur y Centro, pues en la Zona Norte donde estaba inscrito anteriormente practicaba las mismas hazañas para poder “esclarecer los delitos”. No es la primera persona que ha sido víctima de estos abusos, los cuales han derivado en recomendaciones de Derechos Humanos pero que nunca han terminado en el despido de los agentes.

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