viernes, 15 de febrero de 2013

"Benedicto XVI fue parte del encubrimiento sistemático de pederastas"

FUENTE: RUBÉN LUENGAS ENTRE NOTICIAS.


El ex sacerdote Alberto Athié nos habla de la renuncia del papa Benedicto XVI y del caso del cardenal Roger Mahony, en un detallado análisis de cómo el procedimiento eclesiástico fue omitiendo durante mucho tiempo las miles de denuncias de abusos contra menores en la Iglesia Católica.


No ha sido para nada fácil: Alberto Athié ya no es parte de la institución a la que pensaba dedicar su vida. Su embestida contra el poderoso padre Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo, le valió su trabajo, amistades y todo el esfuerzo de años de trabajo. Dice que el procedimiento de la Iglesia para atender los casos de abusos sexuales contra menores mantiene el secretismo y no protege a las víctimas.



Rubén Luengas: ¿Cuál es tu impresión (de la renuncia de Benedicto XVI)?

Alberto Athié: Pues mira, yo sí comparto esa parte que vuelve la sensatez al papado, porque yo creo que ha venido dándose un movimiento que iba concentrando prácticamente todo el tema de valor y credibilidad de la Iglesia en la autoridad del Papa (...) El papado de Juan Pablo II llegó al extremo de que ya el hombre no podía ni hablar ni moverse, estaba en un estado de deterioro total. Sin embargo él decía que él tenía que estar hasta el último instante de su vida hacia el Señor, porque eso era ser el Papa, eso era ser (San) Pedro, seguidor de Cristo hasta el final. Y hace poco el ex secretario particular del papa Juan Pablo II regañó a este papa diciendo que bajo ninguna manera el papa se puede “bajar de la cruz”. Hemos llegado a este extremo de que ser papa es hasta el final y aparte no se puede equivocar por ningún motivo (...) El sucesor de Pedro está sujeto a condiciones de humanidad, de cualquier ser humano que tiene problemas de salud, mental o físicos, pero por otro lado el Papa se puede equivocar, como se equivocó Benedicto XVI en temas muy importantes (...) Él fue parte integral durante muchos años del sistemático encubrimiento de miles de sacerdotes en todo el mundo, de obispos y cardenales que abusaron a niños (...)

En tu opinión, ¿por qué actuó así Benedicto XVI siendo cardenal, de este encubrimiento que comentas?

Yo pienso que, por un lado, tanto él como Juan Pablo II se encontraron con un procedimiento que la Iglesia había venido construyendo durante años y que consultó en los años 60, pero que además el código de derecho canónico asumió como válido (...) Y el primer principio del procedimiento es nadie, bajo ningún motivo, so pena de excomunión, puede denunciar a un victimario, pederasta, violador, abusador, fuera de la autoridad del obispo. Entonces el único canal para una persona que había visto algo era ir a ver al obispo (...) Y empiezan todos estos fenómenos que son conocidos en la historia de los Estados Unidos y en el mundo donde los obispos empiezan a denostar, a denigrar, a despreciar a los que acusaban (...) Si no funcionaban las exhortaciones (llamados a retiros espirituales a los acusados), les cambiaban de parroquia. Además, no debía saberlo ninguna autoridad de la sociedad civil, ningún policía (...)

Cómo ves este aspecto de que todavía hay una resistencia, incluso en ámbitos familiares, donde hay gente que mete la cabeza, que se molesta que uno hable de estos temas e incluso te quitan el habla...

Pues efectivamente, Rubén, yo perdí todos mis servicios al episcopado que tenía en ese momento. Pues como sacerdote cometí muchos errores y muchas situaciones, pero traté de servir a mi Iglesia en México, yo era secretario para la comisión para la paz en Chiapas, secretario de pastoral social, hice de presidente de Caritas internacional (...) en fin, tenía muchos servicios maravillosos que además me llenaban el corazón. Me sacó de todo Norberto Ribera, me sacó de todo, me forzó a aceptar un trabajo a condición y si no lo aceptaba entonces me tenía que salir del país, por lo cual me fui del país, me fui a Estados Unidos, a Chicago. Pero sí definitivamente hubo una represión y (Marcial) Maciel y su caso era el “intocable” de la Iglesia (...)

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