viernes, 15 de febrero de 2013

No hay guerra pero se rompen vidrios en el caso CCH UNAM

Fuente; Aristegui Noticias
Por:Gustavo Sánchez

Sin fecha para la solución del conflicto, ni la autoridad educativa ni los protestantes ceden para liberar la dirección general del Colegio de Ciencias y Humanidades, en Ciudad Universitaria.




Un documento de 12 puntos sobre la actualización al plan de estudios y la detención de sus compañeros estudiantes en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Naucalpan, Estado de México, los trajo hasta aquí: la dirección general del colegio, a unos pasos del edificio de rectoría, en Ciudad Universitaria, Distrito Federal.
Después de ocho días de haber tomado estas instalaciones, hay vidrios rotos, sillas tiradas, barricadas, y las cenizas de fogatas apagadas, ‘los restos de la batalla’.

Cartulinas con diversos mensajes tapizan las paredes que dan hacia afuera: “Se viola la autonomía de la UNAM y ¿y nos preocupa más un vidrio roto?”, “ni porros ni traidores, ¡CCH´s unidos!”, “las autoridades claro que negocian pero con violencia y represión”, “si hubiera soluciones no habría huelgas ni plantones”.

A la dirección general no pasa cualquiera. La puerta se mantiene cerrada con zapapicos, piedras, cadenas, tubos y otros objetos.  Del otro lado de la reja, una joven duerme –al parecer no ha descansado bien-, y recuerda de vez en cuando. Ella tiene una buena parte de su rostro cubierto, recostada sobre un sillón, el cual estaba bajo techo y ahora permanece en la intemperie.
Frente a la joven dormida, está una fogata apagada y una mesa al costado, en la que hay botes con algunos pesos y billetes, refrescos a medio tomar, tazas, periódicos viejos mezclados con los del día.
Para una entrevista, aparecen dos jóvenes, hombre y mujer; una no tiene más de 18 años y el otro no más de 25. Sus nombres, se los reservan. No se ven alcoholizados, drogados, o violentos, como algunos medios los calificado por tomar este centro operativo del CCH.
“Desde un principio se dejó claro que las instalaciones no se soltarían hasta que hubiera un resolutivo al pliego petitorio que nosotros presentamos y bueno pues hasta la fecha ni la rectora Laura Lucía nos ha querido dar una solución”, comenta la joven de la CCH Naucalpan, quien fuera detenida a inicios de febrero en la irrupción de la policía estatal, que ingresó a petición de las autoridades educativas, quienes denunciaron la existencia de un grupo de porros.
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¿Quiénes son los porros?
Nota periodísticas consignaron que el 5 de febrero pasado en el CCH Naucalpan hubo “jóvenes que lanzaron bombas molotov, rompieron vidrios de la dirección del plantel, y que rociaron gasolina en el lugar”.
Sobre su detención, la joven tiene su propia versión: “Ese día (5 de febrero) se planeaba una toma de la dirección del CCH Naucalpan, nos informan que la policía ya está afuera junto con la FEN, Federación Estudiantil de Naucalpan, que son los porros y por seguridad se decide que en vez de tomar la dirección se toma el plantel, teníamos apoyo de la comunidad, y cuando subimos para cerrar las puertas los mismos directivos nos empiezan a violentar, nos empiezan a insultar, un profesor empieza a golpearme, a jalarme, de hecho todavía traigo moretones, así con cada uno de los compañeros”.
“Una vez que nos sacan del plantel, los porros empiezan a golpearnos, la policía también empieza a golpearnos, nos empezaron a decir que éramos unas nacas… desde el principio se propició la violencia”.
-¿Qué hacían ahí porros, cómo los identifican?
“Ha sido siempre el grupo de choque de los directivos, siempre que hay algún movimiento los directivos llaman a este grupo, siempre vienen gritando consignas y ellos mismos dicen que son porros, de hecho, hay veces que te golpean y dicen ‘este es un regalo de la FEN’, ‘esto viene por cortesía de la FEN’”.
La joven estuvo detenida 19 horas en la Fiscalía Especializada para Adolescentes ubicada en Barrientos, Tlalnepantla, después del conflicto del 5 de febrero. Las acusaron por lesiones a una de sus propias compañeras, a quien le explotó un petardo y fue hospitalizada, además de “daños al patrimonio universitario”. Le hicieron una prueba para detectar restos de pólvora en sus manos, no encontraron, y la liberaron.


La pueta cerrada, diálogos sin negociaciones
La fallida toma de la dirección de Naucalpan, el ingreso de la policía a dicho CCH –lo que consideran una violación a la autonomía de la UNAM-, las detenciones, las denuncias de “arbitrariedades”, y por supuesto su oposición a los 12 puntos de la actualización del plan de estudios (que ya sólo son ocho), llevaron a los estudiantes a tomar la dirección general del CCH, al sur de la Ciudad de México, el pasado 6 de febrero.
El joven explica su pliego petitorio a las autoridades universitarias: “La reinstalación de los compañeros (expulsados en Naucalpan antes de la toma), quitar cargos ante el Ministerio Público (de los detenidos el 5 de febrero), ningún tipo de represalias contra cualquiera de los que estamos participando en este movimiento, la derogación de los 8 puntos que quedan del documento base”.
Ellos aseguran que la autoridad educativa no está dispuesta a negociar nada y el diálogo es hasta “grosero”, tachándolos en los medios de vándalos y hasta de traficantes de drogas.
Un profesor del colegio, Fernando Martínez Vázquez, dijo en radio que las protestas tienen que ver con las medidas que ha tomado la dirección del CCH Naucalpan para impedir venta de dulces, bebidas alcohólicas y drogas (“narcotienditas”).
Ellos sostienen que en las tiendas sólo se venden dulces, frituras, alimentos, entre otras cosas, que sirven para que puedan sufragar gastos estudiantiles; añadieron que, para poder vender, tienen que pagar una cuota al “patronato” del colegio; 200 pesos por lo menos cada mes, según lo que se venda. Es decir, los tienen detectados, no son ventas clandestinas.
Cada quien tiene su propia concepción de los hechos; unos, con rostros tapados, continúan con la dirección tomada; mientras que la autoridad educativa dialoga más con los medios de comunicación, que con los propios estudiantes.
Horas después de la entrevista, habría una nueva mesa de diálogo con la directora, Laura Lucía Muñoz Corona y los protestantes. El acto programado terminó en confusión, unos acusando que no habían sido notificados y la autoridad señalando que los estudiantes faltaron.
-¿Cuándo va a terminar esto (la toma de instalaciones)?
-Hasta que la directora quiera-, suelta una de los jóvenes adentro de la dirección general del CCH.
Terminan las entrevistas adentro. Y cierran nuevamente la puerta.

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